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Capítulo 14:

Una carta y un collar.



La conversación con Marie no llegó a ninguna respuesta concreta, estaba claro que la propuesta de Erwin era absurda, pero casarse con un hombre que no amaba y que esperaba de ella todo aquello que no deseaba lo era también, así que, era el momento de poner las cosas en balanza y ver cuál de las dos daba más peso.

Casarse con Erwin ¿Qué le esperaba? Ella lo entendía, sí, pero sería la esposa de un hombre que de puertas para afuera la amaría y respetaría pero detrás de la fachada tendría un amante con quién violentaría los votos sagrados que en el altar habría hecho, su vida no dejaría de ser una mentira.

Exhaló con pesar y jugueteó con su argolla de compromiso, el corazón le dio un pequeño vuelco cuando escuchó la puerta del camarote abrirse, Nile entró y se acercó a ella depositando un pequeño beso en su mejilla, aquél gesto siempre la había incomodado, pero desde luego no podía demostrárselo, así que apretaba los labios fingiendo una sonrisa sintiendo ese caliente tacto que a la vez picaba por la barba que Nile llevaba y cuya esencia a veces acompañaba un aroma a alcohol o a cigarro.

-¿En qué piensas, amor mío? –Le susurró al oído.

-No es nada. –Contestó ella.- Creo que los días a bordo del barco me han agotado ya.

-Uhm, ya veo, esperaba que este viaje te resultara mucho más estimulante, tú sabes, con nuestra boda tan cerca.

Marie agachó la mirada.

-¿Por qué durante la noche no tomamos un rato más con Mike, Nanaba y Erwin? –Prosiguió Nile.

-Estoy de acuerdo.

-Llévate el collar que te obsequié, cuando lo abriste enfrente de todos, apenas y diste oportunidad de que lo miraran, aunque comprendo que te diera desconfianza por el amigo ese que Erwin llevaba, yo tampoco me sentí muy cómodo ¿Pero qué decirte? ¿Por qué aplazar el gran momento de dar un gran regalo a mi amada esposa por un pobretón presente? Oh no, así no funciona el mundo, si estás arriba, demuéstralo o de lo contrario te van a pisotear ¿Entiendes eso?

-Yo...

-Desde luego que no ¡Pero no te preocupes! Basta con que seas así, guapa, callada y fiel, querida. –Acarició el rostro de su prometida y después se apartó.

Marie lo escuchó dirigirse hacia la caja fuerte, aunque cómo siempre, no le prestó mucha atención más. 



//

Las siguientes horas transcurrieron en calma, al menos para Erwin, quién ya decidido a lo que quería, no iba a poner ni un poco de su energía en lamentaciones o melancolías, al contrario, debía tomar todos esos sentimientos y dejárselos claros a Levi, podía hacerlo de viva voz, esto desde luego, pero como escritor sabía que no habría mejor proposición que aquella que obsequiara escrita en un papel y allí estaba:

"No te voy a mentir al decir que esta la quinta carta que empiezo.

Y es que, por primera vez en mucho tiempo, la famosa hoja en blanco me ha dejado abrumado, no sabía cómo comenzar, no sabía la manera de captar tu atención y evitar que este fuera a parar a la basura como los 4 anteriores intentos que han resultad un fracaso.

Escribir novelas es más fácil, pues tengo la certeza de que por más asco que un libro dé siempre habrá alguien con mal gusto dispuesto a leer, pero esto es diferente, este escrito tiene un solo objetivo y es que quién lo lea seas tú, tengo que cuidar cada palabra, cada detalle, cada sentimiento que estoy plasmando aquí, incluso debo tener cuidado de no aburrirte ¿Debería contarte un chiste?

Me estoy alargando demasiado, creo que hasta tú lo notas, lo lamento.

Me gusta envolver las verdades entre palabras, quizás así su impacto es menor al dejarlas caer, así que, yendo a las verdades de lo que aquí quiero decir.

1. Estoy enamorado de ti.

Así, a secas, sin más comparaciones ni cursilerías.

2. Te amo.

No me preguntes por qué, porque ni yo tengo la respuesta a eso y si la tuviera significaría entonces que no te amo.

3. Quiero estar contigo.

A tu lado, en todos y cada uno de mis días.

4. No me importa lo que el mundo diga. 

Y sí a ti sí, entonces yo mismo construiré nuestro propio mundo.

5. No quiero vivir sin ti.

Porque de poder puedo, pero de querer eso nunca.

Si tienes una respuesta a esto, por favor vamos a vernos en el lugar dónde aquella noche te besé por primera vez, durante la hora de la cena, así nadie tendrá que vernos.

Ve, así tu respuesta sea negativa, necesito que me digas de frente de una vez por todas si lo nuestro ha sido mutuo o sin quien se ha inventado esto he sido yo, después de todo, es muy típico de mí. 

Siempre tuyo, Erwin Smith."

Con el pulso acelerado y los nervios floreciendo, entregó la carta a un mensajero, como cualquier niño de tercera clase, que quién por una pequeña recompensa accedió a llevar la carta al destinatario, indiferente al contenido, pero extasiado por los caramelos que en tierra firme compraría con sus primeros dólares americanos.

La ansiedad le había causado estar encendiendo un cigarro tras otro, recargado en una de las ventanas, mirando hacia el mar.

-Señor Smith. –Escuchó a sus espaldas.- ¿Este saco es suyo?

Un mesero sostenía el mismo saco negro que durante la noche anterior le había prestado a Marie, seguramente lo había olvidado en una de las sillas del comedor.

-Lo es. –Contestó Erwin.- ¿Podría llevarlo a mi habitación por favor?

-Claro que sí señor.

El mesero se despidió y caminó por el largo pasillo, al llegar al camarote de Erwin Smith dejó el saco colgado en un perchero y de su propio bolsillo sacó un brillante objeto el cual introdujo en uno de los bolsillos interiores de la prenda perteneciente a Erwin, el joven se secó las pequeñas gotas de sudor por la frente y salió a paso rápido, un mesero, uno de tantos, sin nada destacable, el ayudante perfecto que Nile había conseguido. 

Lover Boy // EruRi (Titanic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora