La intensidad de tu amor {Completa}

Capítulo 6

 Ulises está de pie en la acera luciendo una mágica e irresistible sonrisa y haciendo uso y abuso de su hoyuelo. Sus brazos están cruzados, esos brazos tan favorecidos por la camiseta sin mangas que lleva puesta y una capucha escondiendo parte de su rostro. Doy un suspiro de resignación y acercándome a la puerta giro la llave que aún estaba colocada en el cerrojo, hago un ademán para que entre. Cuando los dos se ven asienten con la cabeza mientras se transmiten algo en algún idioma de raro de miradas de macho.

 Nunca se llevaron bien. Claro, no es ninguna sorpresa viniendo de Ulises en su plan de macho alfa; pero me sorprende de Mat, un tipo tan calmado y centrado como él que se deje llevar por miradas asesinas de un tipo que no maduró jamás.

— Hola – dice luego de desviar su mirada de la de Mat. Tenía esa mágica sonrisa que me hizo temblar y no justamente de miedo. Lo saludo un poco confusa con la mano mientras él vuelve a observar a Mat con el ceño fruncido.

— ¿Qué estás haciendo aquí? – pregunto y regresa su mirada hacia mí, nuevamente sonriendo.

— Hablé con los chicos hoy, luego de que te fueras y me dejaras solo en tu casa después de satisfacer tus necesidades. – Lo miro con la boca abierta. Lo está haciendo a propósito. Hago un ademán para que prosiga mientras me pellizco el puente de la nariz, porque no hay forma de arreglar lo que seguramente Mat está pensando. – Me pidieron que te diga que necesitan una respuesta, si te vas a quedar con el departamento, si vas a buscar una nueva compañera o bueno, ya sabes... — me da un inapropiado guiño mientras su hoyuelo se profundiza aún más en su mejilla derecha.

— Bueno, veo que tienes algo que discutir – espeta Mat. – Nos vemos el lunes. — Se despide con la mano mientras que a Ulises lo saluda con un asentimiento. Una vez que se marcha, vuelvo a cerrar la puerta con llave.

Ulises se me queda viendo con una sonrisa plasmada en su rostro, no era como las que solía tener para cualquier mujer, repleta de pretensiones y sugerencias. Era como si hubiera algo gracioso en mi cara, pero cuando habló supe que no se estaba riendo de mí.

— ¿Qué le pasa a ese nerd? – pregunta a medida que se sienta sobre el mostrador.

— La pregunta correcta sería ¿Qué te pasa a ti con él? – espeto mientras perforo su hombro con mi dedo índice. – No haces más que incordiarlo cada vez que se ven, deberías darle una oportunidad. – Hace como si pensara.

— No, no creo que estemos en esa etapa todavía de nuestra relación. Danos un poco de tiempo, ya sabes... del odio al amor...

— ¡Eres un idiota! – doy un pisotón como una niña de cinco años y me dirijo furiosa al fondo donde había dejado la canilla abierta. La cierro y me apoyo sobre la pileta intentando calmar el monstruo que Ulises despierta en mí.

— Lo siento – dice demasiado cerca de mi oído. Apoya su mano en mi espalda haciendo movimientos circulares. Doy un profundo suspiro y finalmente me volteo.

— Está bien... — susurro poco convencida.

— ¿Está bien qué? Colo, esas dos palabras pueden llevarte muy lejos y no creo que estés lo bastante interesada aún en llegar al mismo lugar que estoy pensando en este momento viéndote así vestida como si un elefante rosa te hubiera vomitado encima. – Continúa moviendo su mano en mi espalda, realmente no solo su hoyuelo y su sonrisa son mágicos, su mano también lo es; por eso mismo no logro reaccionar a tiempo luego de su comentario. Su sonrisa mucho más amplia denota que está disfrutando demasiado esa situación.

— Serás mi nuevo compañero de piso; no quiero mudarme y como ya estás al tanto de lo que nunca le cuento a nadie, creo que sería conveniente que tú lo seas. – Su hoyuelo se hace más profundo porque su sonrisa es cada vez más grande. – Pero tienes que saber que tengo reglas – le entrego un jarrón. – Colócalo sobre el mostrador.