Ulises no emite sonido desde el otro lado del sofá mientras bebe de a pequeños sorbos su café que seguramente ya está frío. Yo estoy a la espera del veredicto que me llevaría a experimentar nuevamente la sensación de un corazón roto. Quiero irme, no quiero escuchar la verdad de sus labios, quiero arrancarme el corazón y no sentir todo esto que estoy sintiendo.
— ¿Te puedo decir algo? —Dice finalmente ante ese silencio que se había tornado incómodo. Asiento con mi cabeza—. Sabes que creo que eres adorable, creo que te lo he dicho todo el tiempo desde que nos conocemos. Sé también que no he sido el tipo más encantador desde el principio, que he pensado innumerables veces haciéndote cosas que seguramente tu duchador no te hace sentir como deberías y no he sido un santo en mi cabeza cuando me imagino sobre ti. He tenido la oportunidad de enmendar todos mis errores y no hice más que cagarla una y otra vez, pero juro que lo intenté, intenté cambiar viendo más seguido a Lyna para que te dieras cuenta de que no soy el mujeriego como todos dicen... —Ruedo los ojos—. Bueno, si lo fui, no te lo voy a negar; disfruto el sexo como descarga, sin esperar nada después. Esa fue siempre mi definición, mi ideología. —Siento el puñal abrir de punta a punta mi corazón y juro que puedo ver el salero en su mano dispuesto a tirarlo sobre mi herida abierta—. Hasta que conocí a alguien, digo que en verdad la conocí. Nunca me había interesado en alguien como lo hice con ella. Es muy atenta a todo, tiene el corazón más noble y sobre todas las cosas me comprende y me da esos interminables abrazos que espero con ansias cada día. Con ella puedo ser yo mismo sin temer a que finalmente me dé una patada en el culo.
— Me alegro por ti, cariño. Me alegra tanto que por lo menos tú no hayas renunciado a creer en el amor. —Lo interrumpo, obligando a mis lágrimas a no delatarme.
— Déjame terminar, Colo. —Hago un ademán para que prosiga y se aclara la garganta—. Es difícil para un tipo como yo reconocer todo esto. Los tipos debemos ser el sexo fuerte y no ir con ñoñerías solo para conquistar a una chica; pero yo creo que esta chica en particular se merece todas las cursilerías del mundo, se merece a un tipo que esté loco por ella, que esté cuando lo necesite sin que se lo pida y un tipo que la entienda. —Se acerca más a mí hasta que nuestras rodillas se tocan—. Me necesitas, Colo. Yo te necesito y no me importa si ya renunciaste a enamorarte porque creo que lo siento por ti es suficiente para los dos. Me enseñaste a saber escuchar, a comprender, a pensar no solo en mí. Me enseñaste a ser humano y no solo un pito con piernas.
— Uff, ibas tan bien, cariño y ahora tendré esa última imagen en mi cabeza toda la semana. —Digo mientras lo golpeo con uno de los almohadones en la cabeza.
— Me encanta cuando me hablas sucio... —Dice con una sonrisa en sus labios—. Y también sé que lo haces para no afrontar lo que estás sintiendo ahora, lo entiendo y te esperaré el tiempo que necesites para darte cuenta de todo. —Deja un beso sobre mis labios y vuelve a sonreír. Toma una de las galletitas y la mete en su boca, cuando empieza a masticar su cara se transforma y termina escupiéndola dentro de su taza—. Por Dios, Colo ¿de dónde sacaste esta mierda?
— Estaba esperando que las comieras para ver tu reacción y la verdad, fue impagable.
— ¿Impagable? ¿Te estás burlando de mí? —Pregunta aparentando indignación—. Impagable va a ser que te hagas pis encima de las cosquillas que te voy a hacer.
— No te atreverías... —Coloco mis brazos en jarra y lo observo desafiante, lo que provoca que su hoyuelo comience a echar chispas y me da el tiempo necesario para levantarme y poner el sofá entre nosotros.
— Vas a pedir clemencia, colorada. —Dice mientras se sube sobre el sillón para finalmente atraparme.
Sus cosquillas son suaves, como una caricia y estoy más que segura que son una vil excusa para lograr tocarme. No lo detengo, me dejo llevar porque siento que hace siglos lo estoy deseando. Sus manos están por todas partes, como queriendo aprenderse de memoria cada rincón de mi cuerpo, cada centímetro. Mi piel comienza a tomar temperatura a medida que la ropa va desapareciendo, a medida que con mis manos acaricio y descubro cada rincón suyo.

ESTÁS LEYENDO
La intensidad de tu amor {Completa}
RomanceMe ha llevado tiempo, pero al fin he conseguido estabilidad emocional y económica. Mis amigos se transformaron en mi familia, Julia es mi cable a tierra, la que me consuela en esos días que no puedo dormir y su novio Leandro, se convirtió tan rápid...