— ¿Pedimos algo? —Es lo primero que dice Ulises una vez que entramos al departamento, luego de haber pasado la tarde en el parque.
No respondo, me encuentro completamente sumida en mis pensamientos. Si Julia y Leo tenían un amor que iba a durar lo que tenía que durar y lo estaban disfrutando en verdad minuto a minuto ¿Por qué tenía que basarme solamente en la historia de mis padres para armar mi propia teoría acerca del amor?
— Tierra llamando a la chica del duchador... —Y lo vi ahí junto a mí, tan esponjoso y suave que no pude contenerme, el golpe de un almohadón le da justo en la cara a pesar de que estamos a varios metros de distancia.
— ¡Maldigo el día que te dije lo del duchador! —Él solo se ríe, pero su sonrisa se desvanece cuando mira la pantalla de su celular, su ceño está fruncido mientras levanta su vista hacia mí.
— Lyna dice que preparó algo y que quiere venir...
— Es tu chica y es tu decisión. Solo avísame si tengo que ponerme los auriculares para no escuchar cómo sacuden la cama.
— Vamos, compartimos el piso, es justo que decidas tú también si ella puede venir.
— Estás buscando una excusa para decirle que no. —Se encoje de hombros—. ¿Para qué estás con ella si no quieres verla?
— No hay que abusar de los primeros días, Colo, hay que extrañar a la gente para tener un poco más de aprecio hacia ellas. —Se acerca a mí tan rápido que ni siquiera noto cuando se detiene tan cerca que puedo sentir el aroma de su colonia, esa que me embriaga cada vez que entro al baño después que él se ducha. Doy unos pasos hacia atrás.
— Estás divagando, Ulises... A mí me ves todos los días y sin embargo siempre encuentras un motivo para escribirme algún mensaje o pasarte por la florería. No me vas a decir que en esos minutos me extrañas. —Retrocede un paso. O di en el clavo o me estoy adelantando a los hechos.
Quiero cambiar de tema, esta conversación se está volviendo un poco profunda para mi gusto y no estoy segura si para él también lo es. Pero en lo único que puedo pensar es en cómo aun no estando cerca, puedo ver los detalles en el color de sus ojos. Esos matices grises y el azul profundo.
Sacudo la cabeza. No puedo caer ahí de nuevo. Me doy vuelta simulando que busco algo en la alacena y de pronto siento su calor demasiado cerca. Mi piel se eriza y tomo un profundo suspiro esperando que él no lo note.
— ¿En serio no te das cuenta lo que provocas en mí? —Pregunta sobre mi oído.
— ¿Yo provoco algo en ti? —Digo incrédula sin voltearme para que no pueda ver que mis mejillas están prendidas fuego—. ¿Con mi cabellera incontrolable? ¿Con mi falta de sentido de la moda o por la carencia de muestras de afecto? Vamos, cariño, no tienes razones para siquiera pensarlo, somos diferentes... Yo no soy una persona con la que la gente se siente cómoda o dice «Sí, llamemos a Emilia que ella siempre es el alma de la fiesta» Soy lo más antisocial que existe en este mundo y aun así dices que yo te provoco cosas. Pfff...
Continúo sintiendo su calor en mi espalda a pesar de que le estoy dando las excusas perfectas para que deje de intentarlo conmigo. Toma mi mano y me gira hacia él, parece como si estuviera a punto de decir algo muy importante, pero el sonido de su teléfono lo interrumpe. Con el ceño fruncido responde la llamada y me escabullo hacia mi habitación.
Qué cobarde eres Emilia Larsen. Muy cobarde.
La cabeza no deja de darme vueltas. No puedo dejar de sentir ese calor tan suyo envolviéndome. Mientras me visto con ropa más cómoda siento curiosidad de saber qué es lo que tiene él para que cualquier mujer caiga rendida a sus pies, qué es lo que tiene que puede anularte todos los sentidos. Salgo de mi cuarto con el pretexto de buscar algo para tomar y lo encuentro sentado en el sofá tomándose la cabeza con las manos.
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La intensidad de tu amor {Completa}
RomanceMe ha llevado tiempo, pero al fin he conseguido estabilidad emocional y económica. Mis amigos se transformaron en mi familia, Julia es mi cable a tierra, la que me consuela en esos días que no puedo dormir y su novio Leandro, se convirtió tan rápid...