Capítulo 16

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Ulises

  Tomo las llaves que están en el tazón junto a la puerta, otra vez Emilia se llevó las mías y me dejó las que tienen el llavero con una enorme flor de peluche, me quedo observando el llavero y no puedo evitar reírme y negar con la cabeza.

La radio no queda muy lejos del departamento así que decido ir caminando para prepararme mentalmente, tengo que grabar un nuevo anuncio y va a estar presente el director de la cadena, con quien siempre he querido cruzarme o concertar una reunión, pero su agenda siempre está llena o eso me decía su secretaria.

Estoy nervioso, estuve practicando anoche con Emilia mis líneas, me prestó su computadora para que lo grabara y me escuchara a mí mismo; fue ahí que encontré la lista de reproducción más escuchada por ella y adivinen cuál fue la última que escuchó... Sí, la grabación del anuncio que hice hace unos años y no fue hace una semana o un mes, fue ayer. Me volvió loco. De verdad voy a casarme con esa mujer.

Llego al estudio de grabación, acomodo mi camisa en el espejo que está a un costado de la cabina y noto algo diferente, mis ojos están verdes.

Mierda.

Eso indica que tengo que terminar con esto lo más rápido posible, no puedo dejarla sola, se lo había prometido, pero tampoco puedo echar a perder mi más grande sueño que era tener mi propio programa de radio.

Me coloco los auriculares y me sitúo frente al micrófono. La luz roja encendida indica que está grabando. Sé que soy muy bueno en lo que hago así que es más que seguro que no lo deba hacer más de una vez. Cuando me dan la señal de que hemos terminado, me quito los auriculares y miro a través del vidrio que me separa del control de operaciones. El director, que supongo es el tipo canoso hablando muy cerca de mi jefe, no demuestra ninguna reacción y yo de verdad necesito irme lo más deprisa posible, ya había comenzado a llover.

— ¿Cómo es tu nombre? –Dice mientras presiona un botón del panel de control.

— Ulises Sosa, señor... —Respondo al micrófono.

Y el tipo solo se levanta, le dice algo a mi jefe que no logro escuchar mientras le da la mano. Espero unos segundos para que alguien me diga algo que me retenga ahí, pero nadie lo hace.

Cuando salgo a la calle no consigo ningún taxi, además el tránsito apesta y tardaría más en llegar que si voy caminando. Así que acelero el paso bajo la lluvia, sin importarme en lo más mínimo si me enfermo, lo único importante en este momento era esa chica pelirroja aterrorizada que me espera en su florería.

Una vez que llego, permanezco de pie observando la escena, el idiota de su repartidor está completamente confundido mientras no quita su mirada de Emilia, ella tiene el teléfono en una mano y con la otra intenta controlar su enmarañado pelo, hasta que me ve y sus ojos se iluminan. Si eso no es amor, no sé qué es.

Entro al local como si nada en este mundo existiera, como si solo fuéramos ella y yo. Emilia me observa esperanzada mientras el pelmazo me alcanza una toalla, pero yo no puedo despegar mis ojos de ella. No sé qué le digo al idiota que hace molestar a la Colo, quiero arreglarlo pero lo empeoro aún más. Necesito comenzar a hacer mi magia.

Pero algo me dice que puedo hacer algo más por ella; sé que hace terapia desde hace unos años, pero si aún no ha superado su miedo a las tormentas solo significa que las sesiones no estaban surtiendo efecto o quizá solo busca una excusa para que la toque. No, seguramente es lo primero, aunque no estoy cien por ciento seguro sé que se siente atraída por mí, lo noto en la forma en que me mira, que no es la misma mirada que cualquier mujer que me cruza por la calle, donde solo veo lujuria; su mirada está más relacionada con el amor.

La intensidad de tu amor {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora