Ulises estuvo bastante callado durante todo el trayecto hasta mi departamento, no intentó incomodarme en ningún momento y del poco tiempo que llevo conociéndolo (porque dos años es poco tiempo para conocer realmente a alguien), puedo asegurar que está tramando algo. Su brazo alrededor de mi cintura despierta un cosquilleo en mi interior y vuelvo a culpar al alcohol.
Cada paso que doy hasta llegar finalmente a nuestro destino se me hace eterno, mis tobillos son víctimas de cada hueco en el suelo, la falta de control de mis propias extremidades es la causante de la incontenible risa de Ulises y cada risa de él es la causante de un débil golpe de mi pequeño puño en su estómago.
— Su palacio la espera... —deja un beso sobre mi mano y hace uso y abuso de su mágico hoyuelo. Lo miro con desconfianza y él vuelve a reírse–. No estoy tramando nada –hago una mueca y me cruzo de brazos usando de apoyo una de las columnas de la entrada—. Bueno, ellos van a estar toda la noche "festejando" y puedo asegurarte que son muy ruidosos. Además, alguien tiene que depositarte sana y salva en tu cama.
— Puedo manejarme sola. No es la primera borrachera que me agarro y sé lo ruidosos que son, la habitación de Julia está justo frente a la mía.
— Vamos, Colo, puedo dormir en el sofá. Prometo dormir vestido –su mano aún sostiene la mía y su hoyuelo no había desaparecido. Mi vista algo nublada se pierde en las profundidades de esa diminuta marca y mi razón completamente dormida da vía libre a mis hormonas.
Abro la puerta del edificio e hago un ademán para que entre.
— Será una manera de poner en práctica la convivencia.
Ruedo los ojos mientras me coloco de espaldas a él e intento acertar al botón para llamar al ascensor sin ningún éxito. Siento el calor de su cuerpo aproximarse al mío y luego su brazo pasando sobre mi hombro mientras se inclina para presionar él mismo el botón. Estamos demasiado cerca, tan cerca que las piernas me tiemblan y no puedo culpar al alcohol, ya no.
El aroma de su colonia me envuelve por completo y mi vista comienza a nublarse. Sin darme cuenta había apoyado mi cabeza sobre su pecho mientras él me sostiene de la cintura para ayudarme a subir al ascensor.
— ¿Dónde tienes tus llaves, Colo? —Susurra y coloco mi bolso sobre su estómago—. ¿Y cómo se supone que voy a abrir la puerta y cargarte al mismo tiempo? —Me encojo de hombros y me acurruco más sin importarme en lo más mínimo que se haya convertido en mi almohada.
Una vez que salimos del ascensor me deposita suavemente en el suelo y apoyo la espalda contra la pared. Siento una fuerza invisible que me atrae al suelo; Ulises se sienta junto a mí y mi cabeza termina apoyada en su hombro, lo escucho maldecir mientras vacía el contenido de mi bolso buscando las llaves. Luego me levanta sin ningún esfuerzo y me carga sobre su hombro como si fuera una bolsa de plumas. Mi pelo cuelga como una cortina naranja sobre su ancha espalda.
— Este vestido no deja nada a la imaginación —dice palmeando mi trasero y yo no tengo fuerzas para replicar su desubicación, solo puedo pensar en sacar todo ese alcohol de mi cuerpo.
— Baño... —logro articular casi en un susurro. Camina un poco más de prisa, lo que no es una buena idea y no logramos llegar a tiempo.
Me despierto bastante confundida de cómo había llegado hasta mi cama y por qué no me había puesto mi pijama. Nunca olvidaba vestirme para dormir y si Julia hubiera visto que aún llevaba puesto el vestido hubiera pegado el grito en el cielo. Uf... y encima olía fatal. ¿O era yo?
Llego hasta el baño con un intenso dolor en la cabeza en cada paso, me quito el vestido intentando no arruinarlo por completo, pero cuando lo coloco suavemente sobre la silla y lo aliso con las manos, veo una sombra detrás de la cortina. Tomo mi cepillo de dientes eléctrico como si fuera un cuchillo y abro de golpe. Lo que encuentro del otro lado no era lo que esperaba. No esperaba encontrarlo ahí, desnudo, mojado y con su sonrisa pidiéndome disculpas.
— ¡¿Qué carajo estás haciendo en mi baño?! —digo con el cepillo en alto como si fuera un arma mortal. Él sonríe mientras sus ojos recorren mi cuerpo de punta a punta, deteniéndose en esas partes que nos hacen diferentes.
— Parece que estamos destinados a encontrarnos con poca ropa
En ese momento me doy cuenta que lo único que me cubre es la fina tela de encaje de mi ropa interior. Mis mejillas se tiñen de rojo a medida que su media sonrisa se hace más profunda. Me cubro la parte frontal con el vestido.
— No me cambies de tema —espeto furiosa—. ¿Qué mierda estás haciendo en mi baño?
— Estabas prácticamente inconsciente, Colo, tenía que quedarme para asegurarme que no te ahogaras con tu propio vómito; que apropósito le dio un nuevo color a mi camisa favorita. Ahora, por favor, baja ese cepillo antes que alguien salga herido...
— Lo siento, Ulises, yo no quise... —sale de la bañera y frota mi brazo con su mano aún mojada, a pesar de estar completamente desnudo no se lo veía incómodo—. ¿Podrías dejar de tocarme por un minuto y cubrirte? —digo mirando hacia otro lado.
— Listo. —Anuncia y cuando lo miro solo se había cubierto con una pequeña toalla de manos con unas delicadas flores bordadas—. ¿Ahora puedo seguir tocándote? —Le doy un golpe en su duro estómago. No se inmuta, solo lo hace reírse más—. Lo siento, no puedo evitarlo. —Alza sus manos y la toalla se cae, me sonrojo otra vez y me giro para no mirarlo.
— Creo que hay algo de ropa de Leo en la habitación de Julia. Puedes vestirte ahí, pero dormirás en el sofá, no quiero escucharla después de que alguien durmió en su cama, que alguien tocó sus cosas o que alguien tomó su sopa.
— El sofá estará bien para mí, Colo. Si te sientes sola ya sabes dónde encontrarme —susurra muy cerca de mi oído. Un extraño escalofrío me recorre completa, inspiro profundo y camino para salir del baño, llevándome la ropa de Ulises para lavar.
— Lo tendré en cuenta. —Digo fingiendo una sonrisa y levantando mi dedo pulgar.
Tomo una camiseta negra bastante gastada que encuentro dentro del cesto de la ropa limpia para cubrirme. ¿Wham? ¿Esa banda no dejó de existir hace miles de años? Julia debería actualizar los gustos musicales de su novio inmediatamente.
Mis pasos son ligeros, como si de alguna forma pretendiera escaparme de ahí lo más rápido que me dieran las piernas. Pero sé que por más que me alejara de la situación, él estaría allí cuando despertara y amanecer con otra persona realmente nunca estuvo en mis planes. Aunque literalmente no durmiera con él, Ulises estaría a unos pocos metros de distancia.
Salgo del lavadero que está junto a la cocina, tomo un vaso de agua y camino esos cinco pasos que me separan de mi habitación para buscar mi pijama. Veo a Ulises salir de la habitación de Julia con uno de los pantalones de Leo, intento ignorarlo aunque el pasillo que une las puertas de los cuartos es muy estrecho, casi puedo sentir su calor a pesar de que tomamos caminos diferentes, cuando voy hacia el baño y él hacia el salón.
Me ducho rápido, pero de vez en cuando abro la cortina para cerciorarme de que estoy sola. Mientras me visto, pienso en aquellos primeros días cuando me instalé en la ciudad con mi amiga, por primera vez en mi vida, todo iba encajando, todo era perfecto; hasta que la ayudé a enamorarse de Leo. En ese momento creo que no me di cuenta de que ese nuevo integrante en nuestro círculo iba a provocar que todo lo que había construido comenzaría a desmoronarse, a caer tan rápido como una lluvia de primavera, como esas gotas que golpean justo en este momento contra la ventana.
Un nudo comienza a subir lentamente por mi garganta. Mis manos sudan y mi corazón comienza a latir frenéticamente.
Mierda, va a llover.
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La intensidad de tu amor {Completa}
RomanceMe ha llevado tiempo, pero al fin he conseguido estabilidad emocional y económica. Mis amigos se transformaron en mi familia, Julia es mi cable a tierra, la que me consuela en esos días que no puedo dormir y su novio Leandro, se convirtió tan rápid...