Capítulo 11

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«Me gustas, Colo, demasiado» Esas pocas palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza, mientras aún puedo sentir el sabor de los labios de Ulises. Todavía me quema en los lugares donde me había tocado, donde me había besado. «Me gustas, Colo, demasiado»

Creo que es un buen momento para retomar mis clases de yoga.

— Deberías haber llamado, cielo. —Me dice la recepcionista del gimnasio luego de pedirle la lista para anotarme en la primera clase—. Están todos los cupos tomados para hoy. Hay una clase para principiantes, sé que no será lo mismo porque llevas años asistiendo, pero hay un lugar libre que puedes ocupar aunque sea solo por el día de hoy. ¿Te interesa?

Me extiende un bolígrafo y la hoja de inscripción para anotarme. No lo dudé ni un segundo, lo necesito, es lo único que me va a ayudar a olvidarme de eso nuevo que está creciendo dentro de mí.

La clase termina aburriendo, no cumple para nada con mis expectativas de encontrar mi centro de paz y olvidar eso que me hace sentir Ulises. Llego a relajarme tanto que en lo único que podía pensar era en sus labios como si realmente estuviera allí. Me levanto pidiendo disculpas a la instructora ya que todos los asistentes se desconcentraron cuando comienzo a protestar mientras recojo mis cosas.

Una total pérdida de tiempo.

Regreso a casa para vestirme e ir a abrir la florería, me preparo un té que me sirvo en mi taza térmica favorita con el escudo de Superman y camino rumbo a mi local, bebiendo un sorbo en cada paso.

Intento pensar en la primavera, en todo lo que amo las flores, sus colores, en que soy realmente afortunada al poder trabajar de lo que amo y de nuevo el rostro de Ulises se cruza en mis pensamientos. Definitivamente la amistad y el sexo no pueden mezclarse, puede llegar a ser mortal y yo en verdad no quiero arruinar la amistad que tenemos, es sumamente extraño encontrar a alguien que no se burle de tus miedos y sepa qué hacer para calmarte, saber que siempre estará y eso no lo cambiaría por nada, ni siquiera por una dosis de él sobre mí.

Escucho que alguien grita mi nombre y me doy vuelta, era Mat que está sentado en una de las ventanas de la florería, estaba tan ensimismada en mis pensamientos que no me di cuenta que me había pasado.

— Espero que la cena del otro día no haya puesto incómodas las cosas entre nosotros, Em. —Dice mientras quita la puerta de rejas y la coloca a un costado. Niego con la cabeza y le doy una palmada en la espalda. Bien, si la cena no había logrado dejar las cosas raras entre él y yo, la palmada sí lo hizo. Mat tuerce el gesto—. ¿Quieres que te ayude en el local o solo hago repartos?

— Has los repartos ahora y ven a la tarde a ayudarme ¿Cómo estuvo tu fin de semana?

— Bien, me hice una escapada a la playa con mis hermanos, jugamos al futbol, nada del otro mundo. —Puedo notar el color tostado de su piel resalta con la ridícula camiseta del uniforme.

— Me alegro por ti, Mat, parece que lo disfrutaste bastante. —Logro articular cuando despego mis ojos de su piel bronceada.

— ¿Qué tal tu fin de semana?

— Nada en especial, fui al parque con unos amigos, tuve un encuentro incómodo con la chica de mi compañero de piso...

— ¿Tu compañero de piso? —Dice de repente frenando mi relato—. ¿No vivías con esa otra chica Julia?

— Sí, vivía con ella, pero se mudó con su novio y ahora vivo con Ulises ¿Lo recuerdas?

— Espera un minuto ¿El idiota ese que viene a marcar territorio todos los días aquí es tu compañero de piso? —Asiento con la cabeza—. ¿No había más mujeres disponibles?

La intensidad de tu amor {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora