Matías me observa preocupado y yo trato de parecer lo más normal posible. Comienzo a cerrar el local con mayor velocidad de lo habitual. Mis manos están sudorosas y casi se me resbalan tres jarrones. Me tropiezo sin caerme un par de veces. Me apuro lo más que puedo, pero mis nervios me juegan en contra y cuanto más rápido quiero terminar para que él se marche, peor me salen las cosas y tengo que volverlo a hacer.
Se interpone en mi camino hacia la caja registradora y coloca sus manos en mis brazos. Sigue viéndome alarmado. Parece como si no encontrara las palabras para detener la locura que me está invadiendo de repente.
— ¿Qué está sucediendo Emilia? No pareces ser la misma jefa de siempre ¿Quieres que llame a alguien? ¿Te llevo a tu casa?
Niego con la cabeza al mismo tiempo que tomo con manos temblorosas el celular del bolsillo de mi pantalón. Desbloqueo la pantalla y busco a la única persona que puede darme esa paz que necesito, pero mi vista está un poco nublada.
Mat toma mi teléfono intentando ayudarme, pero alguien golpea la puerta reiteradas veces y lo veo, de pie respirando con dificultad, seguramente por las cuadras que tuvo que correr para llegar a tiempo.
Siento como sus ojos verdes me atraviesan el alma, creo que sonrío por un momento. No estoy muy segura de haberlo hecho por alguien antes, sentirme feliz de ver a alguien es nuevo para mí también.
Abre la puerta de golpe cuando Mat hace girar la llave, su sonrisa y su hoyuelo se adueñan del lugar. Mat se da cuenta que está de más apenas ve la manera en que lo miro, le trae una toalla a Ulises mientras yo me siento en el suelo detrás del mostrador. Aún estoy asombrada de que haya cumplido su promesa de estar siempre que llueva. Se seca el pelo sin dejar de mirarme.
— Puedes irte, nerd. —Epeta mientras no despega los ojos de los míos.
— No le hables así. —Le reprocho y Ulises rueda los ojos, pasa su brazo por mi cintura y comienza su trabajo.
— De acuerdo... No necesitaremos más de tus servicios, Matías, puedes retirarte. ¿Mejor? —Me mira.
Solo puedo asentir con la cabeza porque ya estoy sumergida en ese mundo, en esa burbuja donde solo sus manos son mi sosiego. Mat se despide con la mano deseándome buenas noches, mientras que a Ulises lo mira con los ojos entrecerrados.
Los relámpagos resuenan en toda la tienda, veo los vidrios sacudirse un poco y la mano de Ulises deja de hacer sus círculos milagrosos en mi espalda; todo se derrumba a mi alrededor y el pánico se apodera de mi logrando que mi cuerpo se haga un ovillo mientras me cubro los oídos con las manos. Lo único que me falta para completar el cuadro es comenzar a mecerme sola y creo que si en este momento Ulises no me estuviera tomado la mano, lo hubiera hecho.
Estoy a la espera del confort de su tacto en mi espalda, pero no llega.
Me quita lentamente las manos de mis orejas, me resisto, pero él es más fuerte. Desisto con mis ojos picándome y sintiendo las lágrimas a punto de estallar. Me levanta la cabeza sujetándome la barbilla con uno de sus dedos y me clava la mirada color esmeralda tan hermosa. La lluvia cesa en mi cabeza.
— Colo, estoy aquí. Nada va a pasarte, tienes que dejar de tener miedo. —Lo observo incrédula.
— ¿Estás insinuando que mi miedo es irracional? —Me acaricia el pelo suavemente—. ¿Y tu miedo a las arañas no es irracional?
— Las arañas pueden picarte y caminan demasiado lento. No es irracional. Tu miedo sí es irracional, es solo una tormenta, Colo. Me atrevería a decir que algo muy traumático te sucedió un día como este, pero eso no quiere decir que cada vez que llueva vaya a pasar lo mismo. Cualquier cosa que haya pasado, es eso... pasado.
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La intensidad de tu amor {Completa}
RomanceMe ha llevado tiempo, pero al fin he conseguido estabilidad emocional y económica. Mis amigos se transformaron en mi familia, Julia es mi cable a tierra, la que me consuela en esos días que no puedo dormir y su novio Leandro, se convirtió tan rápid...