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La mañana siguiente llego, el sol entraba por la ventana del cuarto de las dos Uchihas, Sarada estaba peinándose mientras Izanami se colocaba su collar y banda ninja. ― ¿Tienes una misión?. ― Pregunto Sarada a la otra Uchiha quien terminaba de colocarse su banda ninja. ― Si pero es más tarde, tengo que ir a hablar con Sasuke-San. ― Dijo Izanami mirando a la menor de los Uchihas. ― ¿Con papá?, ¿Puedo acompañarte?, mi misión es después del almuerzo. ― Dijo la menor emocionada. ― Sarada... ― Izanami camino hacia la otra Uchiha y colocando sus dedos indice y corazón juntos le dio un toque en la frente. ― Será en otra ocasión que nos acompañes. ― Dijo y las mejillas de la menor se sonrojaron. ― ¿Es una charla privada?, lo entiendo. ― Dijo la Uchiha antes de sonreír. ― Tus dedos se sienten como los de papá. ― La otra Uchiha sonrió ― Nos vemos Sarada. ― Salió del cuarto rumbo a el campo entrenamiento de los Uchihas donde había dicho que se vería con Sasuke. Al llegar, este estaba sentado en el suelo junto con un halcón en su brazo. La Uchiha se acerco. ― Buenos días Sasuke-San. ― Saludo. ― Buenos días Izanami. ― Saludo Sasuke serio como habitualmente estaba. La Uchiha se sentó frente a el, este dejo que el halcón se fuera volando. ― ¿Quieres empezar?. ― Pregunto Sasuke. ― Claro... ― Dijo Izanami mientras miraba hacia el cielo, el cual estaba despejado el dejaba que el sol brillara en todo su esplendor. ― Es difícil mantener un recuerdo que fue la peor etapa de tu vida, pero aun la recuerdo...
*Flash Back*
Era pequeña, ni siquiera sabía que era estar viva, solo sabía que respiraba y me movía. Vivía en un lugar horrible, ni siquiera podía comer bien, me daban las sobras de la comida, era un peso de encima, y como no solo me había aceptado porque les darían dinero, hasta que el lugar donde vivía colapso y no darían más dinero entonces fue la primera vez que me vendieron, en un carro de madera con más niños. Íbamos de lugar en lugar y recogían niños, cuando no era así era dejar niños por dinero. Uno de esos días fui vendida a un hombre, no dure mucho con el ya que valía más siendo comprada por más gente, nunca sentí la calidez de un hogar, o que alguien en verdad me quisiera, así que un día cuando nos detuvimos en un pueblo corrí para alejarme de esa carreta de donde me venderían de seguro y entre corriendo al pueblo a esconderme.
Una pequeña niña de cabello oscuro y unos ojos oscuros, ónix, caminaba por una pequeña aldea, cuando se encontró con un niño de cabello rojo. ― Hola.― Saludo muy animada la niña. ― H-hola. ― Saludo el niño tímido. ― ¿Qué haces aquí solo?. ― Pregunto la niña con una sonrisa viendo al niño. ― Y-yo... ―No sabía que decir el pequeño. ― Entiendo si te da pena hablar, a mi me pasaba igual,nadie me quería justo ahora estoy escapando de alguien... Pero no creo que me encuentren por un rato. ¿Quieres que te acompañe aquí para que no estés solo?. ― Pregunto la niña con una sonrisa. ―Cl-claro... ―Respondió aun nervioso. ― ¿Y como te llamas?. ―Pregunto alegre la niña. ― ... ― No respondió el niño. ― Yo me llamo Izanami, se que es un nombre algo extraño pero así me llamo mi padre. ―Dijo la niña sonriendo. ― Aunque tú puedes llamarme Iza. Así me pueden llamar solo mis amigos, ¿Okey?, no le digas a nadie.
