¿ᴠᴇɴᴅʀᴀ́s ᴀ ᴠᴇʀᴍᴇ ᴀʟ ғɪɴᴀʟ ᴅᴇʟ ᴅɪ́ᴀ?

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La peli negra de ojos ónix, corría por el bosque escondiéndose de los vehículos motorizados, rezando mentalmente que su compañero estuviera bien, «por favor, por favor, Dios, que Shinki haya logrado escapar», rogó mentalmente la chica de cabellos negros, mientras se escondía tras un arbusto de fresas.

Y de nuevo, una ola de disparos que dieron en múltiples árboles del bosque. ― Tienes que salir maldita perra traidora. ―le grito el capitán de los soldados enviados por el gobierno a cazar a aquella Uchiha.

La muchacha no hizo ningún ruido y se mantuvo escondida. 

― ¡Que salgas! —grito el hombre antes de que una segunda ráfaga de disparos volviera a atravesar el bosque.

Izanami contuvo la respiración y luego... Su nariz se impregnó por un olor que reconoció casi en seguida. ― Mierda. ―murmuro la Uchiha antes de comenzar a correr sin discreción alguna por el bosque, alejándose del olor.

Era tranquilizante.

Y cuando se alejo del olor, ya no escucho a los soldados perseguirla.

Corrió y corrió sin detenerse hasta que salió del bosque, y sintió las brisas de la media tarde golpearla. Y con ellas también llegó el alivio, alivio de seguir viva. Para después, caminar hasta un árbol y sacar un celular algo viejo. 

No dudo en marcar al primer número en su lista de contactos, uno, dos, tres intentos de llamar y al cuarto contestaron.― ¿Shinki? ―Izanami tuvo que contenerse de gritar emocionada.

― Estoy bien, Zana... ―susurro Shinki al celular y el alivio de Izanami aumento. ― ¿Y tú?, ¿Te han herido? 

― No, tranquilo... ―susurro Izanami. ― Estoy a las afuera del bosque, por el oeste. ―informo ella.

― Voy para allá. —susurro Shinki. ― Te amo, Zana. ―agrego antes de colgar el peli negro.

Izanami sonrió, empezó a respirar con menos agite y espero a su pareja, no se tardó más de treinta minutos, él siempre tan rápido...

Izanami no se contuvo y lo abrazo con fuerza, se había preocupado tanto por él. ― Estoy bien, amor, calma. ―le susurro Shinki mientras Izanami le daba múltiples besos en la mejilla.

― Me tenías muy preocupada, los del gobierno de este país nos pisan cada vez más los talones. ―dijo Izanami y el peli negro le acarició el cabello.

La beso después, un largo y dulce beso.

Al separarse del beso, Shinki vio algunas cortadas en el cuerpo de la chica, la vio mejor, estaba desgastada agotada.

Sudaba y cuando paso sus manos por el cuello de ella, estaba ardiendo en fiebre.

― Izanami... ―Shinki sintió el aire faltarle.

Izanami lo miro con sus ojos reflejando debilidad, falta de energías.

― Mi cuerpo está algo... desgastado. ―murmuro Izanami mientras dejaba caer el peso de su cuerpo sobre él de Shinki.

Shinki la cargó en brazos. ― Tranquila... Ya estamos juntos. ―susurro Shinki. ― Yo te cuido...

Ella perdió la consciencia, pero aquel peli negro la cuido hasta que la noche calló, Shinki acarició su cabello mientras la veía dormir.


¿En un mundo como donde vivían, en verdad podrían encontrar momentos de paz como aquellos?, ¿ellos podían tener una vida donde no tuvieran que pasar hambre, ni verse reprimidos por el gobierno?


Entonces, mientras la tenía en su regazo, durmiendo profundamente, tranquila, escucho el cargador de un arma ser activado cerca del lugar.

𝓒𝓾𝓻𝓼𝓮𝓭 𝓔𝔂𝓮𝓼 |ᴋᴀᴡᴀᴋɪ ʏ sʜɪɴᴋɪ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora