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El fin de semana había llegado a su fin, por lo tanto era un nuevo lunes donde Jimin debía de ir al colegio

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El fin de semana había llegado a su fin, por lo tanto era un nuevo lunes donde Jimin debía de ir al colegio.

Terminaba de alistarse frente a su espejo, estaba algo nervioso, probablemente vería a su hyung ese día y desde el incidente en su casa el viernes, no habían vuelto a hablar siquiera por mensaje. Solo esperaba que nada cambiara de ahora en adelante.

Salió de su cuarto y caminó por el corto pasillo que llegaba directamente a la sala, y llegó a la cocina donde ambas de sus madres se encontraban terminando de preparar el desayuno entre cálidas risas y música jazz de fondo que provenía de uno de sus celulares.

—Buenos días, mamás —saludó, manteniendo una leve sonrisa ante la tierna escena que había presenciando. Realmente estaba agradecido de que ellas se siguieran amando y sean felices después de tantos años.

—Jiminnie, pequeño, buenos días —saludó Rosé, sirviendo un poco de ensalada de frutas.

—Espero te guste, hicimos de más porque supusimos que tu YoonGi vendrá luego de clases, ¿cierto? —Lalisa alzó una ceja en su dirección, especialmente cuando el rubio bajó la mirada ante la mención de Min—. ¿Ocurrió algo? ¿Pelearon?

—N-No mamá, pero les dije él- se presentó el otro día.

—Y es un alfa, ¿cierto? ¿Qué tiene de malo? ¿Acaso ahora no van a ser más amigos por eso? —Lisa le veía confundida, no entendía qué problema había, incluso estaba feliz de que aquel cachorro finalmente pueda ser tomado enserio y sea parte de la jerarquía.

—Ay cariño, no seas tonta, es obvio que a Jiminnie le gusta, y ahora que es un alfa va a enamorarse aún más —exclama Rosanne, como si lo que acabara de decir sea lo más obvio del mundo.

—¡Mamá! —Reclamó entonces el menor, su rostro rojizo podría delatarlo a kilómetros.

—Qué tonto Jimin-ssi, eso era obvio, pensé que era algo más grave —ambas mujeres rieron levemente y decidieron dejar de molestar a su hijo para sentarse todos juntos a desayunar en la mesa, siendo que luego no se verían hasta las cuatro de la tarde en donde las mayores salían de sus trabajos.

Luego de unos minutos, Lisa fue la encargada de llevar a su hijo a el colegio, asíque una vez estuvieron listos partieron hasta el Instituto. Después de un par de palabras amorosas, Jimin pudo bajarse y encaminarse hacia el interior sintiendo sus manos sudar del nerviosismo.

No entendía porqué de la repentina timidez de toparse con su mejor amigo, algo dentro de él se removía inquieto en simplemente imaginar estar frente a su hyung esta vez como un alfa.

Decidió respirar hondo y continuar su camino por los pasillos hasta su propio casillero. A la vista, el pelirrojo aún no había llegado a las instalaciones por lo que hizo su intercambio de libros con suma tranquilidad.

O al menos hasta que los susurros y exclamaciones comenzaron a escucharse e inevitablemente se volteó hasta la entrada del Instituto.

Podría jurar que sus piernas se destabilizaron por segundos. ¿Aquello que veía era real?

¿Realmente quien acababa de llegar era Min YoonGi con un par de centímetros más alto y algo de musculatura extra? ¿Aquel aroma tan atractivo de arándanos y chocolate amargo provenía de su pelirrojo?

Todos los omegas, betas y alfas quedaron boquiabiertos de ver efectivamente al cachorro de quinto año tan burlado convertirse en un hermoso alfa que les dedicaba miradas poco amistosas.

Y todas las alertas en Jimin se activaron al verlo llegar hasta donde él se encontraba, riendo con levedad al ver la sorpresa pasmada en su rostro.

—Hola Minnie —saludó; ahora debía mirara hacia arriba para poder encontrar los oscuros ojos que le observaban, ya no parecía para nada un chico de 16 años—, ¿estás bien?

—Yo- s-sí, hyung —se obliga a asentir entonces y a salir de sus pensamientos—, estás...diferente.

—Espero sea en el buen sentido, tenía un poco de vergüenza de asistir hoy —Park alza una ceja y ríe.

—¿Vergüenza? YoonGi, finalmente te has presentado como un alfa, felicidades —su sonrisa es brillante y alegre, brindándole de su apoyo.

—Sí supongo, gracias, solo ya estaba acostumbrado a ser un simple cachorro. Esto es extraño.

—Dímelo a mí, todo el mundo te está comiendo con la mirada —el rubio quiso bromear, sin embargo, sus ojos conservaban el deseo de querer quitar a todas aquellas omegas que le observaban.

—Solo vayamos a clases, pequeño.

—¡Hey! ¡No tienes derecho de burlarte de mi altura, hasta hace días medíamos lo mismo!

Medíamos, es tiempo pasado —ríe ante el reproche—, ahora te saco una cabeza.

—Te odio.

—Quisieras.

—Quisieras

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Yo Soy Alfa [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora