Yo Soy Alfa [YoonMin]

03

Min y Park estaban en una clase juntos, sentados juntos. Anotaban lo que la profesora escribía intentando llevarles el ritmo, aquel día estaban bien concentrados y casualmente resolvían todos los ejercicios lo mejor posible.

Pero la bella paz no duró mucho, Jimin sintió una bola de papel impactar en su nuca. Frunció su entrecejo tomando la hoja viendo como tenía claramente escrito "falla". Volteó malhumorado, buscando quién fue el causante de aquello, pudiendo ver a unas chicas de filas más atrás reírse. Miró su carpeta nuevamente no queriendo darle importancia a sus burlas.

Pero nuevamente recibió otro, esta vez no se tomó el tiempo de voltear y ver lo que tenía escrito.

Siguió así el resto de la clase impactando unas siete veces más, Jimin gruñía por lo bajo pero finalmente las ignoraba sintiéndose un poco mal. Se preguntaba qué tantos comentarios hirientes podrían tener dirigidos hacia él. Cuando la campana sonó, a penas y se dio cuenta que la clase había terminado.

Se levantó junto a YoonGi quien luego de que guardaran sus cosas, lo tomó de la mano saliendo del aula, Min lo soltó unos momentos adelantándose unos pasos y entonces gritó:

—¡Hey chicas! —Las mismas muchachas que estaban molestándolo voltearon al instante y recibieron un fuerte impacto de bolas de papel en sus rostros. YoonGi se había tomado el tiempo de hacer cinco pelotitas de papel. Las pelinegras se quejaron pero el pelirrojo se dio la vuelta tomando nuevamente a su mejor amigo para que se fueran del colegio— ¿Estás bien Minnie?

—Estoy bien hyung, supongo que gracias —soltó una risa tímida, aferrándose más al brazo del pelirrojo quien acarició sus cabellos.

—No se cansan de molestar y se piensan que por ser mujeres no les devolvería lo que te hicieron, ¿te escribieron algo?

—Simplemente leí uno, decía "falla". A los otros no les di importancia —salieron de la institución sabiendo que se dirigirían ese día directo a la casa del mayor.

—Esas zorras sin vida propia —gruñe—, no saben realmente a la joya que intentan opacar.

—¡Hyung! No diga esas cosas —YoonGi le dedicó una sonrisa feliz de ver el precioso sonrojo en sus mejillas. Continuaron conversando en todo el camino muy felices de la compañía mutua.