Capitulo 24 *

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Alba:
Al día siguiente, cuando me despierto, Liam está mirándome mientras acaricia mi cabello. Mi mejilla está apoyada en su pecho al igual que mi mano, mis piernas están enredadas con las suyas mientras que el mi cuerpo está sobre el suyo.

–Buenos días, princesa–sonríe.

–Buenos días, Lilo–sonrío–¿Llevas mucho tiempo despierto?

–Nah, como media hora–se alza de hombros–No quería despertarte, necesitas dormir.

Sonrió y me estiro para dejar un beso sobre su mejilla, después vuelvo a recostarme sobre su pecho acurrucádome sobre él y aprovechando sus caricias.

–¿Cómo te sientes?

–No quiero hablar de ello–suspiro–Pero tengo hambre.

Liam sonríe y sé que no va a desaprovechar la oportunidad por lo que se levanta y me obliga a hacer lo mismo, incluso a ducharnos juntos. Cuando estamos dentro de la ducha, noto sus manos en mi cintura y su miembro entre mis nalgas, pero no hay nada sexual entre ambos en este momento.

–Eres preciosa, princesa–susurra en mi oído.

–Tu tampoco estás nada mal, Lilo–murmuro, girándome para enfrentarme a la noche de sus ojos.

Muerdo mi labio inferior al mirarlo y me pegó aún más a su cuerpo, notando como su miembro pasa a estar en mi puente de venus, robándome un jadeo bajo. Sus manos se mueven por mi cuerpo con libertad plena mientras enjabona mi cuerpo, dándome caricias.

Cuando salimos de la ducha—él con una toalla tapando su cintura y yo otra que apenas tapa mi cuerpo—volvemos a mi habitación y empiezo a buscar ropa decente, pero al final acabo eligiendo un conjunto de Nike de Liam que consta de pantalón de algodón gris y una camiseta blanca,  mientras que él usa un pantalón igual al mío y una camiseta del mismo color.

Cuando ambos bajamos, vamos bromeando de las tonterías que Liam suelta para distraerme. Y una vez llegamos a la cocina, mi madre sonríe y se acerca para dejar un beso en mi mejilla y despeinar el cabello de Liam, mientras que mi padre coloca tortitas y gofres sobre la encimera, además del batido de Liam y magdalenas.

–Espero que hayáis usado protección–dice mamá–Solo he escuchado una vez la ducha y ambos tenéis el cabello húmedo–agrega.

–Esta vez no–murmura Liam, sentándose delante de mi padre, que frunce el ceño.

–¡No quiero nietos, Harrison!–se queja mi padre, luciendo preocupado.

–Que durmamos o nos duchemos juntos no significa que vayamos a tener relaciones todo el rato–ruedo los ojos, sentándome al lado de mi novio–No somos animales.

–¿Entonces...?–pregunta preocupado, intentando saber la respuesta de mí.

–No papá, no planeo embarazarme en un futuro cercano–resoplo, apoyando mi cabeza en las costillas de Liam, ya que ese brazo está rodeando mis hombros.

–Cuantas veces tengo que decir que no me gusta veros así delante de mi–se queja mi hermano acercándonos hacia nosotros.

–Buenos días a ti también–Liam rueda los ojos.

–Eres un pesado–bufo–Llevamos más de medio año, supéralo de una vez.

–Estoy con Alex–bromea papá.

–Y yo con ellos y como somos tres contra dos se pueden besar perfectamente–sonríe mamá–Mi casa, mis reglas.

Sonrío en dirección de mi hermano y le saco la lengua, consiguiendo que despeine mi cabello y se siente a mi lado.

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