Capítulo 8. ¿No las robaron, verdad?

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El día de la pelea había llegado, unos rayos de sol comenzaron a asomarse por mi ventana, deben ser las 7 am, normalmente solo me habría dado la vuelta en mi cama para seguir durmiendo, pero no lo hago, así que decido levantarme y salir a correr un poco para despejar mi mente, realmente con lo que pasó en estos ultimos dos días mi mente y mi corazón han estado debatiendo, cuál es la mejor decisión, pero todo es inútil no puedo elegir, todo eso más los nervios por el enfrentamiento de hoy no me han dejado dormir casi nada, por eso prefiero levantarme y salir ya de la cama.

Me puse un short y una camiseta floja, me coloque los tenis, tome mis llaves y salí de la casa.

Estuve corriendo por más o menos una hora, ya había olvidado la sensación de libertad que esto me produce, a pesar de tener un tiempo sin salir a hacerlo todavía resisto hacerlo por un buen tiempo sin sentirme tan cansada.

Pasé cerca de una banco a la orilla de un parque y recordé uno de los tantos días en los salí a correr con Mikey y Kenchin, que mientras corría, no me fije que las agujetas de uno de mis tenis se habían desamarrado, así que al ir corriendo detrás de ellos me caí y me raspe las dos rodillas, comencé a llorar, me dolía mucho, Kenchin me llevó cargada hasta ese banco, me bajó con delicadeza, yo seguía llorando, Mikey venía de regreso, había ido a una farmacia cerca a conseguir unas curitas y algo para poder limpiar mis heridas, cada uno tomaba una de mis manos, porque yo no dejaba de llorar y temblaba al pensar que si tocaban las heridas para limpiarlas me dolerían más, yo me negaba a soltarlos, así que como pudieron con la mano que tenían desocupada trataron de limpiar los raspones, ellos hacían lo posible con la mano que les dejé libre, y lo consiguieron luego me colocaron las curitas, recuerdo que hasta que las vi en mis rodillas me fije que tenían unos lindos corazoncitos, al terminar, Mikey me amarró la agujeta que causo mi caída y dijo:

- Bien, así evitaremos otro accidente – y luego se sentó a un lado de mí, Kenchin se sentó al otro, este último comenzó a acariciar mi cabello mientras me decía:

- Fuiste muy valiente, ____, casi no lloraste – me dijo sonriendo

- Ja, valiente, porque casi nos destroza las manos – dijo Mikey en tono queja – AUUUCH – gritó cuando Kenchin por detrás le dio una palmada en la cabeza.

- Perdón por siempre ser una carga – les dijo mientras los tomaba de los brazos, los dos apoyaron sus cuerpos a mi y me rodearon con sus otros brazos para abrazarme, al separarnos del abrazo, yo estaba sonrojada y sentía como mi corazón palpitaba muy rápido, Mikey me miró sonriendo y dijo:

- No tienes porque disculparte por eso, ____, dijimos que siempre estaríamos contigo y te protegeríamos, ¿lo recuerdas? – asentí – entonces, no tienes por qué disculparte, nosotros haríamos cualquier cosa por ti, ¿cierto Kenchin?

- Muy cierto, en todo momento, eres nuestra prioridad – nos quedamos en silencio un momento luego les dije:

- Se los agradezco – dije medio moquiando por tanto llorar.

Luego Kenchin dijo:

- Vamos, regresemos a casa – me dio la mano para levantarme, pero no pude aún me dolía mucho – no, te esfuerces, ven – me dijo volviendo a subirme en su espalda.

Yo apoye mi cabeza en su hombro y Mikey iba tomando mi mano durante todo el camino de regreso a mi casa.

Ese pequeño recuerdo, me hizo querer romper en llanto ahí mismo, no quería tener que escoger a uno y lastimar al otro, no podía hacerlo. Seguí mi camino para no seguir pensando en eso y al llegar a mi casa, me duché, al salir del baño me fui directo a mi armario para buscar algo de ropa, en ese momento escuché ruidos de motos afuera de mi casa, que extraño pensé, pero no le di importancia, a los segundos escuche mi teléfono sonar, lo tome y vi que era Mitsuya le contesté y le escuche decirme:

"Mis dos almas gemelas" - Mikey x ____ x DrakenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora