XXVI

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-¡Debes prometerme que lo cumplirás pronto!-Mis manos estaban apretadas entre las suyas, con entusiasmo e insistencia. Asentí y solté una risita baja..

-Sí, mientras cumpla mis condiciones, puede ser donde quieras.-Entrecerré los ojos y escuché un pequeño quejido de emoción por su parte antes de recibir un habitual y efusivo abrazo.

-¡Será tan divertido!-Suspiré, apretando los dientes.

Lo cierto es que una parte de mi mente estaba ocupada en la situación con ese hospital, fuese misticismo o incluso algo demoníaco, no perdería mi tiempo en ello a menos que hubiese algo de genuino beneficio.

Arqueé una ceja. El galopar de un par de caballos y las ruedas de un carruaje sonaban muy cerca, y por lo que mi oído libre percibía, se dirigían directamente aquí.

La chica se separó finalmente con incertidumbre, y ladeó su cabeza en dirección al camino.

Conocía ese carruaje, y conocía a ese mayordomo. Mis labios se apretaron, ¿Por qué había llegado justo en este momento?

-¿Quién es? No me suena...-Elizabeth, con una mirada de cachorro confundido, me preguntó.

-No he tenido oportunidad de presentarles previamente.-Y ciertamente no tenía la idea o intención. Era un tema... Delicado.

-¿¡Es alguien importante?! ¡Entiendo!-Ella se irguió, y volvió a entornar una amplia sonrisa posandose perfectamente a mi par.

No se equivocaba, era alguien importante, pero no de la forma que Elizabeth consideraba. Esa joven era más que el valor de su titulo.

Nuestras miradas se cruzaron, y pude percatarme inmediatamente del tic inconsciente en su ceja, posiblemente, por sorpresa. Sus labios se apretaron levemente y no pude evitar sonreír levemente. Nadie podía controlar sus microexpresiones, y aunque no era común que sean perceptibles por el resto de personas comunes, había pasado ya un tiempo desde que descifré la mayoría de sus reacciones. Su cuerpo hablaba más por ella de lo que seguramente sabía.

-Bienvenida, Lady Chatfield.-Me incliné, sin la suficiente formalidad. No era un saludo real, al final.

-¿Lady Chat...?-Elizabeth murmuró e inmediatamente reaccionó.-Es un placer, Lady. Me presento como Elizabeth Middleford, p-prometida del Conde Phantomhive.-Ella estaba nerviosa, y es que no comunmente se presentaba ella misma de esa forma. El ritmo en la respiración de ___ cambió.

-¡Oh uhm! El placer es todo mío, ¡De hecho! Sería mejor si me llama ____.-Sonrió y después soltó una risita leve.-Chatfield me hace pensar que hablan sobre mi padre y no sobre mí.

-Lo entiendo.-Elizabeth también rió con ella y asintió.-¡Entonces a mi puedes llamarme Lizzy! Es mucho más lindo que mi nombre completo, así que me gusta mucho más.-Poco a poco, la posición rígida que tenía al inicio desaparecía.-De alguna forma siento que la había visto antes...

-Puede ser debido a que te he platicado sobre la sociedad formada con la Compañía Chat'D'Sucre.-Le expliqué, y luego desvíe la mirada rememorando.-También asistió a la ceremonía de Madam Red...

-¡Oh es cierto! ¡Es de ahí!-Palmeó sus manos, y sonrió abiertamente.-¡Pero es mucho más linda de lo que imaginaba!-Arqueé la ceja y ___ lucía tan confundida como avergonzada.-¡Es decir, que bonito estilo de vestido! Y combina tan bien contigo.-Se precipitó a ella con emoción, inspeccionando con felicidad el vestido rojo de la contraria, pocos segundos después se volvió a erguir arrepentida.-Ups, ¡Me disculpo, no debi tutear!

-Elizabeth... N-No empieces...-Murmuré y suspiré. La situación se estaba alargando mucho más de lo que me gustaría.

-¡No!-La Chatfield comenzó a sonreír.-¡No te preocupes! Me siento mucho más feliz si me tratas con confianza, de verdad.-La mirada esmeralda de Lizzy se iluminó.

Ese Conde. [Ciel Phantomhive & Lectora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora