XXXIII

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-Pues me niego. Iré contigo.-a punto de caer presa en la petición de su enternecedora mirada, negué la cabeza con decisión.

-¿Qué?-parpadeó un par de veces.

-No seré una carga, voy a cuidar tu espalda.-entrecerró los ojos. Bajé la mirada hacía su mano oculta, y llevé mi mano ahí. Palpé aquello que ya me había imaginado que ocultaba, una pistola. Él frunció el ceño empujando mi mano fuera y sosteniéndola.-¿Realmente crees que sólo he aprendido idiomas y a bailar?-Bufó.

-Evidentemente no. Sin embargo...

-Vamos.-Tomé el adorno en mi cabeza y lo solté, también me deshice de los lindos guantes de encaje fino. Tomé su mano y comencé a avanzar rápido escaleras abajo. Sólo oí un par de gruñidos y quejidos a mis acciones.-Además nada te asegura que llegaré segura, en efecto, a mi habitación. Los de la Sociedad Aurora son gente exageradamente... Perversa.

-Estás corriendo desesperadamente a la boca del lobo...-Giré a verle un momento, y casi tropiezo al ver en él una mirada casi melancólica.-Bien.-Asintió.-Te mostraré un poco más de este lado oscuro, Pantera.

Sonreí. Comenzamos a caminar con cautela a partir de ahí, ya que cualquier ruido delator podría significar peligro. Tuve tiempo de sacar un pequeño detalle que Daniel me hizo llevar conmigo, una Revólver que iba sujeta con una cintilla con estuche oculta en un bolsillo del ligero vestido que llevaba.

Detestaba sostener esas cosas. Mientras el estoque de la esgrima, el arco con flecha o las artes marciales eran para mí nada más que enriquecimiento, el peso de una pistola no era en sí mismo su tamaño en mis manos, sino el claro mensaje de que en caso de usarse, arrebataría de un gatillazo el brillo en los ojos de alguien.

Finalmente llegamos a una habitación repleta de cajas, sogas y todo tipo de objetos almacenados, sin embargo no se escuchaba o veía nada en absoluto.
Ciel llevaba en una de sus manos una especie de linterna que nos ayudaba a buscar un camino, pero parecía simplemente un laberinto de cajas.

En un momento, su velocidad comenzó a disminuir, y giró violentamente su cuerpo para alumbrar y apuntar a lo que entonces pude reconocer como un hombre encogido entre cajas.

-¿¡Quién anda ahí?!

-W-Waaah. ¡Muy brillante! Dice Wordsworth -Un albino envuelto en serpientes cubría apenas su rostro de la vislumbrante luz.

-¿Snake?

-¿¡Lo están atacando?!-Exaltada, retrocedí un paso. Ciel relajó sus hombros y comenzó a negar con la cabeza.

-¡No! No, son de él. Es Snake, alguien que recientemente contraté...-Me explicó, alumbrando al piso lleno de reptiles que se deslizaban por fuera de una caja en dirección al albino.-Lo que no entiendo es, ¿Qué haces en un lugar como este?

Ladee la cabeza, observándolo. El chico tenía unos ojos amarillo vibrantes, y su mejilla lucía escamosa. Una apariencia de lo más particular que había visto nunca. Él pareció tragar saliva al fijarse en mi atenta mirada.

-La comida era deliciosa, así que pensé en compartirla con todos... Dice Dan.-hasta ese momento me fijé en el plato que estaba sosteniendo, y en el que algunas serpientes parecían muy interesadas.-El pastel era aún mejor que la comida...

-¿Entonces, tú te llamas Snake?-Me agaché al igual que él, curiosa. Él intentó no mantener su mirada en la mía, desviandola a cualquier lado, e inclusive buscando auxilio en Ciel.-No te preocupes, no muerdo. Aunque yo debería ser la que esté preocupada por la mordida de ellas.-Solté una risita, mientras algunas serpientes me evitaban.

Ese Conde. [Ciel Phantomhive & Lectora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora