XV

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Despues del intimo momento, regresamos a la sala de estar. Los bostezos en mi eran presentes cada corto tiempo a pesar se esforzarme por guardarlos. Sentía mis ojos llorosos.
Estaban hablando sobre la orden real, y especulando sobre como esto tenia que ver directamente con las intenciones que West tenía usando a Agni como sicario con paga retardada. También, rememorando en los eventos sociales de la temporada, estaban las visperas de la exposición cultural india, cosa que seguramente, también había sido motivación de ese hombre para sacar adelante sus propios intereses a la par del reocnocimiento real.
Su método había sido simple y conveniente, estaba ahuyentando a la competencia generando tensión racial en la sociedad, muy astuto.

Estaba exprimiendo a Agni tanto como se le permitía. De alguna forma, Ciel decidió que el evento era digno de su esfuerzo, y que ellos podían hacer de competencia para el hombre, con un premio interesante a ganar. La dichosa orden real era algo que a cualquiera le venía bien, y la compañía Funtom podía darse el lujo de participar en algo así si Sebastian estaba al cargo del plan.
Apoyé mi mejilla en mi palma, bostezando queditamente de nuevo. Era una área en la que los Chatfield no teniamos ningún interés en inmiscuirnos. Una cosa eran la repostería y otra muy distinta el ámbito culinario.
Nuestras conexiones iban dirigidas mas que a un lugar como india, a sabores mas tropicales, exóticos y casi turísticos. Por decirle de alguna forma.
Complementar esto con la moda juvenil que las señoritas tanto se esforzaban por lucir era simplemente, una idea de publicidad y modernidad consecuencia de. Las pastelerias, las joyas basadas en elegantes platillos para que cada cual se sintiera identificada en un término era un negocio muy diferente.
Pero pensar en trabajo solo me estaba agotando más. Parpadeando varias veces, procuré seguir el aire de la conversación. Cerré los ojos y finalmente, me sentí totalmente relajada y vaciada.

Cuando recobré la consciencia, el sillón individual ya no era mi cama, sino la cómoda y esponjosa colcha blanca de uno de los cuartos de invitado que seguramente, ya estaba destinado a mi uso aún con horas de anticipación.

Apreté los ojos y hale la sabana que me estaba cubriendo, queriendo escapar de la necesidad de despertar que mi cuerpo tenia.

-Vino a darle las buenas noches personalmente, que encantador e inusual.

-Silencio. Después de aquí yo igual quiero ir a descansar directamente. Es sólo eso.-La voz lejana de Sebastian y Ciel estaban llamándome a la realidad. Entreabrí mis ojos con lentitud, adaptandome a la directa luz de las velas que la sombra alta de Sebastian se estaba llevando lejos de mi con cada paso remarcado. Antes de llegar a la puerta, Ciel estaba de pie con los brazos cruzados. Observándome.

El frío que sentía desapareció, y seguramente la oscuridad y mi somnolencia hizo que el conde no se enterara que lo estaba observando. Pues después simplemente giró y salió en compañia de su mayordomo, cerrando con suavidad la puerta con toda la intención de no levantarme.

-Ciel... - Suspiré. Tal vez él era el encabezado de mi lista por motivos para regresar aquí. Tal vez traducía esta mansión como libertad, y tal vez la normalidad con la que comenzaba a tratarme sólo me estaba generando más y más ganas de seguir usándolo como un escape recurrente. Había visto a Soma y había visto a los sirvientes, él tenía la magia de hacer de quienes estaban aquí, su centro de atención.
Me negaría a la idea de que mis padres impidiesen de alguna forma que volviese aquí. Pasar la noche con esta soledad era refrescante de alguna forma y las buenas noches habituales eran poco a comparacion de la mirada del peliazul.
Al pasar la mano por mi cuerpo, me percaté que ya no vestía esa pesada gabardina ni mucho menos el vestido denso que había elegido para el día de hoy. Tan sólo el bluson interior que siempre estaba entre mi silueta y la pomposidad del vestido de salir cubría mi cuerpo ahora. Me sonrojé a la idea de que probablemente, Sebastian se había tenido que ocupar de esa tarea pues hacia varías horas que Meyrin se había retirado a descansar y dudaba que alguien normal hubiese podido retirarme todo aquello sin despertarme. Aun así, me habían respetado lo más posible.

Ese Conde. [Ciel Phantomhive & Lectora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora