-El té esta listo.-Sebastian venía con una sonrisa torcida. Sus ojos estaban cerrados con fuerza y sus cejas se veían tensas a mas no poder. Resaltaba en el la incomodidad, a pesar de sostener con perfecto equilibrio la charola con tazas. Supuse que él igual se sentía ultrajado en su hábitat natural, cosa que le había causado una ira, aparentemente sostenible pero sin embargo, intensa.
-Gracias.-Murmuré cuando me tendió lo que me correspondía. Te chai, desprendía un fragante aroma a extravaganza, le tomé un sorbo como hacía mi padre cuando después de un largo viaje llegaba directo a la sala de estar y pedía a su mayordomo mas fiel una bebida de su extensa barra de licores. Un trago largo que seguramente como a mi padre el whisky le sabia a paraíso, refrescó mi garganta. Bajé la taza y volví a observar a Ciel. Me estaba viendo, no sé que pasaría por su mente, y Lau estaba mas atento de cualquier cosa en la habitación que de ese hecho.
Deak traía mientras tanto, varios platillos pequeños con postres variados. Probablemente de una reserva reciente preparada por Sebastian, y era difícil resistirse a cualquier cosa que él hubiese preparado, sonreí, pidiendo uno que no podía adivinar a que tipo de receta correspondía, sin embargo lucía moras y una galleta oscura, tal vez encanelada o enchocolatada, lo adivinaría después de la primera cucharada. Sentí aún esa mirada sobre mi, cuyo dueño tenia una ceja arqueada, y yo al momento de percatarme, fingí molestia. Ignorándolo.
-¿Qué hiciste con el sirviente de ese estúpido?-Ciel habló, sin dejar de observarme.
-Por el momento, entretenido. Mientras no entorpezca las labores.-Ambos denotaban desprecio, reí ligeramente y el chino me acompañó.
-Bien.-Acarició su cien antes de proseguir.-¿Cómo fue que te encontraste con él?-Ahora se dirigía a mi. Yo arqueé las cejas.
-Morías de curiosidad, ¿cierto?-Entrecerró sus ojos mientras bufaba y yo negaba.-Salí de compras y chocamos. Me preguntó por la mujer que busca identificar con ayuda de ese dibujo y al final me arrastró a su búsqueda.-Rememoré, viendo hacia el impecable techo.
-¿Así sin más acompañaste a ese hombre?-Apoyó su mejilla en su palma, con cansancio.
-¿Acaso te parece que tiene la fachada de alguien peligroso? Lo único malo que puede hacerte es causarte el desfallecimiento por culpa de la larga caminata.-Aseguré.-O irrumpir en tu hogar como en este caso.-Le resté importancia con un movimiento de mano, encogiendo mis hombros mientras acto seguido, saboreaba la galleta. Chocolate, era chocolate.
-Muy graciosa.-El tic en su ceja regresó.-Deberías llevártelo tú. Al final fuiste tú la que le atrajo aquí.
-No creo que quiera irse siendo que ya esta tan cómodo.-Podíamos escuchar desde ahí las risillas y movimiento frecuente de los sirvientes del peliazul, bailoteaban o eso podíamos adivinar desde sus pisotones en el techo vecino a esa habitación.
-¿Le dejarás quedarse?-Lau irrumpió con una sonrisa enorme y satisfecha, lobuna como en ese corto tiempo había deducido le gustaba lucir.
-Averiguaré que demonios es lo que busca con exactitud. Tal vez sepa mas de lo que parece sobre el caso en transcurso, que tenga cara de estúpido no significa que lo sea, o que esa estupidez no sea aprovechable. -Sorbió del te, observando al vacío de la alfombra aterciopelada.
-Supongamos que la visita de un príncipe podría ser útil.-El chino cruzó sus manos en su rodilla elevada sobre la izquierda.
-¿Qué es lo que toca averiguar esta vez?-Sonreí juguetonamente, segura de que esa pregunta no le gustaría demasiado a Ciel.
-Creo que por el tumulto de gente en el que nos encontraste puedes suponer algo sobre la situación.-Bramó. Abrí los ojos, sorprendida, la sencillez en la forma en que hablaba era inusual refiriéndose a mi. Preste especial atención, incluso más de la habitual.- Gente embravecida por la poca empatia de cara a la sociedad gracias a la desfavorecida jerarquía economica.-Una pizca de ironía y burla bailaba en el vibrato de su voz áspera y juvenil.
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Ese Conde. [Ciel Phantomhive & Lectora]
Fanfiction"-No me subestime, Conde Phantomhive." .... "-Ese es el lado oscuro de la sociedad al que pertenecemos. Pasó a mi como un legado, también a ti." "-Las coincidencias no existen, Ciel." Y tal vez lo hubiese sido. La situación perfecta para verse uni...