XVI

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-¿Ellos ya estan ahí? 

-Si, hace varios minutos. 

-Oh, maldición... Mi sueño está negandose a regularse. - Froté mi sien, sosteniendo el brazo de mi mayordomo al bajar las escaleras de mi hogar. El sol nisiquiera estaba arriba del todo, pues los ventanales principales reflejaban todavia fresca e invernal sombra, haciendo que las lamparas de techo necesitasen estar encendidas incluso cuando ya se podía decir que era de "mañana". 

Mis pies andaron por simple inercia, hasta que fui detenida de un jalon por alguien que había hecho ancla para evitar que mi precioso rostro se viese estampado contra la pesada puerta del comedor. Reí juguetonamente y simplemente, la empujé. De ese lado de la casa, había muchisima mas luz y movimiento. 

-Buenos días.

-Buenos días, hija.-Mi madre saludó de forma alegre hacia mi sombra y mi padre sólo murmuro lo que interpretaba, era el mismo saludo. De todas formas su rostro estaba hundido en el periódico matutino y no podía verlo. 

-Lo lamento, estoy retrasada. Lo se~-Tomé asiento al costado. El comedor no era tan grande como solían serlos, pues realmente nunca tendiamos a invitar a nadie a esta mansión precisamente. No habia ninguna necesidad de un comedor que nos obligara a gritar cuando queriamos charlar en alguna comida del día. 

-¿Qué fue lo que te hizo pasar este insomnio? - Solté una risita nerviosa y desvíe la mirada. Al momento las sirvientas trajeron mi plato y lo posaron justo frente a mi. Era una crema con trocitos finos de carne ahumada, que hizo al momento que mi estomago rugiese sin consideración. Antes que se me olvidase volví a observar a mi madre, que esperaba una respuesta coherente antes de seguir tomando de su copa. 

-Bueno... - Rememoré. Y no podía decirle que había estado fuera de excursión con Ciel practicamente, todos esos días. Mucho menos que el resto de días el condenado no salía de mi mente ni me dejaba vivir normalmente.- Yo realmente tuve insomnio algunos días... Así que me quedaba practicando piano hasta tarde...-Inventé. 

-Eso significa que debe haber alguna mejoría. Quiero oírte para la cena. - Mi padre finalmente bajó su periodico y me sonrió. La leve barba oscura se ciño a su sonrisa ladina. Asentí al instante. 

-Entonces pide un té de hierbas relajante antes de dormir. Seguro eso te ayuda.

-No lo había pensado. Es cierto, gracias. -Sonreí.-Por cierto... La exposición de la cultura India... 

-¿Qué interés tienes tú en la india?-Mi padre interrumpió. 

-¿No pensaban llevarme? - Hice un puchero. 

-Creímos que te aburriría.

-No, habrá un concurso de Curry, ¿No es cierto? 

-A ti no te gusta el Curry. - Mi padre arqueaba cada vez más su ceja. 

-Si...-Apreté los labios.-Aún así puede ser que no todos los Currys que presenten sean amargos, ¿No puede ser la oportunidad para que empiece a gustarme? 

-Hmm. -Cerró los ojos.-No recuerdo haberte dicho nada sobre eso, ¿Cómo te enteraste sobre el concurso? 

-Querido, ¿Es necesario el examen matutino?-Mi madre aburrida, pidió. 

-Solo es curiosidad. -Apreté los dientes. Era de ahí de donde yo había salido, realmente, todo tenía sentido. 

-Alguien tenía que leer el periodico en su lugar durante su ausencia.-Sentencié. Limpié de la comisura de mis labios los posibles restos de crema o de la carne y sonreí, realmente satisfecha. La porción no era pequeña, ni grande, pero a cucharadas y con el hambre que tenía me había parecido que nunca comí realmente. 

Ese Conde. [Ciel Phantomhive & Lectora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora