-... ¡Oh! Disculpenme, entré sin pensarlo.-Empujé la puerta con rápidez, dándome cuenta muy tarde de la presencia de Sebastian justo frentre a Ciel.
Inusualmente, el pelinegro vestía una bata blanca de hospital, y tenía una sonrisa amplia.
Ambos giraron a verme y Ciel negó.
-No interrumpes nada.-Relajó sus brazos que estaban cruzados sobre su pecho y volvió a observar a Sebastian.
-Es un placer verla de nuevo, Lady ____.-Sebastian saludó con cortesía y yo sonreí. Me acerqué con un gesto curioso.
-Tan amable como siempre... Pero...-Ladee la cabeza y sin poder seguirlo soportando, llevé una mano a mi mejilla.-¿Puedo preguntar por qué la vestimenta?
-¿Esto? Fue parte de un encargo que cumplí para el Joven Amo, detalles mínimos.-Se irguió palmeando suavemente el reborde interior de su bata. Mordí mi labio evitando soltar una risita. Eran la clase de cosas que sólo se podían esperar de un hombre como él.
-Luces realmente apuesto, deberías considerar llevar vestimenta blanca más seguido.-Encogí mis hombros e inmediatamente la severa mirada de Ciel cayó sobre mi con reproche.-¿Qué?~ Sólo digo la verdad.-El pelinegro lució sorprendido y después sonrió.-El blanco tiene su encanto en alguien que siempre viste de negro.
-Me siento halagado si viene de usted.-Dirigió brevemente su mirada hacía Ciel y pude notar un pequeño bufido contenido, con gracia.
-No te hagas el encantador.-Ciel gruñó y volvió a cruzar sus brazos mientras fruncía el ceño.-Creo que tienes algo más importante que hacer.-Finalmente su pesada mirada se desvió de mi hacía Sebastian, básicamente, corriendolo.
-Cierto, en breve estará todo preparado.-El hombre buscó en su bolsillo el común reloj de plata, asintiendo para obedecer a Ciel. Justo antes de darse la vuelta, y cuando Ciel había dejado de verle, me sonrió brevemente y guiñó un ojo, haciendome cubrir al momento mis labios con la punta de mis dedos para disimular la risa.
El peliazul notó el movimiento y me inquirió mudamente, esperando hasta que el hombre cerrase la puerta.
-¿Algo que decir?-Preguntó entre dientes.
-Para nada.-Le sonreí inocentemente y ladee la cabeza.
-¿Ah, sí? ¿Por lo que Sebastian se veía muy apuesto?-Se sentó en uno de los sillones de dos plazas, cruzando las piernas a la defensiva.
-... Sí, claro.-Asentí segura, y caminé lentamente en rondines dirigiendome poco a poco al mismo sillón. Sólo recibí un bufido como respuesta, y cuando volví a verle su mirada estaba alta y fija en algún otro lado de la habitación, con aparente desinterés.-... ¿Estás celoso?
-¿¡Qué?! ¡Porsupuesto que no! ¿¡Qué te hace pensar eso?!-Frunciendo el ceño nuevamente, me observó. Sólo atiné a reír y finalmente sentarme a su lado. Él estaba realmente indignado.
-Entonces estoy alucinando.-Sonreí con simpleza. Me encantaba verle de ese modo, y al mayordomo también, así que era fácil complotarnos en contra de Ciel.
-No podría estar celoso de mi mayordomo.-Arqueó una ceja con obviedad, pero el sonrojo en su rostro decía varias cosas más.
-Obviamente. Además, también me gustaría verte a ti vestido de blanco.-Asentí, y él giró a verme.-Cambiando de tema, Daniel no está.-En mi experiencia saltar de tema en tema así, lo ponía de los nervios.-Según Mey rin salió hace poco, pero dejó el mensaje que no tardaría, y que debería comer contigo.-Aún pensandolo me confundía la repentina desaparición del castaño. Según las palabras de Meyrin, dijo tenía que asegurarse que todo saliese bien, sin embargo para el tiempo que habíamos demorado no había forma en que fuese y volviese únicamente en la hora de comida.-Cómo en realidad, me escapé, sólo puedo confiar en él.
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Ese Conde. [Ciel Phantomhive & Lectora]
Fanfic"-No me subestime, Conde Phantomhive." .... "-Ese es el lado oscuro de la sociedad al que pertenecemos. Pasó a mi como un legado, también a ti." "-Las coincidencias no existen, Ciel." Y tal vez lo hubiese sido. La situación perfecta para verse uni...