Se sienta en la cama, visiblemente confundido.
Hasta ahora, nunca había dado señales de ser sonámbulo o similares, pero el papel estaba ahí, delante de él sin explicación alguna más que esa.
Da un paso adelante para salir, pero algo impacta con su pié al llegar al suelo.
Es una hoja de color bermellón.
La agarra entre sus dedos, como si fuera la cosa más extraña del mundo y procede a mirar sus ventanas en busca de una apertura.
Cuando no la encuentra, vuelve a mirarla, pensando en qué hacer. Entonces la guarda en el cajón, no sin antes meterla entre las páginas de un libro para secarla.
¿Su sueño había significado algo?
Se rasca nerviosamente la nuca, tratando de buscarle un sentido a todo aquello, entonces, abre el navegador y busca una página para traducir código morse. Copia lo que pone el papel y entonces hace click a "siguiente".
"Te estoy esperando, sabes quién soy."
Seonghwa se congela instantáneamente.
Su cara refleja confusión, una interrogante que mantendría en sus pensamientos hasta que encontrara una respuesta. ¿Podría tratarse de una amenaza o es solo un recordatorio?
No lo sabría.
Aún algo contrariado, trata de llamar a Yunho para contarle esto, pero sus ojos se topan entonces con la hora que es y no le da tiempo ni a quitarse las legañas de los ojos. ¡Se supone que debería haber estado en el trabajo desde hace diez minutos!
Sale corriendo de su casa con las llaves en la mano, al igual que sus zapatos.
[...]
Nada más llegar al sitio puede ver a su equipo repartiendo las tareas al otro grupo recién llegado, provisionando documentos en mano.
— Hola, siento llegar tarde.— dice, con un tono bajo al reunirse con ellos.
— Más te vale sentirlo, estuvimos a punto de empezar sin tí.— Replica Yeosang, un tanto molesto, pero enseguida se ablanda al ver el cabello desordenado de Seonghwa.— Las excavadoras ya están en funcionamiento, hemos dejado encargada a Haneul para que las dirija. Yunho y Jongho todavía están con el papeleo.— Dijo robóticamente como si se tratara de un informe. Menos mal que tenía a Yeosang en su equipo, si no, todo sería un completo caos.
— Bien, entonces voy a hacer otra cosa, puesto que veo que se las arreglan bien entre ellos.— Dice Seonghwa.— ¿Hay algo que necesitéis terminado antes de la tarde?— Pregunta en el momento.
— Pues no realmente, ya terminamos de fotografiar todo. Quizás, si aparece algo, podrías ayudar en el laboratorio.— Propuso este, señalando hacia la carpa blanca que se situaba detrás de ambos.
— Muy bien, no olvides avisarme cuando llegue mi turno. Traigo los pantalones de excavación.— Dice a modo de despedida, señalando sus prendas color khaki.
Yeosang simplemente le devuelve el saludo y luego vuelve la vista para centrarse de nuevo en su tarea; con su tablet pasa todas las fotos que quedaban por subir a la carpeta con el nombre de la expedición a la cual llamaron "Inception".
Entonces, Seonghwa ayuda a preparar la maquinaria del laboratorio lo antes posible por si tienen que analizar o limpiar algo conforme la mañana va pasando. De hecho, le relajaba sacar brillo a los nuevos modelos, su blancura haciendo juego con el traje protector que le dieron.
Al encontrarse en tierras algo áridas, realmente agradece las gafas y mascarilla del laboratorio, aunque eso no sustituiría su especialidad en su propio oficio, por supuesto.
Lo suyo era ensuciarse investigando entre las estrechas excavaciones, para después volver a casa y darse un buen baño que limpiara su conciencia de nuevo.
De vez en cuando era llamado para ayudar a sacar objetos atascados u otras cosas encontradas entre tanto y tanto, pero no eran realmente lo que buscaban.
— Hmmm, otra botella de refresco, muy probablemente del siglo XX.— Dice el joven de cabellos oscuros a la par que sus manos la toman y la dejan reposar cuidadosamente sobre una bandeja metálica específicamente para eso.
Luego pasa al siguiente objeto encontrado. Se trata de un broche.
A juzgar por su aspecto tras ser descontaminado a conciencia, parecía datar del siglo XIX, pero de todas maneras, tendría que comprobarlo mediante datación radiométrica en caso de hacer un informe.
Seonghwa suspiró, dándoles el relevo a sus compañeros doctorados en química y sacando su teléfono para comunicarse con sus más recientes compañeros.
Tras dos tonos, alguien respondió en la otra línea.
— ¿Hola...?—
— Hola, Beomgyu, soy Seonghwa, quería saber si todo va en orden por allá.— Dice, oyendo voces por detrás de todas maneras.
— Uh... Si, todo en orden. Todavía no encontramos nada, pero seguimos esforzándonos.— Justo en cuanto termina de decir la frase, un estruendoso chirrido seguido del sonido de metal cayéndose llega hasta los tímpanos de Seonghwa.
— ¿Choi?, ¿Choi Byeomgyu?— Pregunta entonces, preocupado.
— Lo siento, hyung, tengo que irme.— Susurra este, para después colgar, dejando a Park en ascuas.
— Pff, desde luego... Seguro que estarán llamando a Jin ahora mismo.— Dice para sí mismo en busca de algo que le diera la seguridad de que estarían bien. Igualmente, manda un mensaje de texto a este por si acaso.
Ya que parecían no necesitarlo en otro sitio, pensó en redactar y rellenar papeleo, puesto que alguien tendría que hacerlo después de todo. Se termina uniendo a los 2Ho, justo delante del recinto señalizado para obras.
En cuanto firmaba uno de los últimos documentos restantes, su mirada se vio obligada a levantarse cuando llamaron su nombre. El papeleo lo terminaría en la comodidad de su casa.
— ¡Seonghwa!, ¡Está empezando a asomar!— Vocifera Haneul desde la distancia.— ¡Trae el material!— Añade, haciendo un gesto.
Entonces Seonghwa se apresura y trae palas pequeñas, brochas de diferentes tamaños y guantes, entre otras herramientas.
Como si todos hubieran reaccionado al llamado, el resto del equipo se aproxima con su propio material.
El mayor del grupo se adentra primero en la zanja, resbalando elegantemente por la tierra, provocando una estela de polvo tras él, al comprobar que el terreno es seguro, el resto siguen sus pasos.
— Adoro mi trabajo.— Dice para sí mismo, viendo un castillo esculpido en tierra que descubrir, queriendo conocer cada secreto bajo aquella capa de polvo en señal de abandono. Su trabajo no era simplemente desenterrar objetos, era devolver el arte a donde pertenecía y ser confidente de los oscuros enigmas de su época.
Quería revelar su existencia a la humanidad, y de ello se encargaría personalmente.
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𝑆𝑢 𝑃𝑟𝑜𝑚𝑒𝑠𝑎 (#2)
Hayran KurguEn otra vida... En otra vida quizá podamos encontrarnos de nuevo. En otra vida... En otro tiempo, tal vez podamos amarnos sin remordimientos.