Sospechoso

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23 de Julio del 2029
Carretera entre Francia e Italia
Auto de la familia Beast
01:38 PM

La familia real de Auradon amaba un buen viaje por carretera, era uno de esos pocos momentos en los que podían estar solos, sin preocuparse por el reino o la prensa.

Sin embargo, eso no implicaba que todo fuera calma y felicidad durante esos viajes, a veces, los niños se peleaban o hacían algo para molestar a sus hermanos.

Durante ese viaje en particular, no había pasado nada, algo que hacía extrañar y aliviar a los reyes a partes iguales. Pero, su paz se vió interrumpida por el repentino llanto de Murad.

Mal se volvió hacia su hijo menor, preocupada, pues no era usual que el niño llorara sin razón alguna.

—¿Qué le pasó? —interrogó Ben, reprimiendo el impulso de girarse para revisar a su hijo, sabiendo que sería peligroso apartar la vista del camino.

La reina no vió nada que pudiera provocar semejante reacción por parte de Murad, quien lloraba con fuerza.

—No tengo idea —dijo acomodándose—, está bien.

Ambos miraron con nerviosismo a través del espejo, fue así como notaron lo sospechoso que lucía Scorpius, con una gran sonrisa inocente, algo impropio en él.

Mal miró a su marido.

—¿Crees que le haga hecho algo? —murmuró entre dientes, para que el niño de dos años no escuchara.

Bel volvió la vista a la carretera, a pesar de que estaba concentrado en manejar, la duda era visible en su expresión.

—Se ve demasiado inocente para ser verdad —fue su única respuesta.

Scorp se llevó el pulgar a la boca con despreocupación.

—Hijo, no —Mal extendió el brazo para jalar la manita del niño—, se te van a torcer los dientes.

Cuando se volvió para ofrecerle una galleta a Scorpius, en un intento de distraerlo de su manía, notó una pequeña marca roja en la pierna rechoncha de Murad.

Como si lo hubieran pellizcado.

—Sí le hizo algo —afirmó.

Sobó la pierna de Murad para calmarlo, por suerte, el niño nunca había sido muy llorón, por lo que se calmó rápido. Inclinó un poco más su silla en cuanto notó que bostezaba con cansancio, para que durmiera un rato.

—¿Ustedes no vieron nada, niños? —la pregunta de Ben quedó sin respuesta, pues los únicos despiertos eran Scorpius y Murad.

Los ojos del sospechoso y su madre se cruzaron a través del espejo unos minutos después.

—Es un niño muy inteligente —musitó, era casi admirable toda la premeditación de Scorp para molestar a su hermanito, había esperado a que no hubieran testigos que pudieran acusarlo.

Después tendrían que desviar toda esa inteligencia hacia algo positivo.

—No podemos estar seguros —Ben intentó defender a su pequeño genio del mal.

Su esposa lo miró, con una expresión que dejaba en claro que ni siquiera alguien tan ingenuo como él podía creer eso.

Seguirle el ritmo a Scorpius siempre había sido un desafío para todos en la familia, a veces sentían que estaba criando a un genio, que tarde o temprano los superaría a todos. Algo que estaba bien, pero los reyes esperaban que fuera más tarde, porque de no ser así, no tendrían idea de como guiarlo.

—Bueno, ya pasó —Ben palmeó la rodilla de su reina en un gesto tranquilizador.

Habiendo pasado la crisis, el viaje siguió su curso sin que hubieran más problemas, al menos no alguno que involucrara a los príncipes menores.

Relatos de una familia real (Primera versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora