Cosas de hermanos

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15 de Julio del 2035
Francia
Biblioteca del castillo
03:45 PM

15 de Julio del 2035FranciaBiblioteca del castillo03:45 PM

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Scorpius se estiró con pereza, después del almuerzo se había sentado a leer en la biblioteca y desde entonces no se había levantado para nada

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Scorpius se estiró con pereza, después del almuerzo se había sentado a leer en la biblioteca y desde entonces no se había levantado para nada.

El suave sillón en el que estaba sentado, había empezado a sentirse como si estuviese hecho de piedra y desde hacía un buen rato que veía dobles las letras.

—Voy a tomar agua —decidió, dejando su libro a un lado. Se quitó los lentes, frotándose los ojos con cuidado, tratando de que su vista volviera a la normalidad.

—Bien —escuchó que Murad suspiraba—, trata de no ahogarte —se burló.

Resistió el impulso de poner los ojos en blanco, eso siempre le provocaba dolor de cabeza.

—¿Puedes traerme un vaso, por favor? —pidió Benjamín.

Ignoró al menor de sus hermanos, levantándose para ir a la cocina.

—No toquen mi libro. En especial tú —señaló a Murad, sintiendo ganas de devolverle la pulla—, aunque sé que no es necesario decirte eso, porque no te acercarías a un libro ni aunque tu vida dependiera de ello.

Murad, levantó la vista de su lectura con molestia.

—Llevo toda la tarde leyendo contigo, burro —le lanzó un marca paginas.

Scorp se encogió de hombros y le mostró una sonrisa afable, sabiendo que eso lo haría molestar aún más. Se dirigió a buscar su agua, pues debía reponer energías antes de seguir fastidiando a su hermano.

 Se dirigió a buscar su agua, pues debía reponer energías antes de seguir fastidiando a su hermano

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04:17 PM

—Ten —puso un vaso en la mesa que estaba junto a Benjamín.

—Gracias —le sonrió a su hermano mayor, sin embargo, hizo una mueca confundida en cuanto notó que en el vaso no había ni una gota de agua—… Humm, ¿te enojaste en el camino y vaporizaste el agua con tu magia, o tomaste el vaso equivocado? —le preguntó.

Scorpius volvió a sentarse en su lugar y tomó su libro. Se fijó en Murad, que estaba ensimismado en su lectura mientras escuchaba música con los audífonos a un volumen tan alto que él podía distinguir la canción que sonaba.

Decidió que no podía dejar pasar semejante ocasión para molestar a Benjamín.

—Me pediste que te trajera un vaso, no un vaso con agua —remarcó.

—Pero... —farfulló Benjamín.

—Debes especificar.

Uno de los guardias que los estaba vigilando se compadeció del príncipe, su expresión resignada era casi desgarradora.

—Yo le traeré su agua, alteza —tomó el vaso.

De inmediato, Benja le ofreció una brillante sonrisa.

—¡Gracias, Ser! —exclamó.

—Eres un malcriado —masculló Scorpius en cuanto el hombre salió de la biblioteca.

Benjamín era demasiado llorón para su gusto, como era el menor, todos en su familia lo mimaban hasta el cansancio. Incluso Murad, quien era solo un año mayor, se empeñaba en protegerlo de todo.

—Y tú eres un odioso, solo te pedí que me trajeras un poquito de agua, te dije por favor, papá dice que cuando una persona pide algo así no se lo puedes negar —se quejó.

—Oh, entonces si yo te pido que, por favor, te calles por el resto de tu vida, tienes que hacerlo —replicó.

Benjamín se calló de sopetón.

—Debes aprender a hacer las cosas tú solo, cuando crezcas y dejes de ser tierno, ¿qué vas a hacer? —preguntó.

Benja se encogió de hombros, aún en silencio.

—¿No vas a responderme?

Benjamín negó y volvió a tomar su libro.

—¡Hola, te estoy hablando! —exclamó Scorp, empezando a perder la paciencia.

El menor volvió a mirarlo, pero no salió ni una palabra de su boca.

Scorpius intentó seguir leyendo, para cada pocos minutos levantaba la vista para examinar a su hermano, esperando a que hablara.

Benjamín nunca había pasado tanto tiempo en silencio, incluso de bebé había sido parlanchín, balbuceando siempre cosas sin sentido. ¿En serio iba a dejar de hablar sólo porque él se lo había pedido?, ¿tan poca dignidad tenía?

Sintió que su frustración crecía, anulando por completo su comprensión lectora.

—¿Qué estás leyendo? —le preguntó como último recurso para sacarle conversación.

Su hermano levantó el libro, dejándole ver el título: Dani, el campeón del mundo.

—Ah, ¿y de qué se trata? —interrogó, a pesar de que recordaba haberlo leído hace varios años.

Benjamín le mostró la sinopsis que venía en la parte de atrás, su cara inocente terminó con la paciencia de Scorpius.

—¡Eres imposible! —se quejó con molestia, levantándose del sillón—, mejor me voy a mi cuarto —refunfuñó en voz baja.

Benjamín lo vió salir con una sonrisita satisfecha, era tan fácil hacer molestar a Scorpius.




Relatos de una familia real (Primera versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora