I

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Sintiendo el aire golpeando su rostro, agitando su cabello desordenado, un joven de no más diecisiete años se mantenía de pie sobre la cornisa de un edificio observando la ciudad a sus pies, a cientos de metros debajo de él.

Iba vestido con un traje formal, negro, con una camiseta sencilla blanca bajo la chaqueta con una corbata colgando de su cuello bien cerrada, impidiendo que la misma camiseta se abriera o pudiera abrirse. Levemente, el cuello de la misma camiseta se agitaba, quedando como si tuviera la camiseta colocada informalmente.

Ring Ring~

Parpadeando, el chico de cabello dorado llevó la mano al bolsillo derecho de su pantalón. Miró el número que estaba sonando o más bien el nombre presente en este.

Descolgó el aparato.

―¿Moshi~ Moshi~?

Había dejado de escuchar aquella pequeña canción. Si no recordaba mal, era de un anime que terminó de ver con algún compañero de su trabajo amante de su pequeña afición secreta. Y no era un oficinista como para irse a los pubs de alterne como había visto irse a diversos hombres en las noches frías.

[Oye. ¿Estás ocupado?]

El chico de cabello dorado no reaccionó enseguida. Ni siquiera se movió cuando una pequeña paloma pasó por su cabello desordenado, agitándolo levemente como si fueran pequeñas hebras de hierba dorada. ¿Sería que el ave quería tomar algún pequeño bicho escondido en su cabello? El chico no sabía.

―No, no demasiado. Estaba observando la ciudad, disfrutando del aire ligero que pasa por aquí―respondió el joven, manteniendo sus ojos marinos sobre la ciudad―. Hoy es un día demasiado tranquilo. Y si has llamado...¿ocurre algo?

No obtuvo respuesta. Él no se movió ni bajó el teléfono. Fijó sus ojos sobre un edificio en concreto, uno alto lleno de ventanales. Un verdadero rascacielos que podría ser destrozado por una tormenta.

Y por algún sexto sentido, él creía que pronto una iba a caer sobre él. Odiaba mojarse mucho.

[Hay un gran grupo de zombis en el edificio enorme delante de tus ojos. Personas están siendo perseguidas, transformadas tras ser mordidos. Los supervivientes van cayendo uno a uno]

―¿No hay nadie más disponible?

[Sorprendentemente, Makima ha tomado el control y enviado un fuerte contingente a por alguien especial]

―Veo.

Guardó silencio por siete segundos. Mantuvo los ojos fijos en el edificio designado, el mismo que él había estado mirando. Soltando un suspiro, dio un paso que lo colocó en el borde del mismo.

―Si no hay nadie más y Makima está tomando a sus experimentos que son más perros que otra cosa―el joven tomó la corbata con la mano derecha, manteniendo con la izquierda el móvil sobre su oreja―; yo tomaré el trabajo por todos vosotros. Quiero un poco de dinero extra el día de hoy. Estoy en horas extra. Y sabes como se pone él si trabajo horas extra.

[¡Ja! ¿Lo hablarás con Makima?]

―Tú eres mi jefe. No sirvo a nadie más, ¿recuerdas? Ese es nuestro contrato. Tú mandas yo obedezco y tomo aquello que quieras.

Frash

El sonido de la tela moviéndose, llegó a la persona al otro lado de la línea.

[¿Vas en serio?]

―Si fuera en serio, probablemente toda la ciudad debería ser evacuada―él declaró, tirando a un lado la corbata―. Y eso es algo que sabes de mano.

Un Demonio PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora