XXI

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En un tercer piso, al lado de un enorme ventanal que daba a la calle, dos personas se mantenían sentadas, una frente a la otra, mirándose con calma y sin hacer movimientos bruscos, sabiendo que cualquier deslizamiento podría causar un enfrentamiento entre los dos.

Kishibe metió entre sus viejos labios un cigarrillo. Sin apartar sus ojos de la mujer que tenía en frente, tomó un encendedor y golpeó la piedra de este con su pulgar. Una chispa saltó y, al segundo, una pequeña llama danzó ante los ojos de ambos adultos.

―Makima. Ella está en todo esto, después de todo, ¿no?

Kishibe no respondió. Miró con precaución tanto a Denji como a Power. Ambos jóvenes mantenían sus manos con las dos compañeras de aquella mujer.

―¿Entonces? ¿Por qué estamos hablando en primer lugar?

Kishibe respiró hondo. Sus viejos pulmones tomaron aquel humo que después exhaló completamente por su boca. ¿Por qué estaban hablando? Estaban a punto de ser abordados por Papá Noel y estaban siendo usados como marionetas en el juego macabro de Makima. ¿Por qué si no habría impedido que aquella mujer hablara completamente? Se conocían, la conocía...

―Viejos recuerdos. Buenos tiempos.

―No me vengas con el sentimentalismo, Kishibe―la mujer reprochó, apoyando su mentón en su mano izquierda, mirando con su ojo la vista de las vacías calles―. El Motosierra. Una buena adición para vuestras filas, por lo que veo.

Cómo todo previeron, los cazadores se pusieron en marcha detrás de Denji y el demonio con el que estaba unido. ¿Qué necesitaban de él a parte de solamente el corazón? ¿Qué es lo que harían con él? Mientras las preguntas no obtuvieran respuesta, mantendrían al chico y al demonio completamente bajo protección. Y dudaba demasiado que Makima fuera a soltarlo. Ya puso su correa alrededor de su cuello.

―Si, uno muy bueno―Kishibe miró a Denji. Chico pervertido, amaba a Makima y era, literalmente, un perro detrás de su dueño―. Es un chico que aprende rápido.

―¿Desde cuando fumas?―la mujer miró el cigarrillo entre los labios del capitán con sospecha―. Nunca te vi fumar.

―Hay muchas cosas que no conoces de mí, Quanxi.

Quanxi suspiró ligeramente.

―Si mueres por culpa de los pulmones, no vengas llorando Perro Loco Kishibe.

―Hace tiempo que la locura murió junto a mi juventud―el hombre respondió, mirando también hacia la calle. Enormes edificios bloqueaban la vista de ambos cazadores, permitiendo a los adultos solo mirar hacia aquella muralla de altos edificios―. Una vez pasas de los 50, uno se vuelve mucho más blando.

―Deberías pensar en retirarte. Alguien de tu edad, siendo un cazador, morirá sin demora.

Kishibe rio secamente. Podría pensar como habían llegado a aquella situación, pero ya estaban allí, él hablando con su vieja compañera en completa calma mientras le mostraba su pequeño bloc de notas, indicándole sobre los oídos de Makima. Por supuesto, todo aquello tenía su historia, una que no merecía ser contada. Papá Noel apareció y al mismo lo hizo China con aquella mujer. Ellos solamente intentaban mantener a Denji a salvo.

―¿Y vivir de una jubilación? Oh, no por favor―Kishibe respiró hondo, llenando sus pulmones con humo―. No soy de esos hombres. No, prefiero morir. Tal vez soy senil.

―Eres senil.

Quanxi y Kishibe se miraron. No hubo sentimiento en aquel gesto, solo un silencio tenso roto por la respiración de sus compañeros.

―¿Soy?

―Eres.

Kishibe sacó el cigarrillo de entre sus labios y golpeó el mismo con los dedos. Un poco de ceniza cayó al piso, creando una pequeña mancha oscura.

―Motosierra―Kishibe murmuró―. Hoy día todos están interesados en él; pero yo lo estoy en otro punto―Denji tragó duro―. ¿Cómo te encuentras?

Quanxi rio.

―¿Cómo me encuentro? ¿Enserio? Estas más senil de lo que recordaba, Kishibe―Quanxi respiró hondo. Mantuvo su ojo izquierdo sobre los ojos de Kishibe―. Deberías mantener el collar sobre tu cuello. Es un sano consejo que te doy.

Kishibe se movió, desviando la pistola del agente. Aquel momento fue aprovechado por Quanxi, quien intentó golpear a Kishibe creando así que ambos se separaran.

Fluush

Kishibe reaccionó al mismo tiempo que su compañera. Intercambió unos golpes que no llegaron a nada y, en un segundo, estaba atravesando la ventana con su cuerpo, cayendo hacia la calle. Reaccionando a esto, clavó el cuchillo ligeramente en el concreto de la pared mientras se deslizaba hacia abajo, dejando una marca lineal que seguía su propio movimiento descendente.

Miró hacia abajo y, usando sus pies, se empujó hacia el coche que ahora estaba bajo él. Sin quejarse, sintió como su espalda golpeó aquel metálico vehículo y oyó como los cristales estallaban bajo su peso.

Poco después, otro hombre cayó sobre el vehículo, destrozándose toda la columna.

―Suéltala, cariño―Quanxi miró a Power con una mirada sin sentimiento. La Demonio del Poder la había amenazado, pero la situación estaba para ellas completamente bajo control―. No quiero hacerte daño.

La mujer de cabello blanco dio un paso hacia Power mientras su compañera mantenía a Denji bajo presión, con una fuerte llave que le impedía moverse.

―¡Power!

―Ambas sabemos como va a terminar esto―Quanxi silenció la voz de Denji con un gesto. Su compañera tapó la boca de Denji con un trozo de tela―. Y preferiría que no terminara de una manera completamente violenta.

Power abrió los ojos. El brazo de Quanxi se movió hacia ella a una velocidad que sus pupilas no pudieron captar y, aunque su instinto le gritó peligro, no pudo moverse.

Tap

―Odio cuando intimidan a mis preciados estudiantes. En este tipo de situaciones, entiendo a Kakashi-sensei.

Quanxi intentó retroceder. Los dedos sobre su muñeca se volvieron de hierro, impidiéndole apartarse y soltarse de aquel férreo agarre en su contra.

―¡Naruto!

Uzumaki Naruto colocó su cuerpo entre Power y la chica que retenía y Quanxi, obligando a la mujer china a forcejear con él para recuperar el control de su brazo derecho.

―Me quedé sin cigarrillos―murmuró el cazador, moviendo la cabeza hacia la izquierda, evadiendo el golpe de palma de Quanxi―. Supongo que necesito ir a comprar...

Quanxi disparó su pierna y Naruto bloqueó el golpe con su rodilla. La mujer giró y lanzó un segundo golpe de palma que fue desviado por el antebrazo de su contrincante.

―Chico...

―¿Ajá?

―No sabes dónde te estas metiendo.

Naruto desvió el brazo de la mujer hacia abajo y, usando su hombro derecho, golpeó el plexo de la mujer al mismo tiempo que la soltaba. Quanxi reculó, sintiendo un pequeño cosquilleo en la zona golpeada.

―Es mi trabajo meterme en este tipo de situaciones―el Uzumaki ajustó su corbata naranja. Metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón, el rubio miró a la cazadora china con una mirada plana―. Y es sumamente divertido...para mí.

El caso estalló. Los títeres se movían por la calle y Seguridad Pública los repelía como podía.

―Pareces divertirte, muchacho―Quanxi preguntó, observando como el rubio se mantuvo en su posición relajada mientras que ella cayó en su postura de batalla―. ¿Por qué es? ¿Seguridad en ti mismo?

Naruto mostró una pequeña sonrisa.

―Papá Noel ha venido antes de navidad. 

Un Demonio PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora