XXIII

2.1K 221 20
                                    

Naruto metió las manos en sus bolsillos. Todos fueron llevados al infierno por alguien que los quería en aquel lugar, por algún tipo de ritual ridículo en el que serían usados. Aunque "ritual" no era la palabra con la que debería definir su situación. No era un ritual, pero si estaban participando en uno; uno que fue realizado por la persona que los envió a aquel lugar a ver como la muerte se cernía sobre ellos, como los devoraba con sus fauces. Una imagen similar era la que rondaba su mente, la que inundaba las mentes de todos allí. Naruto podía sentirlo, como intentaba meterse en su cabeza sin permiso alguno. ¿Un demonio primario? ¿Uno que llevaba allí milenios? Solo uno con ese poder podría intentar burlar las defensas de un demonio Primario como lo era su compañero. Otra cosa, por supuesto, era que lograra pasar las defensas mentales que defendían su mente actualmente.

El joven miembro de seguridad pública levantó su rostro. Con los ojos impasibles de un color azul marino, observó a sus compañeros. Aquellos que hicieron un contrato con un demonio o que eran unos demonios reencarnados, estaban mucho más acomplejados y asustados por el lugar en el que estaban, por la oscuridad que se estaba acercando a ellos y, probablemente, deseaban escapar usando sus propios medios. ¿Pero como podrían escapar del Infierno cuando ni siquiera sabían como habían llegado allí en primer lugar? No había una brecha, una fractura entre dimensiones. Cuando alguien era enviado al infierno (normalmente demonios), no volvía de allí completamente cuerdo. El ejemplo estaba en Beam. El fiel compañero de Motosierra estaba asustado, aterrorizado de estar en aquel lugar. Power tampoco estaba mucho mejor que el Demonio Tiburón y los demás estarían en rangos similares de terror.

Naruto no dijo nada durante segundos. Mantuvo las manos en los bolsillos, el cuerpo erguido. No se movió del lado de Quanxi en ningún momento. Pero no actuaba de modo protector. Siguiendo las palabras de la agente, estaban en una tregua temporal. Era mejor pelear unidos contra aquello que los estuviera mirando al otro lado del campo.

Un demonio poderoso había enfocado los ojos en ellos.

―¡Denji no puede convertirse en demonio!

―Dale un poco de sangre. Que se mantenga en un estado semi inconsciente ahora no es algo que debamos permitir―convulsionando. El chico motosierra estaba tirado en el suelo con la mano cerrada alrededor de la cuerda que lo convertía en demonio, de aquella que hacía que el Motosierra apareciera.

La sangre era lo esencial para que un humano utilizara sus poderes de demonios, sobre todo si era un híbrido como Denji o la misma Power. Gracias a la sangre, estos medio humanos y medio demonios podían usar sus poderes, fortalecerse durante el combate y sobreponerse a situaciones desfavorables. Pero también esto representaba un punto débil: cuando no contaban con la suficiente sangre, se debilitaban y perdían sus poderes por un tiempo, justo como le estaba pasando a Denji. El chico no podía terminar de encender sus poderes por la pérdida de sangre durante el enfrentamiento contra los cazadores que iban tras él, lo que obligaba a sus compañeros a utilizar su sangre para ayudar a su compañero desfallecido.

―¡Algo nos observa! ¡Nos está mirando desde el otro lado!

El rubio movió su atención hacia el otro lado de aquel extenso terreno. Si hubiera tenido, Naruto habría colocado un cigarrillo entre sus labios mientras observaba aquello que los estaba mirando a ellos. Sentía ese cosquilleo de una mirada incesante. Lo sentía en la nuca, como si alguien le mirara a la espalda. Era molesto, extraño; pero aun así no le dio demasiada importancia al hecho de que lo estuvieran mirando. No temía su muerte. La muerte escapaba entre sus dedos como agua cristalina, como pequeños granos de arena dorada.

―Centraos en darle sangre a Denji―el cazador masajeó su cuello. La chaqueta de su uniforme se había quedado en el mundo de los humanos. Solo la camisa cubría su torso, con la corbata naranja siendo su identificativo―. Debemos irnos de este lugar...

La oscuridad se cernió sobre los recién llegados al infierno. Era fría, agobiante. Power sintió como el aire faltó en sus pulmones, llegando a caer sobre sus rodillas. Beam entró en un miedo frenético, con el sudor escurriendo por su frente, mojando su torso desnudo. Naruto vio esto como algo exagerado.

[El miedo es una fuente constante, una que ha estado ahí por miles de años. La oscuridad, el miedo. Van de la mano, se ciernen sobre los humanos como si estos fueran simples insectos. El Demonio de la Oscuridad camina entre cuerpos doblados, entre astronautas partidos en dos para tomaros a todos entre sus garras]

La gruesa voz del inmenso zorro demoníaco resonó en la mente del Uzumaki. Lentamente, la figura del Demonio de la Oscuridad se fue haciendo más y más presente, mostrándose alto, delgado, con una forma extraña que había hecho que los demás quedaran congelados por unos segundos, por unas fracciones.

―¡Salga de aquí, Motosierra-sama!

Los ojos de Naruto se abrieron. No pudo reaccionar al movimiento de Beam, al ataque del Hombre Demonio Violencia. Ambos actuaron por sus propios impulsos, por sus propias motivaciones. El Demonio de la Oscuridad se deshizo de Beam destrozando su cabeza y aplastó al Hombre Demonio Violencia contra el suelo utilizando su poder, esparciendo sus sesos por el suelo del Infierno cuando aplastó su cabeza. No hubo un remordimiento en su acción. Ni siquiera miró a alguno de los dos cadáveres antes de cortar el brazo de Hayakawa con un simple movimiento cuando se vio amenazado, si es que realmente se vio así.

―Hombre.

El silbido del acero cortando el viento acompañó ese exabrupto que escapó de la boca del Uzumaki. El Demonio de la Oscuridad solo levantó la mano y la hoja quedó a un centímetro de cortar su cuello, de lastimarlo realmente.

Cuencas vacías recibieron los ojos del Uzumaki en una mirada sin vida, como si perteneciera a la misma muerte. Dos pozos negros, oscuros en aquel rostro esquelético que representaba a la misma muerte, se mantuvieron sin devolviendo la mirada a los orbes azules del cazador. Este pareció lívido, como si un miedo extremo se hubiera extendido por su cuerpo hasta arraigarse en su alma.

Pocos se sobreponían al miedo de la oscuridad, al Demonio de la Oscuridad, uno primordial y poderoso...

[Sabes saco de huesos. ¡Este humano es mi mascota, no puedes matarlo!]

No había hueso o articulación alguna que moviera la cola, que la hiciera aparecer. Como por arte de magia, una cola hecha de energía pura apareció en la espalda baja del cazador de Seguridad Publica. No pareció algo nuevo. Naruto se mantuvo impasible entre el tiempo que le tomó a la cola formarse y a este golpear al demonio que estaba deteniendo su katana, enviándolo varios metros hacia atrás, dejando sendas marcas en aquel desnudo terreno.

―...

―Así que este es uno de esos "primigenios" de lo que me solías hablar durante nuestras charlas insomnes.

[Es uno de tantos. El Demonio de la Oscuridad, uno de los primeros demonios en formarse en la mente de los humanos cuando estos aparecieron en el mundo. Se cree importante, omnipotente. No se da cuenta que él solamente es un producto de los mortales. Sin vosotros, él no tiene poder. Yo sin embargo soy un demonio por derecho propio. Uno que no necesita del miedo, de la mente humana para seguir siendo poderoso]

―Y por eso me decías que eras uno de los poderosos, de los verdaderos inmortales.

[Ajá. Al menos escuchas]

―Lo que quiero.

Viento huracanado obligó al Uzumaki a clavar su espada en el suelo. Cortes aparecieron por su camisa, marcando su piel. La oscuridad estaba intentando absorberlo, destruirlo hasta que no quedara absolutamente nada de él.

[Voy a dejar que le des una paliza. Pero después yo quiero darle una paliza]

Un Demonio PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora