IV

6.1K 517 66
                                    

Girando la llave, finalmente la mujer pudo entrar a su hogar, soltando un suspiro algo cansado, reflejando así en su delgado y bello rostro un poco del cansancio que había mantenido. Como la líder de Seguridad Pública solamente por debajo de la comisión, ella tenía que mantener el control sobre todas las divisiones, lo que implicaba multiplicar su propio trabajo y a su vez mantener la fachada que ella se había construido para poder mantener el control sobre sus compañeros, pues ella misma estaba llevando sus propios planes.

Lo bueno del día fue Denji, el chico de campo que había tomado el corazón del Demonio Motosierra y con el que el chico se había fusionado sin temor alguno, como si lo conociera. De hecho, el muchacho parecía llamarlo Pochita su ella no recordaba mal. También la mención de pechos fue algo recurrente y que ella, como mujer, usó para mantener contento al chico demonio, seduciéndolo. Que Denji tuviera al Motosierra, solo era un aliciente para sí misma de tenerlo en su mano como un simple perrito a su servicio.

Frush

Oyendo como la tela se movía, ella detuvo los pasos. Levantando la mano, encendió la luz al golpear el interruptor con el dedo pulgar de la mano derecha. Entrecerró los ojos y después solamente bajó el brazo al ver quien había causado aquel sonido que la sorprendió.

―Eres demasiado insistente. ¿Nuevamente en mi casa? Eso no es lo que yo esperaba al llegar a casa. Por cierto, ¿y mis perros? No creo que los hayas dañado, pero no te lo perdonaría.

Moviendo la cabeza, los zafiros ojos de Naruto se clavaron en los amarillos y rojos de la mujer. Naruto comenzó a levantarse y ella no se sorprendió cuando vio que el muchacho llevaba completamente desnuda la parte superior de su cuerpo, mostrando los músculos bien formados por el entrenamiento.

Pequeñas cicatrices quedaron a la vista.

―Creí que necesarias un descanso―él respondió con toda la calma del mundo, caminando hacia ella―. Makima, ser como eres puede ser muy estresante, ¿no?

Makima no respondió. Lentamente, se deshizo de la chaqueta de su uniforme justo al tiempo que Naruto se detenía frente a ella. Era más alto. Una cabeza exactamente, lo que la obligaba a levantar la cabeza haciendo que su cabello castaño claro se meciera levemente.

―He encontrado a un chico interesante―sintió como las manos de Naruto la tomaban de la cintura―. Denji. Cuenta con un demonio que no ha aparecido por un tiempo. Creo que estuvo en búsqueda.

―Lo hizo. Tú lo buscaste de cierta manera―Naruto respondió, apretando a la mujer contra él. Makima no pudo responder cuando cruzó los ojos con el chico―. Y ahora lo tienes. Motosierra, ¿verdad?

―Si...

Makima cerró los ojos cuando los labios de Naruto rozaron los suyos. Fuer por unos breves segundos, por tres segundos exactos ni una milésima más. Ella abrió los ojos cuando sintió como él se separaba brevemente, pero no hizo nada cuando las manos del Uzumaki se afianzaron sobre su cintura con fuerza.

―¿Qué planeas?

―Quiero extender los efectivos de la División 4―ella respondió. Naruto no hizo gesto alguno cuando Makima retiró sus manos de su cintura, pero se deleitó cuando comenzó a tirar del nudo de la corbata hacia abajo, desanudándola completamente y dejando que esta colgara―. Con Denji, ahora contamos con otro efectivo más. Ir por el Demonio Pistola podría ser algo acertado ahora...

Makima tomó la corbata y tiró de la misma hacia la derecha, dejando libre el paso a los botones. No tuvo que pedirlo y miró satisfecha como Naruto comenzó a quitarlos con dedos hábiles, veloces y con la seguridad de alguien con experiencia.

Un Demonio PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora