IIXXX

536 97 0
                                    

De entre los escombros del edificio de Seguridad Pública, Makima emergió del mismo mostrando algunas heridas, la ropa desgarrada y el rostro manchado de polvo y suciedad, así como de hollín provocado por el humo que oscureció su piel ligeramente, pasando de tenerla limpia y blanca como la nieve, a un tono sucio y mal cuidado que se ligaba con su cabello desordenado y sucio por los escombros y el polvo además del humo y del fuego.

No quedaba nada intacto del edificio de Seguridad Pública. Sus ojos se movieron sobre los escombros, buscando a sus compañeros e intentando visualizar a los responsables y heridos que hubiera por el lugar.

―Entonces, ¿y ese orgullo?

El frío se esparció por su cabeza hasta la raíz de su cabello, llegando a formar una sensación extraña por todo su cuerpo cuando se extendió por su columna. Levantó la cabeza y miró la katana apuntándola, con la punta rozando su piel.

―No esperé esto de ti...

―Nunca esperas nada de nadie, Makima. Y lo sabes perfectamente. Para ti todos son meros juguetes, instrumentos para tus perversos planes que nunca compartes e intentas ocultar de todos. ¿La pega? No puedes ocultar nada de mí.

Sobre los escombros, empuñando la katana que apuntaba hacia el entrecejo de Makima, Naruto se mostró sin herida alguna o sin rasguños en su ropa, dando indicaciones más que suficientes (por si la katana empuñada no fuera suficiente) que él había sido el causante de aquella explosión que probablemente dejó algunas decenas de muertos. ¿Y hubo arrepentimiento? Makima no vio eso en el brillo de sus ojos ni en el lenguaje corporal.

―¿Y que he ocultado?

―¿A parte de tu insano interés en Denji y en todo lo que lo rodea o en el control sobre los demás? ¡Por favor! A kilómetros se notaba que eras el villano final de cualquier historieta apresuradamente contada...

Movió la katana.

En forma de Motosierra, Denji atacó a Naruto usando sus brazos convertidos en sierras, generando chispas y obligando al cazador de ojos azules a desplazarse sobre los escombros, moviendo la katana para desviar cada ataque de su adversario, lo que permitió que Makima se moviera y saliera de los escombros.

―¡¿Qué mierda haces, muchacho?!―se coló en la defensa del chico y golpeó el pecho del híbrido con el mango de su arma haciendo que este gruñera, mostrando la hilera de dientes afilados que estaban en su boca―. ¡Ella te está controlando!

Pero las palabras no llegaron a entrar en la mente de Denji. Su intención asesina no se redujo en ningún momento. Los movimientos desesperados, dirigidos al cuerpo de Naruto, no se detuvieron en ningún momento y se veía que intentaba cortarlo de cualquier forma posible, despedazarlo como si fuera un pedazo de ternera.

Él solamente suspiró.

Se plantó firmemente. Tomó el mango de su katana con ambas manos y la colocó de forma horizontal sobre su cabeza, bloqueando el movimiento hacia debajo de los brazos/sierra de Denji que llevaban la intención de cortarlo en dos o más pedazos y que no pudo lograr cuando Naruto bloqueó ambas sierras con su katana.

―¡Eres un bastardo, atacándonos, y a Makima!

―Eres como un adolescente salido―un rodillazo obligó a Denji a escupir sangre. Envolvió la pierna diestra y azotó al híbrido contra los escombros. Lanzó la katana y envolvió los brazos entorno a la extremidad siniestra del Motosierra―. ¡Y es algo que incluso a mí me ha cansado!

La motosierra derecha intentó cortar la cabeza del cazador. Este apartó la misma echando el cuerpo hacia atrás, dejando pasar la sierra a unos centímetros de su rostro. Como respuesta, movió el pie y pisó el cuello de su enemigo con la fuerza adecuada para no partirle el cuello y solamente para inmovilizarlo como una presa.

La mente de Denji ya no era suya. Naruto podía verlo en las acciones del chico, en su interacción con la mujer que había absorbido su cabeza, su mente como si fuera un parásito. El muchacho solamente era un títere de Makima y el rubio lo vio en los ojos del chico, aunque no estaba haciendo nada por rebelarse.

Se estaba dejando guiar como un perro completamente sumiso bajo su pie sin que pudiera rebelarse. Y era algo que le causaba cierta lástima, aunque no la suficiente.

En ese momento de deliberación, el sonido de un cañonazo acompañó el dolor lacerante que lo golpeó durante los siguientes momentos, obligándole a levantar la mirada. Un hombre lo estaba apuntando con una escopeta, mientras estaba...¿conectado?

―Intento salvarnos a todos aquí, imbécil―Naruto lanzó un cuchillo que atravesó el cuello del hombre―; pero si vas a molestar, solo muere idiota desagradecido...

La sierra cortó la carne y Denji partió a la mitad a su antiguo compañero de Seguridad Nacional, viendo con sus ojos como las entrañas de Naruto se esparcían sobre los escombros como si fueran parte de algún tipo de confeti.

―Lo siento―Denji se puso de pie mirando a los restos del cazador como si no hubiera sido un compañero―. Makima...Makima ha de ser protegida. Esto...esto puedo considerarlo como una traición Naruto. ¡¿Por qué te has vuelto en nuestra contra?! ¡Fuiste mi mentor! ¡Te he perdido como perdí a Aki!

―Si, bueno―la sangre brotó de la boca de Denji al momento siguiente. La katana atravesó su pecho como si fuera mantequilla―. ¿Puedes dejar de ser tan inocente, Denji? Porque creo recordar que te dije que era inmortal. Y esa palabra significa que no podrás matarme, por más que lo intentes, por más que Makima quiera verme morir―el pie empujó a Denji y lo tiró sobre su propio charco de sangre―. Me das lástima. Tan idiota y perro como eres. Pero no te dejaré morir.

Un Demonio PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora