XVIII

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Entró a la sala seguido de un ligero siseo proveniente, sin duda alguna, de la puerta automática de entrada a la misma habitación. Vestido con el uniforme de Seguridad Pública, Naruto observó al grupo que era la principal fuera de ataque de aquella división. Reconoció enseguida al chico que llevaba en su corazón al Demonio Motosierra, aquel por el que la Yakuza había lanzado un ataque sobre los demás miembros y llevándose con ellos a bastantes de sus compañeros que no volverían a ver con vida. Fue eso lo que le empujó, de cierta manera, a tomar el control de aquella división mientras Makima estuviera fuera, probablemente lidiando con los Yakuza y buscando información de aquellos que habían hecho un trato con el Demonio Pistola. La otra parte por la que tomó el mando, fue por el trato que tuvo con Kishibe y la misma Makima y no podía echarse atrás después de aceptarlo. Además, si él se echara hacia atrás, probablemente el chico rubio terminaría muerto aunque fuera entrenado por el mismo capitán Kishibe.

Uzumaki Naruto detuvo sus pasos. La puerta se cerró detrás de él y miró a cada integrante en la sala. A un lado estaba la conocida como la Demonio de Sangre Power, con aquellos dientes afilados y con los cuernos que indicaban cuenta sangre había consumido y cuanta debían drenarle para que no fuera demasiado peligrosa. Pero de todos modos, ella no era una amenaza para él.

Ahora, pasó su atención al otro miembro de Seguridad Pública que estaba vestido como él, llevando aquella espada en la espalda, mirándolo con una mirada que no sabía descifrar si era de ira contenida o si solamente se estaba mostrando completamente neutro. Así como Power y el mismo Motosierra, aquel muchacho debía obtener un empujón para las batallas que se avecinaban y la comisión le dio permiso para tomar un demonio para el muchacho.

Finalmente, sus ojos se posaron sobre la figura del Motosierra, aquel muchacho de cabello rubio y mirada rasgada. No se llamaba Motosierra...era Denji su nombre. Debía recordarlo para futuras reuniones y no caer en el olvido.

Miró a los tres que serían entrenados, de una forma u otra, para luchar contra los seguidores del Demonio Pistola. ¿Cómo, de todos modos, el demonio había vuelto a nacer si se suponía que fue separado? Todos los datos registraron que, el cuerpo del Demonio Pistola, fue separado en partes que China, Rusia y Estados Unidos tomaron por su cuenta con el claro objetivo de recrear al Pistola o de darle un inmenso poder a sus propios activos.

Pero de todos modos, ellos no podrían lidiar con todos los enemigos que vendrían. No al menos sin la ayuda y preparación de aquellos tres que sus ojos cerúleos observaban con atención.

—¿Dónde está Makima?

Rompiendo el silencio, Denji fue el que atrajo la atención del bigotudo Uzumaki. Parecía que los datos que Makima le otorgó sobre el adolescente eran ciertos. Denji, de entre todos allí, necesitaba la atención de alguien constantemente y, esa alguien, no era otra que la misma Makima. Había sido ella quien lo rescató de cierta forma, tomándolo en sus brazos. También fue ella quien atrajo su atención completa, siendo como era Makima, provocando una atracción sexual que incluso él notaba con solo la mención por el lado de Denji de aquella mujer. Lo notó en la forma en que gesticuló, en la que movió el cuerpo.

—Ha tenido que hacerse cargo de unos asuntos urgentes—Naruto tiró de la cajetilla en el bolsillo de su chaqueta. Tomó, con el dedo índice y el pulgar, un cigarrillo que pronto quedó sujeto entre sus labios—. Yo tomaré el cargo de este equipo mientras lidiamos con lo que se viene encima.

—U-uh...

Naruto aspiró. Sintió como sus pulmones eran llenados completamente de humo.

—Bien. Con el descubrimiento del Motosierra—Denji dio un pequeño salto ante la mención—; muchas fuerzas extranjeras han querido y van a querer tomarlo. Yo mismo me ocupé, hace unas horas, de los agentes especiales de Corea, Vietnam, India, Inglaterra, Francia, Bélgica y algunos otros países.

Mientras iba mencionando países, fotografías se fueron mostrando detrás del Uzumaki, todas ellas mostrando una enorme equis roja que tapaba a los agentes eliminados.

—Eso hace...un total...de ¿ciento cincuenta?

Ojos abiertos. Bocas desencajadas. Naruto no ocultó la risa que escapó de su garganta cuando Denji puso un rostro realmente interesante de fotografíar. Era una lástima que no pudiera tomarlo de una, pero tampoco era importante. Se quedaría guardado en su mente hasta su muerte.

—Más o menos. También usaron algunos agentes nuevos, por lo que no están registrados en la base—expresó el Uzumaki, mientras aquellas fotografías eran sustituidas por otras—. En cambio, tendremos que lidiar con los siguientes agentes y países, los más peligrosos de ellos—se volvió hacia Denji—. Y tú, Motosierra, eres sin duda su objetivo.

Denji sintió la presión sobre él. Cada par de ojos en aquella sala lo miró y él solo pudo tragar, sintiendo que su cuerpo comenzaba ligeramente a temblar pos los nervios. Necesitaba que Makima estuviera de su lado, que lo ayudara nuevamente.

—Entonces, ¿qué haremos para detenerlos?

—Hayakawa Aki—Naruto miró al miembro de Seguridad Pública con la espada colgando de su espalda—. Tú primero tomaras otro demonio para hacer un contrato. Debido a la retirada de Kon de tu lado, las cosas son complicadas para ti mucho más que antes y depender de esa espada podría ser contraproducente—el cazador masajeó su cuello. El más fácil de lidiar era Aki, pero los otros dos eran algo diferente—. Power. Denji. Ambos estaréis bajo la tutela del capitán Kishibe. Seréis entrenados para mejorar y lidiar con diferentes escenarios. Ambos sois un retraso para nosotros actualmente. Una vez estéis listos, tendremos que lanzarnos a lo desconocido, a lidiar con los siguientes objetivos.

—¿Quiénes son?

—Los mejores agentes de todo el mundo, especificando a los de China, Estados Unidos, Rusia y, por supuesto—un hombre se mostró en pantalla, vestido con el disfraz de papá Noel—; el Papá Noel alemán. Él será nuestro peor enemigo, a quien tendremos que batir en cuanto lo veamos—el Uzumaki giró la cabeza hacia sus compañeros—. Si es el caso, yo lo tomaré.

Los ejes, lentamente, iban encajando. 

Un Demonio PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora