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(1)

Es de madrugada cuando una fuerte punzada en su espalda baja lo despierta. Intenta moverse pero el dolor entumece sus piernas hasta impedirle incorporarse en la cama.

Quiere pedir por ayuda pero hace dos semanas que duerme solo así que simplemente se limita a respirar profundo, buscando disminuir la intensidad de lo que parece ser un fuerte dolor de cadera.

Lo parece, pero el Omega siente el espacio entre sus piernas humedecerse y el dolor instalarse en su bajo vientre, como si clavaran finas agujas en él y tiembla al llevar una de sus manos hasta la cara  interna de sus muslos.

Enciende la pequeña lámpara de noche a su lado, atrayendo su mano temblorosa hasta la escasa luz y todo lo que ve es rojo. Desde el dorso hasta la palma de su mano, tiñendo sus delgados dedos y el anillo dorado en su dedo anular de un intenso rojo.

Sus piernas, las sábanas, su pijama; todo a su vista volviéndose sangre y para un Omega que ha luchado durante tres meses con un embarazo de riesgo,  la sangre entre sus  piernas solo puede significar una cosa.

-Bebé…-Su voz sale rota cuando lo llama, con  las lágrimas dificultándole la tarea de llegar hasta su celular y pulsar el contacto de la única persona que estaría despierta a tales horas de la madrugada. La espera volviéndose un tormento en el corto minuto que le tomó a la persona al otro lado de la línea responder-Hyung…

-¿Tae?

-H-hyung…, hyung creo que-Cierra sus piernas con fuerza, sintiendo la humedad entre ellas volverse aún  mayor y el dolor incrementarse hasta cerrarle la garganta-Hyung, yo...-Musita casi sin aire-Hyung, creo que perdí al bebé….

-Señor Kim-Una mano sacude su hombro con insistencia hasta lograr despertarlo. Se incorpora en el asiento, la posición incómoda cobrándole factura a su cuello cuando lo alza para enfrentar la mirada impasible de la Beta-Es su turno, sígame. Por favor.

Taehyung asiente, siguiendo con pasos vacilantes a la chica. Las miradas de los presentes agujereándole la espalda con prejuicio y es que no es común ver a un Omega sin su Alfa en esta clase de lugares, en esta clase de situaciones.

No era común ver a un Omega en sus treinta buscar métodos alternativos para tener un cachorro. No lo era, pero a Taehyung no le avergonzaba.

-Mirada al frente, espalda erguida, hombros rectos…-Se recordó a sí mismo en un murmullo cuando las miradas de más hicieron a su Omega encogerse por instinto.

Hay mejores opciones, muchas más alternativas. Su familia se encargó de enumerarles las razones por las que consideraban que Taehyung se estaba equivocando; porque no era común. Le habían repetido tanto esa palabra hasta el punto de desarrollarle cierta intolerancia.

No era común ir a una clínica de fertilidad, mucho menos si era para una inseminación artificial en la que el donante era totalmente anónimo.

No era común tener el cachorro de una persona a la que nunca había visto ni vería en toda su vida, no era común pero era lo que Taehyung quería.

Se detuvo cuando la chica frente a él lo hizo, llamando a una que parecía mucho menor en edad y responsabilidad. Cruzando algunas palabras para luego advertirle algo en un murmullo que hizo a la menor de las dos encogerse y murmurar una disculpa.

-¿Sucede algo?-Pregunta cuando restauran el caminar. La Beta frente a él niega con una sonrisa tranquila.

-Los nuevos internos siempre dan problemas-Ella inicia, indicándole que doble en el próximo pasillo antes de continuar-Reconozco que en cuanto habilidad nunca ha dado problemas, pero es algo distraída-Admite-Y en este trabajo, las distracciones pueden resultar fatales si no se corrigen a tiempo.-Explica-Pero no es algo de lo que deba preocuparse.

No dijo nada más; se limitó a seguirla por los concurridos pasillos hasta otros donde el tránsito de personas y personal de la clínica era casi escaso.

Con los nervios de punta y el corazón en la garganta, Taehyung vio a la chica abrirle la puerta con una sonrisa cargada de condescendencia.

Miró el rostro de la chica y luego el pasillo detrás de él. Las dudas golpeándole en el pecho al recordar las palabras de sus padres intentando hacerlo desistir de la idea; así como también su última discusión cuando dijo que no tenía planeado renunciar a lo que había decidido.

Todo estaba idealizado en su cabeza como un perfecto plan maestro: Reunir el dinero, ir a la clínica de fertilidad, solicitar una inseminación artificial con donante anónimo, tener el bebé, vivir por él, ser el mejor padre del mundo.

Había planeado todo hasta el más mínimo detalle, renunciar no era un opción, acobardarse tampoco.

Entonces por qué no podía moverse.

-¿Señor Kim?-La Beta lo llama, mirándolo a los ojos con comprensión; como si pudiera ver todo el miedo que se esconde detrás de su expresión tensa-¿Está seguro de que quiere esto?-Ella vuelve a insistir y el Omega traga. Las palabras amontonándosele en la garganta.

Renunciar no es una opción

Se recordó a sí mismo, abriendo la boca para hablar en un corto impulso de valentía que le duró segundos pero que fue suficiente para que pudiera expresar lo que quería.

-Sí-Afirma y ella le sonríe, abriendo aún más la puerta para él-Estoy seguro.