Capítulo 5: Electroshock que me trae a la vida.

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Anoche me costó dormirme. Estaba pensando en “Tormenta”, a quién estaría entrevistando. Cómo se tomarían los famosos su manera de ser. Tengo a varios conocidos de la farándula, y sé que sus egos son tan gigantes como el temperamento de esta chica.

Quiero encender el televisor, buscar la entrega de premios y buscarla entre las estrellas. Me resisto, me digo que si la veo en ese Valentino, probablemente mi corazón no lo resista. Es decir, lleva parado mucho tiempo, puede ser una sobrestimulación.

En algún momento me dormí. Algo así como a las 22:00. Y cerca de las 5:00am a lo lejos, siento mi celular sonar.

Me he preocupado de dejarlo cargando. Antes no me preocupaba. Podía estar semanas apagado hasta que Mike me obligaba a prenderlo. Yo no le veía el caso.

Esta vez es diferente. Primero, si voy a volver al trabajo, tienen que poder localizarme. Y segundo, estoy esperando una llamada a una hora loca. Y no sabes a qué hora puede ser.

Evidentemente, más que loca, es una hora bastante temprana.

-        Sabes, cuando dijiste una hora loca, pensé que lo decías para no tener que quedar conmigo.  Veo que no mentiste.- empiezo a vestirme con un pantalón formal y encuentro una camisa blanca.

-        Necesito cafeína. Y no es tan temprano, llevo despierta desde hace una hora- me dice con una voz acusadora. Siento que alguien me está tratando de vago. Bueno, hoy terminan mis vacaciones, y lo único que lamento es tener que usar trajes otra vez. Nada de vaqueros…

-        ¿Qué hacías a las 4 am. despierta? -  pregunto extrañado, las galas del BAFTA suelen durar hasta las 3 o más ¿Qué acaso no durmió?

-        Estaba haciendo mi caminata. ¿Qué podría hacer a esa hora? En fin, te espero en el Starbucks de ayer en… 15 minutos. No puedo demorar demasiado- está en plan negociadora. Es de lo que me hablaba Mike. Sabe intimidar.

-        Tú mandas  -  le aseguro, y le voy a decir que no veo el momento de verla cuando me suelta.

-        Oye, si no quieres venir no debes hacerlo. ¿OK?- me deja sorprendido, su manera juguetona de hace dos segundos desapareció para darle lugar a una muy seria y arrepentida. Si no sospechara que esta chica probablemente no conoce la vergüenza, diría que hay un poco de ella  en su voz.

-        Hey, ya estoy saliendo de casa, agradece que mi auto es rápido. Te veo pronto, nena -  por primera vez creo que tengo el control. No le dejo tiempo para que me tire un comentario inteligente y corto.

Tomo el Lamborghini Aventador del garaje. Me doy cuenta de que hace casi tres años que lo tengo. Debería cambiarlo. Pero, tiene muy poco uso, y además su motor me recuerda a ella.

Si lo sé, estoy estúpido.

Atravieso Trafalgar Square luego de dejar el Aventador en un aparcamiento privado y diviso el Starbucks. Están abriendo. El local esta vació.

Pienso que esta chica me ha hecho un mal chiste. Si, han pasado 14 minutos, pero qué si me hizo venir para reírse de mí.

 Todo comienza a hacerse oscuro, ahí está de vuelta. La conocida nube de la incertidumbre, aunque esta vez no viene a causa de S.

Decido que no voy a esperar más aquí, me levanto del banco que había escogido y salgo a la calle.

Cuando estaba a punto de marcharme, siento que un escalofrío me recorre.

Me doy vuelta y ¡Pum! Una vez más, la chica sin nombre que me saco el aliento ayer me atropella. Otra vez.

Tiene puesta ropa de deporte, muy ceñida al cuerpo. Y la tengo entre mis manos. Literalmente se aplastó contra mí. Está un poco sudada, sus mejillas son del color de los tomates, y está agitada.

Su pelo está húmedo, y sale un aroma maravilloso de él.

No lo puedo identificar, es una mezcla. Fresas, café y menta. Hay algo más. Y ese aroma. El aroma de su cabello, me pone en sintonía. Y ella es el electroshock que trae latidos a mi corazón nuevamente.

El sonido que me trae de vuelta a la vida.  © #Parte1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora