Capítulo 22: Lo bueno nunca dura.

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De pronto Ania salta de su lugar en mi pecho y abre los ojos con alarma, me dice:

   -¿Qué hora es, Jared?

Me fijo en mi reloj

-          Son las 19:00. ¿Qué pasa?- pregunto divertido por su expresión de preocupación.

Pero la preocupación pasa a ser mía cuando ella toma su bolso y su abrigo y apunta a la puerta

-          Oye! ¿adónde vas?

-          Tenemos una reunión en 10 minutos, Jared -  la veo rebuscar en su bolso, saca su móvil y me mira reclamando -  15 llamadas perdidas, Mike, July, la oficina, todo el mundo. Por dios!! ¿Por qué no me desperté?- ahora se reclama a sí misma. Ya está enfrente de mi puerta y al ver que esta no se abre me busca con la mirada.

-          Tranquila, déjame llamar a Mike, yo arreglo todo.

-          No. -  me mira con pánico en sus ojos- No, no lo hagas por favor.

-          ¿Por qué no lo haría?

-          Porque esto es de lo que te hablaba. No quiero tener permiso para llegar tarde o faltar a reuniones, porque estaba con el jefe. O que tu me salves con una llamada.

-          No te estoy salvando a ti sola- le digo pacientemente, la entiendo, pero me molesta que no tome mi ayuda – Yo también tenía esa reunión, y voy a cambiar el horario a mi conveniencia. Yo soy el jefe, tienes razón, y haré lo que me venga bien a mi.

Me mira. Me evalúa. No sé porqué, pero presiento que no me espera comprensión de su parte.

-          Será la única vez, Jared. Además, a pesar de todo no sé si esto- lo dice señalándonos con una mano- es una buena idea.

-          Te prometo que será la única vez. Y ¿por qué crees que es una mala idea, Ania?

-          Porque, aunque me gustas, Jared… quizás más de lo ideal…- baja la cabeza, y veo un sonrojo en sus mejillas- ambos hemos pasado por mucho. No hemos vivido plenamente por propia elección y no creo que esa elección tenga que ser tomada en consideración a otra persona – me vuelve a mirar- Deberíamos actuar por nuestro propio bien.

Si está mujer se propusiera destruirme, un suspiro de ella bastaría. Sus palabras calan hondo en mí. Tiene razón, por supuesto, ella siempre tiene razón, ambos hemos sido golpeados por la vida, y dejamos de vivir plenamente, y no deberíamos “revivir” por otra persona, pero lo que ella no sabe es que ella me trajo de vuelta, que ella…

-          Tú eres mi propio bien, Ania.- le digo

-          Debería irme.

-          Deberías escucharme – le digo con una media sonrisa. – eso que paso allí – señalo el lugar cerca del sofá donde nos besamos- eso es nuestro propio bien. No puedes jugar así conmigo, primero te apareces toda hermosa dejándome como un bobo y ahora me dices que no…- Le expreso mi frustración, la miro está frunciendo el ceño- Lo siento. Lo que sucede, Ania, es que enfrente tuyo me dejo llevar, soy de repente todo impulso y eso no me había pasado jamás, nisiquera antes de que… ya sabes.

Ella solo me mira, angustiada.

-          Yo he estado ahí antes, ¿recuerdas, Jared?- me dice con una mueca de tristeza en la cara – y es muy… triste, cuando acaba.

-          ¿Por qué debería de acabar?- le pregunto casi derrotado, pero no vencido. No, yo voy a pelear hasta que entienda que ambos nos merecemos esto.

El sonido que me trae de vuelta a la vida.  © #Parte1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora