Capítulo 18: Libros y Café.

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El viaje en auto fue silencioso, hasta que Ania no lo soporto y estallo en halagos sobre el Lamborghini aventador.

Ella no se intereso por cuanto valía el auto, si no por especificaciones de su motor atmosférico y sobre su capacidad. Una vez más reí con las preguntas que hacía. Ni yo sabía tanto sobre mi propio auto.

Cuando llegamos a mi edificio la mire desde el asiento del conductor, y le informe donde estábamos.

-        Si no quieres entrar a casa, lo comprendo.

-        Mientras no tengas un altar voodoo o algo así está bien. -  Lo dijo muy bromista, pero pude detectar una nota nerviosa en su tono.

-        Creo que desmonte el altar ayer, para no parecerte tan raro…

Ella ríe. Por Dios! Amo su risa.

Alarmas, acaba de aparecer la palabra que temía. En realidad estaba escrito en mi frente. Pero nunca había considerado la posibilidad de que sucediera tan rápido.

Quizás, sólo tendría que dejarlo fluir…

Cuando llegamos a la puerta de mi departamento, Ania me pregunta

-        ¿Jared, cuántos años tienes?

-        Tienes miedo de que sea un anciano, Ania?

-        No, quiero saber tu edad…

-        Tengo 28 años. ¿Qué hay de ti?

-        ¿No sabes mi edad? - pregunta extrañada- ¿No lo averiguaste en la revista?

-        Ania, nunca averigüe nada de ti, ni siquiera tu nombre, por medio de la revista, o Mike, o Facebook siquiera -  le digo muy serio.

-        ¿Por qué?

-        Quería saberlo todo por ti- levanto mis hombros para demostrar que es lo que me parece más natural- ella me mira y sonrié.

-        Tengo 26 años, Jared. Y puedes agregarme en Facebook, quizás considere ser tu amiga…- lo dice en tono juguetón, sabe como llamar mi atención cuando me mira con esos grandes ojos marrones.

Entramos a mi departamento y Ania, se queda mirando el ambiente principal. Es un lindo living moderno, pero no minimalista, detesto el minimalismo.

-        Ven te quiero mostrar algo -  le digo

La arrastro desde el recibidor a la cocina para presentarle mi cacharro del café. Ayer pude ponerla en funcionamiento nuevamente y fue un poco desastroso al comienzo, pero ahora ya está funcionando con normalidad.

El rostro de Ania es un poema. Tiene sus grandes ojos grandes como hechizados, y en su boca se dibuja una gran sonrisa.

-        Guau, no imagino como no te has hecho adicto a esto…

-        Quién dice que no lo soy -  bromeo.

-        Quiero una para mi!! Por Dios, Jared, ¿tienes algo mejor que esto? -  lo dice impresionada, y no suelo ser tan vanidoso, pero no me resisto y le agarro la mano, tirando de ella.

-        Esta -  digo, señalando con mi mano -  es mi biblioteca.

Si su rostro antes era un poema, ahora, simplemente es una obra completa de Shakespeare.

La dejo un rato a solas para encargar la comida, y cuando vuelvo esta en la zona de las novelas de Stacy.

-        ¿Estas son tuyas? -  pregunta extrañada – No es por sonar prejuiciosa, pero no parecen tu estilo.

El sonido que me trae de vuelta a la vida.  © #Parte1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora