Capítulo 39: Lucky Ones.

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Bastaron esas simples palabras susurradas a mí oído, para que tomara la mano de Ania y la arrastrara fuera de la fiesta, al hall del edificio.

-          Ania, yo sé que tu...

No alcancé a decir nada porque su boca colisiono con la mía, y debo confesar que si yo pensaba que Ania era sexy antes, ahora podía decir que ella era fuego.

Sus labios asaltaron mi boca, y sus manos fueron hacia mis hombros. Tarde acerca de dos segundos en reaccionar y reclamar su boca.

Fue fuego, dinamita, pólvora y mucho, mucho calor. Sé que de un momento a otro mis manos estaban en su cintura y las suyas entre mi cabello, dando pequeños tirones que me calentaban de una forma poco saludable.

Para habernos besado sólo dos veces, este beso desmentía esa loca teoría de que uno va conociendo los gustos del otro con el tiempo. Nuestro beso no empezaba ni terminaba con cada uno de nosotros, el beso nos incluía y ya existía desde antes.

Su lengua y la mía seguían la coreografía mejor pensada en la historia. Y cuando la atraje más hacia mi cuerpo, y ella libero ese gemido minúsculo juro que todas mis defensas cayeron. Esta mujer podría disponer de mí y de mi voluntad por el resto de sus días, no me importaría si conseguía besos como este.

Por un momento pensé que mi vida terminaría ahí. Había estado meses persiguiendo a Ania, rayando el acoso para que ella simplemente me viera. Y ahora, tan a su manera me había dicho esas palabras y, si señores y señoras, ella me había besado, y muy bien por cierto.

El beso se prolongo por unos cuantos segundos más, hasta que el aire nos hizo falta e hice lo que siempre ame hacer con Ania, pose mi frente en la suya y respire su aliento.

-          ¿Has bebido, Jared?- pregunto

-          ¿Qué?- no entendía a que se refería. Aún teníamos nuestras bocas casi juntas

-          Que si has bebido – repitió

-          Unas dos o tres copas- le dije frunciendo el ceño. No entendía a que se refería.

-          Tus llaves- me dijo- Dame tus llaves, Jared.

-          Oh...

Cuando palpé mis bolsillos y conseguí dar con las llaves Ania las arrebató de mis manos, tomándome de mi manga empezó a correr hacia el garaje y hasta que no llegamos a mi auto no paro.

Era gracioso verla correr sobre esos zapatos sexys, la hacían más sensual si eso era posible, y exótica. Nunca había visto a una mujer  manejar tan bien los tacones.

Cuando llegamos al auto ella tomo el puesto del conductor y yo aún sin entender muy bien nada me subí a su lado.

-          Ania, creo que deberíamos hablar.

-          A eso vamos, Jared.

Arrancó y salimos con una conducción bastante arriesgada por parte de la mujer que me robaba los suspiros.

Ella puso una canción desde su celular cuando paramos en un semáforo y reí. La primera vez que la vi su celular sonaba con Lana del Rey, y ahora Lucky One se escuchaba por los altavoces. ¿Quién diría que Ania era del tipo romántica?

-          ¿No te gusta?- me preguntó cuando escucho mi risa

-          Tú me gustas- le respondí.

-          Y tú me encantas, Jared – que diga eso una mujer caliente, manejando un auto de lujo y que inmediatamente después coma tu boca. Eso despertaría a los muertos. Y no hizo la excepción con mi miembro.

Cuando un claxon se escucho detrás de nosotros, pudimos ver el reflejo verde en el vidrio empañado, Ania como no podía ser de otra forma, sacó su dedo medio por la ventanilla y aceleró dejando al apurado automovilista muy por atrás nuestro.

-          ¿Dónde aprendiste a conducir así, Ania?-

-          Aprendí mirando

Esta mujer no deja de sorprenderme.

-          ¿A dónde vamos?

-          A casa.

 Finalmente acá les traigo el capítulo que tanto demoro. ¿Corto? Sí, lo sé. Estén atentas. Gracias por la paciencia. Besos!!!

El sonido que me trae de vuelta a la vida.  © #Parte1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora