Llego a casa, y no recuerdo cómo. Es decir, si. Si, se que luego de que ella se marchara del Starbucks, me tome un rato para quedarme mirando el vidrio como un estúpido.
Sé que luego me dije a mi mismo que era patético, me pare y me fui hasta dónde deje aparcado mi Aventador, que por cierto, tenía un motor V12 atmosférico. Lo que me hizo pensar en ella nuevamente.
Sé que metí el carro en el garaje interno del edificio y tome el elevador. Ahora aquí estoy, comiendo una pizza dura. Probablemente lo que me ha mantenido en acción los últimos meses.
Me siento en mi sofá. Prendo mi equipo de audio y repaso toda la escena de la que fui un participe más bien pasivo.
Con esta mujer probablemente no se pueda ser mucho más que pasivo. Estoy seguro de que no me equivoqué al decir que es una fuerza de la naturaleza.
Muy bien, veamos… la chica estaba vestida de vaqueros, con unos lindos botines militares un poco desgastados. Los vaqueros eran apretados y marcaban sus piernas, y las generosas curvas de… ¿De qué color era su camiseta? Si! Negra, era una camiseta negra y tenía una chaqueta de cuero a juego con sus botines. ¿Acaso esa camiseta no tenía el escote más perfecto? Cuando ella se sentó en la silla del café pude notar lo pequeña que era su espalda. Estoy seguro que mis dos manos sobrarían si tuvieran que medirla. ¿Tenía una bufanda? Creo que era de punto roja. No recuerdo muy bien cómo era la bufanda, recuerdo cómo caía por entre sus senos cuando la acomodo al pararse cuando se disponía a marcharse.
No creo que sea buena idea seguir pensando en que llevaba puesto. Sobre todo porque tenía pinta de rockstar y chica dura que realmente… me pone.
Mejor no sigo por ahí. Probablemente termine igual de incómodo que en el Starbucks.
Luego de meditar un rato sobre la chica desconocida y terminar de ver el documental de literatura victoriana por tercera vez, miro el reloj y veo que son las 19. Creo que sería un buen horario para llamar a “don Stevenson” y preguntarle quién demonios es está chica.
Un momento. ¿Será jugar sucio?
Decido jugar un poquito sucio. Le preguntaré quién es, pero le diré que no me diga su nombre. Sonará a disparate, lo sé.
- ¿Jared? - pregunta Mike extrañadísimo por teléfono. Siempre llama el para chequear que sigo vivo. Yo no llamo nunca. - Hey amigo! ¿Todo bien? ¿Necesitas algo?
Por Dios, esto hace que me cuenta lo imbécil que he sido todo este tiempo. Mi amigo se preocupa constantemente por mí.
Es la única persona de mi vida anterior (anterior a la muerte de S) que continúa llamando y visitándome. Me obliga a salir una vez al mes. Y me trae libros y películas, de los que mandan a la revista. También me obligo a retomar el gimnasio hace unos cuantos meses. Dice que parezco un espectro y que tiene planeado escalar en las vacaciones y que su compañero de toda la vida no puede negarle eso.
Sé que le ha costado verme así. Pero hoy siento que he despertado de un largo sueño.
La niebla se ha disipado y sé que debo agradecerle por no dejarme morir. Físicamente no tengo ningún problema. Mi problema es que no tengo ganas de seguir aquí.
Mejor dicho, no tenía ganas. Hoy ha sido una bocanada de aire fresco, mejor dicho un temporal que azoto mi cara y después me saco la lengua.
- Hey Stevenson! – digo en tono amigable, un poco sardónico - hoy he visto la cosa más maravillosa.
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El sonido que me trae de vuelta a la vida. © #Parte1
Romansa#PARTE1 #TERMINADA Ania y Jared se conocen por casualidad en momentos dónde sus vidas son grises y planas. Ambos representan un reto para el otro. Jared cae rendido cuando la risa de Ania lo trae de vuelta a la vida, pero esto no termina ahí. En el...