Lunes, el peor día para muchos, incluyéndome y el mejor día para los mundanos extraños de este planeta. Si yo soy extraña, pues ellos mucho más. Hay que estar bien locos para amar un lunes.
Tú estas bien loca.
¿Y a ti quién te llamo?
Pues sí, estaré bien loca, pero no me gustan los lunes.
Después del bochornoso espectáculo que hice el viernes, al llegar a mi casa no paraba de reír a carcajadas por lo sucedido. Pues sí, siempre me rio de todas mis torpezas, es que es muy gracioso, me pasa cada cosa. Ay, si supieran...
No nos interesa cada torpeza que cometiste, aburrida...
¿Nunca te han dicho lo odiosa que eres, Malvina?
Sí, muchas veces me lo dices, pero yo soy tú, tú me creaste, soy tu conciencia, así que te aguantas, mamita.
¿No existe algún botón para callar esta voz malvada de mi pobre cabeza?
Espero que ustedes no tengan una conciencia así de molestosa como Malvina.
—Señorita Mendeléiev. O presta atención, o se va a la dirección —me regaña el profesor de historia.
Ruedo los ojos.
Prefiero irme a la dirección que estar aguantando a este barrigón.
De repente escucho una risa a mi lado, al voltearme me doy cuenta que se trata de Diana, la cual reprime otra carcajada al ver la expresión que tengo en mi rostro.
—No hables tan alto, o el "barrigón" te va a escuchar —musitó, lo que provocó que riéramos por lo bajo, sin que el barrigón se diera cuenta.
Ups, creo que pensé en voz alta.
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Suena la campana al fin.
Todos salen a comprar sus almuerzos, unos a vagabundear por toda la escuela, y otros a entrar a los salones de distintos grados para hacer nuevas amistades. Yo en cambio, saco mi comida que me preparo con mucho amor mi mom y comienzo a disfrutar mi sabroso pancito con pollo.
Umm... Yummy, yummy...
Que rico...
Que sabroso...
Moría de hambre...
Que bueno está este pancito...
—¿Qué te pasa?
Alguien hizo que despertara y saliera de la gloria en la que me encontraba. Ese alguien, el cual se lleva el nombre de "malogra momentos" es Diana.
—Con esa cara parece que estuvieras teniendo un orgasmo con el pan —me miró con horror y burla a la vez.
La fulmino con la mirada y continuo comiendo mi sabroso pancito.
—Oye, acompáñame a comprar unas papas —dice. La miro seria, diciéndole "no" telepáticamente, algo que ella no logra entender —Vamooos... —me insiste, sujetando mi brazo y tirando de el, pero no logra moverme ni un poquito, ya que me sostengo con fuerza del escritorio —Si me acompañas te compro gomitas y chocolate.
Instantáneamente mis ojos se agrandan y sonrío como niña pequeña al escuchar lo último que dijo.
Amo los chocolates y las gomitas y todo tipo de dulces. Son mi perdición, pura gloria.
—¡Vamos! —exclamo feliz.
Como si tuviera un resorte en tracero me levanto super rápido del pupitre y empiezo a caminar mientras la voy arrastrando del brazo a Diana. Ella bufa y rueda los ojos.
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Te odio hasta el infinito y más allá
Romance-Así que soy un idiota, eh... -me susurra una ronca voz muy cerca del oído. Su fresco aliento choca contra la piel de mi cuello, haciéndome estremecer. No me cabe duda de quien pueda ser. Volteo hacia esa persona despreciable, encontrándome al imbé...