CAPÍTULO 26: ¡POR SEGUNDA VEZ!

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-¿Qué tal si hoy vamos a ver a tu chico de ojos lindos? -dice Sami, subiendo y bajando las cejas en mi dirección.

Estamos en hora de descanso, nos encontramos en el salón conversando sentadas encima de las carpetas, ya que el imbecil y su grupito nos ganaron nuevamente la banca y al parecer se adueñaron de ella también. Tarados.

-Ya te he dicho que no es mi chico -hago puchero.

-Pero lo será -afirma con seguridad Lara, pasando su brazo por mis hombros y recostando su cabeza sobre la mía.

-Bueno ¿Y...? -pregunta Sami con las cejas alzadas, esperando a que responda su pregunta anterior -¿Vamos? -insiste pasandose un mechón de su esponjoso cabello detrás de la oreja.

-No lo sé... -me encojo de hombros con un gesto desanimado.

-¿Por qué? -frunce el sueño confundida, inclinando un poco su cabeza.

-¿Acaso no quieres verlo? -pregunta con sorpresa Diana.

¿No quiero verlo?

Pues, claro que quiero ver a Nathan, pero sé perfectamente que no sólo seremos nosotras yendo a visitarlo. Un intruso también irá. Un intruso que mi papá ordenó que me acompañara a donde sea que vaya.

Zayed.

Ese adefesio...

Por supuesto que él no se iba a oponer, con tal de joderme el día a día, acepto gustosamente a "cuidarme".

-No es eso -respondo, cambiando mi gesto a uno serio y apretando los puños al recordar a ese cabeza de brocoli -Es solo que Zayed también tendrá que ir.

-Pero no hay ningún problema con que él también vaya -dice Lara con una sonrisa pícara en sus labios, mientras saca de su mochila un chupete.

La fulmino con la mirada.

-Osea que tu papá prácticamente te puso un niñero -comenta Diana riendo. Asiento con la cabeza poniendo los ojos en blanco.

-Se pasó tu padre -dice Sami moviendo su cabeza de lado a lado con una media sonrisa

-¡Exacto! -exclamo.

-Mira el lado bueno -observo a Lara sin entender -. Al menos tienes un niñero sexy.

Le doy una mirada asesina, la castaña se encoge de hombros y rápidamente se mete el chupete de uva a la boca.

-¿Y si mientes y le dices a tu papá que Zayed si te acompañó? -propone Sami. Niego al instante.

-Zayed se encargará de decir que no fue así y mi papá me castigara por mentirosa -sonrío falsamente, pestañando repetidas veces.

-Nosotras... -Diana fue interrumpida por el profesor.

-Walkman, Pratt, Mendeleiev y Murray ¡A sus lugares! -nos regaña el profesor de historia -Hace cinco minutos terminó la hora de descanso, muevanse.

Antes de regresar a nuestros sitios, Diana se acercó a mi oído y susurro:

-Nosotras hablaremos con Zayed -apenas terminó de hablar la rubia, cada una se dirigió a su lugar.

Veamos si ellas logran convencer al imbecil.

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En todo el transcurso del camino, no nos dirigimos la palabra y cuando llegamos a mi casa, le tire la puerta en su fea cara.

No mientas que te va a crecer la nariz de Pinocho.

Pensé que ya me había librado de ti.

¡JAMÁS!... Lamentablemente...

Te odio hasta el infinito y más allá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora