-¿Qué tal si hoy vamos a ver a tu chico de ojos lindos? -dice Sami, subiendo y bajando las cejas en mi dirección.Estamos en hora de descanso, nos encontramos en el salón conversando sentadas encima de las carpetas, ya que el imbecil y su grupito nos ganaron nuevamente la banca y al parecer se adueñaron de ella también. Tarados.
-Ya te he dicho que no es mi chico -hago puchero.
-Pero lo será -afirma con seguridad Lara, pasando su brazo por mis hombros y recostando su cabeza sobre la mía.
-Bueno ¿Y...? -pregunta Sami con las cejas alzadas, esperando a que responda su pregunta anterior -¿Vamos? -insiste pasandose un mechón de su esponjoso cabello detrás de la oreja.
-No lo sé... -me encojo de hombros con un gesto desanimado.
-¿Por qué? -frunce el sueño confundida, inclinando un poco su cabeza.
-¿Acaso no quieres verlo? -pregunta con sorpresa Diana.
¿No quiero verlo?
Pues, claro que quiero ver a Nathan, pero sé perfectamente que no sólo seremos nosotras yendo a visitarlo. Un intruso también irá. Un intruso que mi papá ordenó que me acompañara a donde sea que vaya.
Zayed.
Ese adefesio...
Por supuesto que él no se iba a oponer, con tal de joderme el día a día, acepto gustosamente a "cuidarme".
-No es eso -respondo, cambiando mi gesto a uno serio y apretando los puños al recordar a ese cabeza de brocoli -Es solo que Zayed también tendrá que ir.
-Pero no hay ningún problema con que él también vaya -dice Lara con una sonrisa pícara en sus labios, mientras saca de su mochila un chupete.
La fulmino con la mirada.
-Osea que tu papá prácticamente te puso un niñero -comenta Diana riendo. Asiento con la cabeza poniendo los ojos en blanco.
-Se pasó tu padre -dice Sami moviendo su cabeza de lado a lado con una media sonrisa
-¡Exacto! -exclamo.
-Mira el lado bueno -observo a Lara sin entender -. Al menos tienes un niñero sexy.
Le doy una mirada asesina, la castaña se encoge de hombros y rápidamente se mete el chupete de uva a la boca.
-¿Y si mientes y le dices a tu papá que Zayed si te acompañó? -propone Sami. Niego al instante.
-Zayed se encargará de decir que no fue así y mi papá me castigara por mentirosa -sonrío falsamente, pestañando repetidas veces.
-Nosotras... -Diana fue interrumpida por el profesor.
-Walkman, Pratt, Mendeleiev y Murray ¡A sus lugares! -nos regaña el profesor de historia -Hace cinco minutos terminó la hora de descanso, muevanse.
Antes de regresar a nuestros sitios, Diana se acercó a mi oído y susurro:
-Nosotras hablaremos con Zayed -apenas terminó de hablar la rubia, cada una se dirigió a su lugar.
Veamos si ellas logran convencer al imbecil.
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En todo el transcurso del camino, no nos dirigimos la palabra y cuando llegamos a mi casa, le tire la puerta en su fea cara.
No mientas que te va a crecer la nariz de Pinocho.
Pensé que ya me había librado de ti.
¡JAMÁS!... Lamentablemente...
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Te odio hasta el infinito y más allá
Romance-Así que soy un idiota, eh... -me susurra una ronca voz muy cerca del oído. Su fresco aliento choca contra la piel de mi cuello, haciéndome estremecer. No me cabe duda de quien pueda ser. Volteo hacia esa persona despreciable, encontrándome al imbé...