CAPÍTULO 7: ESTO NO SE VA A QUEDAR ASÍ..

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—Ya pueden salir a su recreo —mencionó la anciana, perdón, la profesora Sánchez.

Ya era hora que nos dejaras libres, maldita bruja.

¡Me quitó tres minutos de libertad!

Dios... Que exagerada eres, son solo tres minutos, ni que te fueras a morir.

Pues claro que puedo morir. ¡FUERON TRES MINUTOS! En los cuales casi me muero del hambre, Malvina.

DRA - MÁ - TI - CA

Pues claro, tú no entiendes porque no puedes comer.

....

Ayshh... Ya se resintió.

Con desesperación saco de mi pequeño maletín mi comida, porque literal, me ando muriendo de hambre. No exagero. En mi defensa, no he tomado desayuno y como mi padre siempre dice "El desayuno es el alimento mas importante del día, para que tengas mucha energía y blah blah...." así que no soy una dramática como dice la Malvina.

Bueno, debo confesar que también hay una pequeña partecita que omití, la cual es: "... y así tengas mucha energía para prestar atención a todas tus clases".

Pues... Esa parte no cabe en mi cabeza por desgracia.

BRUTA.

Cállate estúpida.

—Parece que no hubieses comido en años, cavernícola —dice la rubia teñida, riéndose junto con Lara.

Las fulmino con la mirada.

—Vamos a ir al comedor ¿Nos acompañas? —niego —¿Como que no, señorita? Usted igual va a ir con nosotras —tira de mi brazo para intentar levantarme del asiento, pero no lo consigue porque me sujeto como chango del escritorio — ¡Vamos, Massiel! —sigue forcejeando, mientras yo pongo resistencia.

—¡No quiero!

—Massiel —me llama Lara, quien se encuentra mirando con diversión la escena —¿Recuerdas la promesa que nos hiciste el domingo?

Yo la miro sumamente confundida y ella con un semblante divertido prosigue hablando.

—Prometiste que irías al comedor con nosotras TODO un mes —sonríe triunfante al ver como mi rostro comienza a deformarse cuando empiezo a recordar aquella detestable promesa que hice con tal de que viéramos una película de terror en lugar de sus horribles coreanos.

Ellas odian las pelis de terror, el miedo que le tienen es extremadamente terrible.

Pero pues ellas cumplieron, tapándose los ojos, casi llorando y gritando, mientras yo me partía de risa al ver sus reacciones.

Que linda amiga soy. Ya lo sé.

Pero tampoco era para tanto. Les puse una que no daba ni un poco de miedo, porque sabia perfectamente como eran de asustadizas. Tuve compasión con ellas. Pero aún así, se pasaron de miedosas las niñas. ¡La película era más de comedia que de terror! Realmente no sé quien me daba más risa, si ellas o la peli.

En fin, cumplieron.

Así que no me queda de otra, más que tener que efectuar mi promesa.

Me levanto del asiento a regañadientes y juntas nos dirigimos al comedor. Lara y Diana iban sonriendo victoriosas al haber conseguido lo que querían.

Hijas de su madre...

¿Por qué prometí un mes? ¿Acaso no recordaba que existían las semanas también?

Te odio hasta el infinito y más allá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora