Nos encontramos caminando en total silencio por el inmenso centro comercial. Tan solo hace unos pocos minutos que acababa de irse mi hermana con mi cuñado y Noah, dejándome con un chico que era prácticamente desconocido para mí, pero claro que eso no lo sabía mi querida hermanita. De todas formas, si me llega a pasar algo quedará en su sucia conciencia por metiche.
—¿Tienes hambre? —preguntó repentinamente, rompiendo el silencio que nos envolvía.
¿Tengo hambre?
¡Claro que tengo hambre!
Siempre tienes hambre.
No puedo darle una respuesta positiva debido a que estoy más que segura de que iremos a los puestos de comida rápida que se encuentran dentro del centro comercial. El problema es que no traigo dinero, ya que se suponía que ciertas "personitas" me invitarían a comer, pero los muy desgraciados terminaron abandonandome. En fin, no pienso pasar por más eventos bochornosos frente a él.
—No mucho —miento.
—Bueno, pues vamos a comer algo.
¡¿Que?! No, no, no, no.
¿Acaso no entendió la parte de "NO mucho"?
Dios... Debí haber dicho que no tenía hambre o que ya había comido.
Pero claro, no se me ocurrió en ese momento.
Tremenda estupida que soy.
Al fin lo aceptas.
Apenas pusimos un pie dentro del patio de comidas, no tardamos en darnos cuenta por el bullicio, que había muchísima gente ahí, por lo cual se nos hizo un poco complicado encontrar un sitio, debido a que por ser fin de semana suele aumentar la cantidad de clientela en estos lugares.
Por suerte, a lo lejos logramos hallar una mesa para dos, por lo que a paso acelerado nos encaminamos a esta antes de que otros nos la quitasen.
—¿Y qué vas a pedir? —preguntó a la par de sentarnos en los coloridos asientos, quedando uno frente al otro.
«Mierda. ¿Ahora?»
—Nada. La verdad, no tengo hambre, creo que solo me pediré un helado —«¿Qué acabo de decir? No tengo ni para un caramelo» —¿Sabes? Ni eso se me antoja, solo te acompañaré —me retracto, enredandome con mis palabras.
Él enarca una de sus castañas cejas en mi dirección y sus ojos se quedan mirándome fijamente.
—¿Qué? —pregunto, sin entender porque me mira de aquella forma.
—Massiel —mi nombre nunca me había parecido agradable; sin embargo, al oírlo de su varonil voz y saliendo de sus sexis labios, ahora me suena bonito —Sé a la perfección que no traes dinero ahora mismo. Si te dije para venir aquí, fue porque evidentemente quería invitarte a comer.
Oww... Que lindo.
Te dije que era un encanto.
Sí... Pero yo soy #TeemZayed.
Ay... Ni lo menciones a ese, estamos en un momento lindo.
Zayed es lindo, hermoso, sexy...
Dejo de escuchar a mi conciencia y le sonrio al chico delante mío, sintiendo como mis mejillas se van enrojeciendo poco a poco.
Esto se siente tan extraño, pues nunca antes un chico me había invitado a comer (a excepción de mi cuñis, claro).
Porque a todos los espantas con esa cara que tienes.
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Te odio hasta el infinito y más allá
Romance-Así que soy un idiota, eh... -me susurra una ronca voz muy cerca del oído. Su fresco aliento choca contra la piel de mi cuello, haciéndome estremecer. No me cabe duda de quien pueda ser. Volteo hacia esa persona despreciable, encontrándome al imbé...