CAPÍTULO 29: MARAVILLOSO

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¿Cómo es qué estoy permitiendo que suceda algo como esto?

Realmente me había quedado atónita. Mis ojos estaban abiertos como platos, mirando directamente los de Zayed, los cuales se encontraban cerrados.

Mis extremidades se habían vuelto inútiles, no reaccionaban ante el abrupto movimiento del cabeza de brócoli.

Pues, los carnosos labios de Zayed se movían sobre lo mios suavemente, mientras que con su mano acunaba mi mejilla derecha.

Nunca me imaginé que su "Me lo agradecerás" significaría tomarme desprevenida y besarme. Podría haber pensado de todo, menos en que haría algo como eso.

Sentía las miradas fijas de los espectadores que se encontraban en frente nuestro. Aunque no pudiera verlos, podía asegurar que mis tres amigas tenían la boca en el piso de lo sorprendidas que debian de estar. Pues jamás me habían visto con ningún chico.

Mientras el brócoli me besaba, yo me tomé el tiempo de analizarlo. Se veía realmente tranquilo, con sus facciones relajadas, me sorprendía el hecho de que no le importara en lo absoluto que nos estuvieran viendo como nos besábamos —bueno, él me besaba, yo me encontraba rígida— algo muy contradictorio a mí, yo sentía que me estaban viendo desnuda. Pues, jamás había besado a un chico y mis amigas lo sabían a la perfección.

Al quitar mi vista del rostro de Zayed, mi mirada choco con otros ojos, conectandose con los mieles de Nathan, quien también se encontraba sorprendido y algo incómodo. Solo fueron unos cuantos segundos lo que nos quedamos mirándonos, ya que Zayed inclinó su cabeza, sacándolo de mi campo de visión.

Por un momento, por mi loca cabeza paso la ingeniosa idea de corresponderle al imbécil para intentar sacarle celos a Nathan. Después de todo, ese era el propósito de este beso.

Pero... ¿Qué era lo qué me detenía?

Pues... A él yo no le gustaba y mucho menos le atraía, sería algo imposible sacarle al menos una pisca de celos y más aún cuando está interesado en otra chica.

Salgo de mis pensamientos al sentir sus labios despegarse lentamente de los míos. Pude notar que sus ojos ya se encontraban abiertos, mirando los míos con diversión.

Pues, aunque mis ojos ya no estaban por salirse de su órbita, seguía sin saber como reaccionar, no quería hacer un espectáculo delante del chico que me interesaba. Tenía que contener las ganas de meterle un puñetazo al idiota que seguía con su rostro a milímetros del mío.

Antes de alejarse, miró directamente mis ojos y rozando su boca con la mía susurro:

—Esto es para que veas que no soy tan hijo de puta —me guiña un ojo y deja un último beso sobre mis labios, para seguido separarse completamente de mí.

Sentí como todo mi cuerpo se estremeció.

Al voltear mi cabeza, pude apreciar las expresiones que tenían en sus rostros mis amigas, en verdad era para un premio. Se encontraban tal cual como había asegurado y hasta mucho más de lo que pensé. Sus caras se veian demaciado graciosas, tanto que tuve que contener las ganas de sacar el teléfono y tomarles una fotografía para hacer muchos memes con ella. Se volverían virales en internet, se los puedo asegurar.

El carraspeo masculino proveniente del chico que se encontraba parado delante nuestro, nos hizo reaccionar —bueno, solo a mí, ya que las chicas seguían en otra galaxia— me hizo volver a la realidad, haciéndome caer en cuenta de todo lo que acababa de suceder.

Mis mejillas empezaron a tomar color.

Por un segundo mi mirada fue hasta donde Zayed, el cual se encontraba recostado tranquilamente en el respaldar de su asiento, mientras que con sus dedos jugaba con la diminuta cuchara, haciéndola girar en la mesa. En su rostro había una sonrisa que me era muy complicado de descifrar.

Te odio hasta el infinito y más allá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora