CAPÍTULO 11: ¿ACASO ESTO ES UNA PASARELA O QUÉ?

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—¡MASSIEEL! —gritan en mi oído, dejándome aturdida.

Abro con dificultad mis bellos ojitos para ver quien es la persona desconsiderada que no me deja dormir tranquila.

—¿Qué quieres? —mi voz suena ronca producto de haberme despertado recién.

—Papá dice que te levantes para desayunar —me informa.

—No quiero —vuelvo a cerrar mis ojitos y me tapo hasta la cabeza con mi colchita.

—Es domingo. Desayuno familiar. Tienes que levantarte ya, Massiel —me lo recuerda mientras zarandea mi cuerpo sin una pisca de delicadeza.

—Tengo sueño... —suelto un quejido.

—¡Levántate! —exclama y sin más se lanza encima mío, aplastándome con su pequeño cuerpo.

—¡ISABELLA! —pego el grito —¡Sácate de aquí! —exijo, intentando quitármela de encima, pero ella se aferra como una garrapata a mi cuerpo.

—No, hasta que te levantes —se niega entre risas.

—¿Así? Pues vamos a ver quien se levanta primero.

—¿Qué? —inquiere sin dejar de reír.

Coloco mis manos a cada lado de su diminuta cintura y empiezo a mover mis dedos, haciendole cosquillas.

Su debilidad.

—¡Para! —suplica ya roja como un tomate.

Isabella ríe a fuertes carcajadas, contagiándome de su risa. Ella no paraba de retorcerse sobre el colchón, tanto así que en una de esas hizo que rodáramos en la cama y cayéramos al piso, provocando que nuestras carcajadas fueran aún más fuertes.

Nos levantamos del suelo y entre risas y empujones nos dirigimos hasta al comedor en donde ya se encontraban esperando sentados mis padres y Paulina. Esta última traía una cara espantosa producto de sus desveladas.

—Aquí está la fea durmiente —habla Isa, señalándome con sus manos.

La fulmino con la mirada y ella ríe junto a los demás integrantes de esta casa.

Que hermosa familia tengo.

Los saludo con un "buenos días" al igual que ellos a mí. Tomo asiento en medio de Pau e Isa y comienzo a devorar mi delicioso desayuno.

—Chicas —llama mi padre, dirigiéndose a mis hermanas y a mí —Hoy no habrá almuerzo familiar, ya que unos amigos nuestros de la infancia, nos han invitado a almorzar a su casa —comenta —Así que las quiero listas antes de la una en punto —nos advierte, nosotras en respuesta asentimos con la cabeza.

Al terminar de desayunar, me dirijo a mi habitación a ordenar el poco desastre que había. Cuando termine de hacerlo, me lanze en mi cama con un libro en mano. Me puse a leer, mientras de los audífonos resonaba mi música favorita.

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—¡¿Ya están listas?! —inquirió totalmente exaltado mi padre, esperándonos hace exactamente una hora y media a que termináramos de alistarnos.

Digamos que mis hermanas y yo —incluso a veces mi madre— tardamos bastante en alistarnos y eso a mi padre le frustra demasiado. Por esa razón, cada vez que vamos a salir, nos advierte tres horas antes que nos alistemos para llegar puntuales a tal sitio. Pero sea la hora que sea, siempre terminamos saliendo tarde.

—Hace buen rato que yo estoy lista —dice Isa al salir de su habitación.

Bueno, a decir verdad ella no es del todo tardona, es la más "rápida" —por así decirlo— de las cuatro.

Te odio hasta el infinito y más allá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora