—Es todo por hoy, pueden retirarse —informa el profesor Mayers en cuanto suena la campana. Toma sus pertenencias y sale lo más rápido posible del salón.
Se puede notar a simple vista lo harto que está de nosotros y estoy más que segura que ganas no le faltan para estrangularnos.
Mayers es el docente más joven de toda la institución. Con tan solo veintiún años les da clases a los grados mayores de esta escuela. Y todos sabemos perfectamente que los últimos grados son los peores, los más insoportables de todo el colegio y más aún cuando hay un profesor que es tan solo tres a cuatro años mayor. Es blanco fácil.
—Siento pena por el profesor Mayers —dijo Lara, mientras guardaba sus libros en su mochila.
—No entiendo porque le hacen maldades. Si siempre ha sido muy amable con nosotros —comentó Diana, curvando los labios hacia abajo.
—Solo le queda aguantar hasta que terminen sus practicas en esta escuela —dijo Sami
—Sí y eso será dentro de unos meses muy largos para él. Solo espero que sobreviva —dije, mientras avanzamos a la salida.
—¡Massiel!
Gritan mi nombre detrás nuestro. Y como si nos hubiesen llamado a las cuatro, volteamos para ver de quien se trata.
Un chico bastante alto, con rasgos varoniles, o como dicen "tallado por los mismísimos dioses". Fornido, con un cuerpo bien trabajado, pero sin llegar a verse exagerado, que a pesar de estar dentro de un uniforme escolar se puede apreciar a la perfección el cuerpo de "Dios griego" que se carga. Con ese porte y esa forma de caminar tan arrogante de chico malo que desprende siempre y que obviamente nunca pasa desapercibido por ninguna fémina o hasta por una hormiga. Viene directo hacia nosotras, o mejor dicho hacia mí.
No se emocionen, solo es Zayed.
Ruedo los ojos.
Por un momento mi mente olvidó que ese idiota tenía la obligación de acompañarme hasta la puerta de mi casa por petición de mi bello padre.
Volteo la mirada en dirección a mis amigas y hago una mueca al percatarme que están por provocar un tsunami si no cierran la boca, las cuales se encuentran casi rozando en suelo.
Y tú también, Malvina, que me estás inundando el cerebro.
Lo siento, es algo inevitable.
Ay, por favor...
¿Qué le ven?
Lo buenote y papirriqui que está.
Puag. No es para tanto.
Cuando el muñeco humano se da cuenta que esto no es una pasarela de modelaje se detiene delante mío para empezar a hablar.
—Tengo que conversar sobre algunos temas con el profesor de química —y a mi que rábanos me importa —Espérame aquí ¿Sí? No te vayas a ir sin mí —me advierte.
Para finalizar me guiña un ojo y yo le muestro mi cara de asco absoluto.
Antes de irse, les enseña su sonrisa "baja calzones" a mis ilusas amigas. Que claramente caen como estúpidas.
El pendejo es consiente de su puto atractivo y se aprovecha de eso.
—¿Quién es ese papacito? —dos de ellas preguntan sin dejar de mirar como se va y desaparece por la entrada del colegio.
—¿Y por qué quiere que lo esperes? —pregunta Sami en un gesto sorprendido.
—Es el chico de Massiel —se apresura en decir Diana, soltando un suspiro.
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Te odio hasta el infinito y más allá
Romance-Así que soy un idiota, eh... -me susurra una ronca voz muy cerca del oído. Su fresco aliento choca contra la piel de mi cuello, haciéndome estremecer. No me cabe duda de quien pueda ser. Volteo hacia esa persona despreciable, encontrándome al imbé...