C A P Í T U L O #22

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APRIL

Observo las fotos en las que parecía feliz y todo fue una burla, no entiendo por qué la felicidad que creía propia desapareció de esta manera. Cerré la puerta tras de mí  y descendi despacio las escaleras. No había nadie así que solo dejare  una nota de agradecimiento a los que hasta este momento considere como mis padres. 

Vague horas sin rumbo, me sentía entumida de dolor, en mi cabeza intentaba buscar una explicación a todo aquello, no la encontraba. Para cuando me di cuenta ya había anochecido y  necesitaba un lugar donde quedarme.

 Recordé que no tenía ni un centavo.

En mi cartera apenas tenía un billete de mediana denominación y el dinero que junte lo done  anónimamente a varias instituciones que cuidaban niños en situación de calle esta misma mañana.

No tenía  amigas a quienes acudir sin provocarles un problema en su casa y olvidé el móvil en el recibidor, tampoco contaba con tarjetas de crédito, así que no tuve más remedio que caminar buscando un lugar donde pasar la noche.

Encontre un parque medio iluminado y me senté en una banca. Subi la maleta a mi lado. Y recordé todo con dolor, intentando pensar con más claridad, buscando descifrar inútilmente los acontecimientos.

Ni cuenta me había dado cuando comenzó a amanecer, me levanté de la banca entumida. No me moví prácticamente por horas, ni siquiera tenía noción del tiempo. Mi mente comenzó a maquinar rápidamente, después de la desesperación y conmoción en la que me sumí las últimas horas, trate de pensar que debía hacer con mi nueva situación.

No tenía donde ir, no tenía dinero y estaba sola completamente. De pronto recordé que en la universidad ponían anuncios para compartir casas o rentaban cuartos de asistencia.Por lo que me dirigí hacia allá más esperanzada. 

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Llegue a la universidad sin sentir ya el cuerpo del cansancio y tristeza. En la puerta había una mujer estaba mirándome llegar, por no mencionar la forma en la que los estudiantes me veían, con lujuria algunos y desprecio otros.

- ¿Eres April Evans? - Asenti exhausta –. Acompáñame a la dirección - Su tono no daba lugar a réplicas.

- ¿Por qué? - Pregunte alterada.

- Por favor, señorita - Me mostró el camino, más miradas extrañas a mi alrededor.

¿Qué ocurría?

 La seguí sin chistar sintiéndome demasiado incómoda.

Incluso había chicos que me guiñaban el ojo o simulaban un beso, mientras las mujeres me estudiaban con desdén y asco.

 Cuando llegamos al cubículo la mujer me hizo pasar. Adentro estaba otro hombre que me evaluó con cara de pocos amigos.

- Señorita Evans, tenemos que pedirle que abandone la Universidad, acaba de ser suspendida de forma indefinida - Lo mire asombrada.

¡¿Qué?!

- ¿Por qué? - Pregunté desorientada.

- Gente con su reputación mancha a esta institución. A lo que se dedica es su problema, pero hacerlo aquí, en el recinto, con los estudiantes, es motivo de expulsión. Así que haga el favor de ir por sus papeles y marcharse - Me informó hiriente el que, por el letrero frente al escritorio, era el director de la carrera.

No comprendía

- ¿De qué habla? - Exigí saber ya sin muchas ganas.

- ¿De verdad desea que lo repita? Del tipo de relación que mantenía con el alumnado vendiendo su cuerpo. Como le digo, ese es su problema, pero no dentro de este lugar - Expresó apenado –. Desde ayer los periódicos solo hablan de eso, al igual que las redes sociales y medios de comunicación, su rostro está en circulación por todo Londres. Así que, le pido que se retire. Lo siento mucho  - Sentí que iba a perder el conocimiento.

𝐔𝐧 𝐄𝐬𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨 𝐄𝐧 𝐓𝐮́ 𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧 |NJH| EN CURSO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora