C A P I T U L O #30

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[...]

Aiden de inmediato salió y buscó a Niall, hablaba por su móvil en un pequeño patio que contaba con varias mesas que se encontraba a unos metrosde ahí. Este al verlo se colgó enseguida.

—¿Cómo está? —le preguntó impaciente.

—Mejor, ya no tiene ese color horrible que tenía, la asearon y hablaron mucho más, pero... todavía se cansa muy rápido —admitió mientras se sentaba en su misma mesa.

—¿Conversaron? —Quiso saber.

—Un poco... no sabía en qué mes estamos, se desconcertó mucho al saber que en unos días sería navidad, tampoco no le gustó la idea de qued urmiera aquí...

—¿Eso es todo?...—Era evidente que deseaba saber más... Sobre él específicamente.

—Bueno, también le dije que tú... estabas aquí, que no te habías separado desde el primer día y... comenzó a llorar, Niall. Era como si recordara algo y me dijo que....

—No quería verme —completó la frase entristecido, sabía que así sería, pero le dolía de todas formas.

—Niall, no te preocupes, todavía es muy pronto, ella no está bien...ya verás que poco a poco va a ir cediendo, además todavía no sabe qué fue lo que en realidad ocurrió, sólo pude decirle que ya todo se había aclarado. No se asombró, está muy dolida, parece indiferente, ajena, pronto le podre contar todo y... espero que lo entienda —intentó animarlo.

—Yo también lo espero, aunque lo dudo. Lo que pasó es algo muy difícilde perdonar... En fin... por ahora lo importante es que está mejor, que habla y su organismo responde a los medicamentos y cuidados —declaró deseando sentirse más optimista, pues aunque sabía que con él las cosas probablemente nunca volverían a ser iguales, si ella estaba viva y sana todo lo demás no importaba.

Esa noche sólo durmió ahí Aiden. Niall decidió irse a su apartamento, regresó al día siguiente después de pasar a revisar pendientes al conglomerado y atender algunos asuntos que sólo él podía solucionar. No obstante, aunque lo intentó, le era imposible concentrarse estando lejos de ella, así que tomó su ordenador personal, algunas carpetas y volvió al hospital. Le habló a Aiden por el móvil para avisarle que ya estaba ahí y lo alentó para que fuera a su casa a ducharse y comer.

El chico regresó a mediodía junto con Mario y Andrea, ambos deseaban verla, así que Aiden entró primero para ver cómo se encontraba. Ella estaba comiendo con la ayuda de una enfermera, lo hacía despacio y poco a poco.

Su semblante cada vez era mejor, las profundas ojeras muy lentamente iban desvaneciéndose. Obviamente su peso todavía era el mismo y aún faltaba mucho para que fuera la April de antes. Al verlo lo saludó con la mirada.

—¿Puedo? —Preguntó a la enfermera señalando la cuchara que estaba volviendo a llenar de sopa.

–Claro, yo regreso en un rato —se la tendió y salió de la habitación. La llenó y se la acercó a la boca.

–Qué bueno es verte comer, Ap —ella sonrió mientras pasaba el líquido.

Cuando terminó de ingerir todo ya se encontraba de nuevo agotada. Cerró un momento los ojos.

–Me canso muy rápido, Aiden. Ni siquiera puedo comer sola —sudaba y de verdad parecía que había hecho un gran esfuerzo.

—April... gracias por luchar, sé que te está costando mucho trabajo, pero...gracias — le dijo mientras besaba su frente.

–Tú sabes que por ustedes... soy capaz de todo —consiguió decir, pero enseguida se volvió a dormir.

Aiden se frustró, no pudo decirle que sus padres deseaban verla y tampoco habló sobre todo lo que sucedió. Más tarde regresó. Ella tenía la mirada perdida y ni siquiera se percató de su presencia.

𝐔𝐧 𝐄𝐬𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨 𝐄𝐧 𝐓𝐮́ 𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧 |NJH| EN CURSO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora