NIALL
- Es aquí - Me indicó el investigador.
Era mediodía y el investigador me informó que por fin la había encontrado, gracias a una amiga del trabajo.
El lugar era deprimente, viejo y muy feo. La colonia se veía peligrosa.
¿Hasta dónde se vio orillada para llegar a estos extremos?
De solo pensarlo me crecía el nudo en la garganta.
Tenía terror de verla. Por lo que el investigador me informó no estaba bien, pero vivía, eso era lo único que importaba. La compañera de su trabajo fue el día anterior por la noche y aseguró que aún respiraba. Con los puños apretados y la quijada tensa, segui al hombre.
El detective tocó la puerta de la casucha mientras observaba todo a mi alrededor, del interior salió una mujer con cara adusta.
–¿Qué quieren? - Preguntó tosca.
- ¿Aquí vive una señorita llamada April Evans? - La dueña del espantoso sitio nos observó dudosa.
– Sí, creo que sí - Habló con su voz de cacatúa.
- Me hace el favor de llevar al señor a su cuarto - Le pidió el agente ofreciéndole dinero.
La mujer sonrió complacida mostrando una desvencijada dentadura.
- Desde luego, yo lo llevo - Y así lo hizo. Un metro antes de la puerta nos indicó con la mano
–. Es ahí, pero le advierto que es bien rara, desde que me pagó las semana pasada no ha vuelto a salir y ya le dije que si no lo hace esta, saco todas sus cosas - La ignoré preocupado, me detuve frente a la puerta que los separaba, tome el picaporte y lo giré lentamente.
Abrió Despacio, un olor a enfermedad y descompuesto llegó hasta mis pulmones, mi corazón se detuvo.
La habitación estaba en penumbras, las cortinas desgarradas estaban cerradas obstaculizando cualquier entrada de aire o luz. De repente, justo frente a mi, reparé en un pequeño bulto en la cama. Busqué el interruptor y prendi la luz.
El bulto ni siquiera se movió y daba la espalada a la puerta, no podía ser ella, parecía demasiado pequeño ese cuerpo, de hecho parecía el de un niño pequeño. De nuevo un sudor frio me recorrió, rezaba por no haber llegado tarde. Había restos de fruta sobre la mesilla de noche, también gallegas y jugos sin abrir.
Rodeé la cama con el pecho apretado y de pronto, alcancé ver su rostro.
No pude moverme, incluso dejé de respirar.
Sus pómulos le resaltaban tanto que no podía estar con vida, tenía unas ojeras profundas y muy oscuras y no se movía.
Me acerqué de prisa quitándole la cobija mal oliente de encima. Ella se movió un poco pero no despertó, cuando vi sus hombros y el resto de su cuerpo sentí que iba a gritar del dolor. Estaba demasiado delgada y muy poco abrigada pues ese pijama apenas si la calentaba.
Maldición.
No Podía ser que en esto se hubiese convertido gracias a mi idiotez, a mí incredulidad, a mí desconfianza.
Pasé una mano temblorosa por su mejilla, estaba fría, su boca estaba seca y su cabello que siempre fue brillante ahora estaba opaco agarrado en una coleta, lo que llevaba puesto parecía tener días de no cambiarse pues manchas oscuras, supuse que de sangre, me indicaban y por si fuera poco, le quedaba enorme.
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𝐔𝐧 𝐄𝐬𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨 𝐄𝐧 𝐓𝐮́ 𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧 |NJH| EN CURSO
Fanfiction𝐋𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐲 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐬𝐞 𝐯𝐚𝐥𝐞. 𝐒𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐫 𝐥𝐨 𝐬𝐮𝐟𝐢𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐦𝐞𝐧 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐢𝐫 𝐚𝐝𝐞𝐥𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐜𝐨𝐧 𝐨 𝐬𝐢𝐧 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐨𝐭𝐫𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚...