C A P I T U L O #28

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NOTA: Si esto llega a tener faltas de ortografía o narración perdonenme, con tiempo las iré corrigiendo. Ahora sí a leer.

AIDEN 

–April, por fin... —le besó la mano una y otra vez. Ella no abría los ojos, pero lágrimas escapaban de sus parpados cerrados.

—Era niña —volvió a decir con voz menos pastosa, intentaba verlo pero sentía que tenía que poner todas las fuerzas que le quedaban para eso.

–Sh, sh. No te esfuerces nena, todo va a estar bien... —pero ello lo siguió intentando hasta que lo logró, había escuchado todo lo que le dijo, al principio pensó que estaba soñando o que era un ángel que le hablaba porque ya había muerto, pero poco a poco fue dándose cuenta de quién era y esa voz la fue sacando de su letargo sin que pudiera evitarlo, esa voz la seguiría toda la vida sin dudarlo.

 Su hermano.

—Aiden... —susurró mirándolo fijamente, él se acercó a su mortecino rostro y le dio un beso en la frente con suma ternura.

–Ap, lo siento, siento todo lo que pasó.

—No es... tu culpa —consiguió decir con esfuerzo mientras lloraba por la alegría de volver a verlo. Creía que no volvería a ver sus enormes ojos.

–Ap, tienes que luchar, te lo suplico —le rogó apretando su mano levemente. Ella miró al vacío desconectada de la realidad.

–Etoy... muy... can... sada... Aiden —le intentó explicar.

—Lo sé Ap, lo sé, pero no te dejes, sé que escuchaste lo que te dije, y te juro que lo cumpliré —le advirtió decidido.

—N-no... —replicó aterrada.

Se veía tan vulnerable, débil y agotada que no pudo evitarse sentirse mezquino al decirle todas esas cosas, pero no iba a dejar que se rindiera, la iba a chantajear con lo que sabía más le dolía; la felicidad de ellos, era necesario.

—Entonces lucha, no te dejes vencer ¿Entendiste? —Le exigió mirando fijamente sus enfermos ojos para que comprendiera que no bromeaba.

–Aiden... —suplicó ansiosa.

—No April, no vamos a discutirlo —negó fuertemente–. Sólo lucha, es todo lo que te pido, deja que aquí se encarguen del resto. Si lo haces yo no cumpliré nada de lo que te dije, pero si no... —no pudo terminar la frase porque ella negaba levemente con la cabeza desesperada–. Tranquila, sh, sh,tranquila... —empezó a acariciarle la mejilla al ver que de verdad se había alterado.

—Es tiempo, Aiden —entró Liam y la vio despierta, se colocó al otro lado de la cama sonriendo aliviado–. April... —pudo decir mirando la resolución en los ojos de ese jovencito asombroso–. Lo lograste —susurro impactado.

—Te lo dije, la conozco —manifestó triunfante. April revisó sólo un instante al nuevo visitante para enseguida contemplar a una de sus razones con devoción.

—Ap, vas a estar bien —comenzó a explicarle Liam con ternura–. Yo me voy a encargar de que así sea ¿Está bien? No me voy a despegar de aquí hasta que estés mejor ¿De acuerdo? —Ella asintió levemente mientras el agua seguía saliendo sin poder evitarlo de sus ojos como un torrente que no tenía forma de parar, no podía creer que estuviera ahí, que su hermano se encontrara a su lado–. Sólo necesito que luches, ¿Comprendes? Del resto yo me encargo —sin perder tiempo salió en busca de una enfermera y disponer todo para reunirse con el equipo de médicos especialistas para decidir el siguiente paso.

𝐔𝐧 𝐄𝐬𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨 𝐄𝐧 𝐓𝐮́ 𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧 |NJH| EN CURSO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora