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Dakota se despertó. Y joder, con un dolor de cabeza horrible. Poso una de sus manos sobre su frente, tratando así de suavizar el dolor. Pero entonces recordó, y se inclino de golpe con el corazón latiendo le a mil. ¿Qué había pasado? Y lo mas importante… ¿Dónde estaba? Se quitó la manta que tenia encima, y se toco por todo el cuerpo, cerciorándose de que nada malo le haya pasado. Ya un poco más segura, se levanto de la cama para inspeccionar la habitación en que se encontraba. Era sencilla, pequeña, con unos cuantos muebles y las paredes pintadas de blanco. Pero lo que más llamo su atención fue el escritorio que yacía a un lado de la habitación. Camino hacia este y abrió un grueso libro que estaba encima. Lo que vio a continuación la dejo helada. Fotografías de ella era lo que se encontraba en el interior del libro. Desde cuando salía de su casa, salía del trabajo y hasta cuando se subía a su auto o simplemente cuando hablaba con sus amigos. Miles de fotos de ella, desde que era una adolescente de quince años hasta sus veinte y tres años de edad. Recorrió las páginas, y la última fotografía que había de ella era desde… ayer. Cerró con brusquedad el libro, no podía seguir viendo eso que la asustaba cada vez más. Se fijó en las hojas de papel en blanco que estaban a un lado, junto con un bolígrafo de tinta negra. El papel tenía la misma textura en que Jamie solía enviarle las cartas. Y entonces comprendió que Jamie fue quien la secuestro, estaba en su casa… De repente, la puerta se abrió de golpe. Dakota se sobresalto y se giró. - Veo que ya despertaste, muñeca. Dakota lo miró con la barbilla temblorosa. Si, era Jamie . Aunque tenia una imagen de él cuando tenia diecisiete años. Lo recordaba como un chico debí luchó, incapaz de poder defenderse de los demás. Pero ahora… era todo lo contrario. Los rasgos masculinos en su cara habían madurado, sus ojos eran de un color verde precioso, teñidos ligeramente con algo que parecía rencor. Sus labios, gruesos y rosados gritaban ser besados. Tenía un cuerpo de cien, ahora era más alto y Dakota tenia que levantar la vista para lograr verlo a los ojos. Traía una camiseta, algo transparente que dejaba ver sus muy bien formados bíceps y su piel era naturalmente blanca. Era condenada mente sexy. - ¿Jamie? Él sonrío. - ¿Te alegras de volver a verme, linda? Él camino hacia ella. Instintivamente, Dakota retrocedió hasta chocar con la pared. Jamie la acorralo y hundió su nariz en su cabello, para respirar ese aroma tan familiar. Jamie podía sentir el miedo de Dakota podía sentir el terror que tenia por él. Hundió sus dedos en su cabello… era sedoso, de la misma forma cuando soñaba haciéndola suya. Jamie aspiro con fuerza su aroma y bajó su rostro a la altura de su cuello para repartir varios besos Jamie: mmm Exquisito. Sintió a Dakota temblar bajo sus manos. Como le encantaba el miedo que sentía ella por él… - Hace mucho que no te veo. Estoy encantado de volver a verte, Dakora. Jamie se separó de ella y la observo. Le encantaba ver la imagen de Dakota en ese momento, débil y frágil. Eso lo hacia aun mas… excitante. - Dejame en paz.- dijo ella con un hilo de voz.- ¿Qué es lo que quieres? Dime y tenlo por hecho que lo haré. - Te quiero a ti, toda, hacerte mía una & otra vez - acaricio su mejilla con ternura. Ella se estremeció.- doloroso y excitante a la vez… - Aléjate de mi.- gruñó y apartó su mano violentamente. En el rostro de Jamie apareció una expresión que parecía de dolor. La tomó de los hombros y no precisamente con delicadeza. La sacudió, mientras que en sus ojos se reflejaba el dolor que sentía por ella. - No vuelvas a pedirme eso.- la voz se le quebró.- ya he estado alejado de ti mucho tiempo y no aguantaría otro día mas sin ti. Y las palabras sobraron. Jamie empezó a comerle la boca con desesperación. Pero Dakota no le correspondió el beso. Lo empujó, pero como era de esperar él no se movió, ni siquiera lo sintió. Jamie la agarró de las muñecas, impidiendo así de que siguiera golpeándolo y forcejeó con abrirle los labios para meter su lengua y recorrer toda su deliciosa boca. Dakota al fin dejó de moverse y Jamie bajó sus manos para enterrar sus dedos en su cintura para a pegarla más a él. Y Dakota pudo sentir lo excitado que él estaba. Jamie la necesitaba, la deseaba como jamás deseo a otra mujer. Dakota gimió sobre sus labios, pero no de excitación, sino de dolor. Jamie la estaba sujetando con tanta fuerza, que la empezaba a lastimar. - Basta… por favor.- pidió ella. Pero él la ignoró. Ni siquiera la escuchó. Solamente la sentía. Sentía su miedo y su inseguridad por él. Podía sentir también los latidos de su corazón acelerar cada vez mas por su angustia. Era tanta la alegría que sentía Jamie en ese momento al tenerla cerca otra vez, que no sabia como debía reaccionar con naturalidad. Demostrar sus sentimientos nunca había sido su especialidad. - ¡Suelta me!- gritó Dakota, ahogándose con sus propias palabras. Jamie al fin la soltó, y Dakota se masaje o las muñecas, tratando así de suavizar el dolor ocasionado por él. Jamie la miró y se acerco tan rápido hacia ella que Dakota pensó que le iba a pegar. Pero en vez de eso, la envolvió en sus brazos y la abrazó tan fuerte que le estaba costando trabajo el poder respirar. - Oh dios, Dakota... te he echado de menos.- admitió. - Ya te dije que no te quiero cerca de mi.- dijo, ahora enfadada.- aparta te. Jamie se separo de ella bruscamente, ahora molesto. - Di lo que quieras, pero de eso no te servirá para cuando te meta a mi cama y te folle sin piedad. Dakota se paso una mano temblorosa por el pelo, mientras lo miraba con terror. - ¿Por qué yo? Fóllate a una puta o prostituta, pero a mí no me toques. - Te quiero a ti, simplemente por el hecho de que eres diferente a las demás. Y te guste o no, me obedecerás.- le dijo con tono amenazador. -......

acosada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora