17

80 5 0
                                    

Dakota se borró, y el brillo en sus ojos desapareció.
- ¿Pasa algo?- preguntó ella.
Jamie la ignoró. En vez de responderle, se dirigió hacia
Edd.
- Edd, sígueme. Necesito hablar contigo.
Edd miró por última vez a Dakota y encogiéndose de
hombros, siguió a Jamie por las escaleras.
- Fuiste muy grosero con ella.- dijo Edd.
Jamie lo ignoró.
- ¿Por qué le estabas coqueteando?
- No le estaba coqueteando.
- Si claro, ¿Me crees tonto?- preguntó, irónico. Edd le respondió enseñándole el
dedo de al medio.- que fino.
- Sólo vine para hablar contigo. Entré a la cocina y me la encontré, eso es todo.-
dijo, poniendo los ojos en blanco. Aun así Jamie no le creyó.- Peter me llamó ayer,
me dijo que la policía lo había entrevistado.- le dijo. Jamie se
tensó.
- ¿Y dijo algo?- dijo, preocupado. Pero no porque lo
descubrieran a él, si no por Dakota. Tenía miedo de perderla.
- No, se quedó callado. Pero lo están vigilando, así que será mejor que no vallas
donde él por un tiempo, hasta que las cosas se calmen.- dijo. Jamie suspiró de
alivio, y
Edd lo notó.- te gusta, ¿Verdad?
- ¿Quién?- dijo, haciéndose el desentendido.
- Dakota, idiota. Pero, ¿Sabes? no te culpo… está bien buena la tía esa.- dijo, mordiéndose el labio inferior, de una manera tan provocadora que a Jamie le
molestó.
- Serás estúpido. Ni se te ocurra acercártele.- le dijo en un tono amenazador. Edd
levantó las manos en modo de rendición.
- Tranquilo. Mis pensamientos sucios estarán alejados de
ella. Aunque ganas no me sobran.
- Escúchame, esto es enserio. Dakota es importante para mí. Y cuando entré a la
cocina y la vi dándote de comer, de una manera, tan intima…
- Ella estaba cocinando un pastel para ti, imbécil.
Jamie abrió los ojos completamente. Miró a Edd a los ojos, y pudo notar sinceridad
en ellos. Que estúpido había sido, él y sus malditos celos. Jamie conocía a los
hombres como Edd, eran como él, siempre hablando de las cosas que más les
gustan. Mujeres. Pero ahora, Jamie
sólo tenía en mente a una sola mujer. Cómo le jodía ese cursi sentimiento, que lo
sentía crecer cada vez más fuerte en él. ¿Por qué Jamie no reconocía de una vez
por todas lo que sentía realmente? Para Dakota amar era tan natural
como respirar. Y a pesar de todo su pasado, de que Jamie le haya hecho la vida
imposible, Dakota aun lo quería. Lo quería.
Cómo le encantaba oír esas palabras. Y su corazón dio un vuelvo, ante el simple
pensamiento de que tal vez, sólo tal
vez, él era importante para ella. Era un sentimiento tan nuevo en él que no sabía
como expresarse, y tenía miedo
de que Dakota se riera y lo rechazase.
Edd caminó hasta la puerta. Se giró para verlo antes de
salir.
- Dakota es una mujer estupenda, Jamie. Y no me refiero a lo físico, aunque igual lo
está… bueno, ya me has entendido.- bufó. Y si, Jamie lo entendía. Ya que sabia
que Edd, era como él. Un hombre que no sabe cómo amar.- aprovecha todo el
tiempo que estés con ella, Jamie. Cuídala. Porque recuerda, que las personas
como nosotros no merecemos ser amados. Y sin nada más que decir, Edd se dio la
vuelta y se fue.

Jamie bajó las escaleras. Caminando hacia la sala principal, encontró a Nico quien
dormía acurrucado en un rincón y a Dakota, sentada en el sillón mientras leía un
libro.
Se acercó hacia ella y se sentó a su lado, pasó su brazo alrededor de sus hombros
y la acercó a él para besarla en la mejilla. Dakota lo ignoró.
- Ah, ¿Así que con esa estamos?
Dakota no lo escuchó. Pasó a la página siguiente del libro, desinteresada. Jamie
bufó, pero vamos, ella tenia razón
por la cual estar enfadada con él.
- Dakota…- Jamie se aclaró la garganta. Dejó todo su
maldito orgullo a un lado, y se obligó a si mismo a
disculparse por más que odiara a hacerlo.- perdón por
haberte tratado tan mal en la cocina, ¿Sabes? me comporte
como un idiota, y lo siento tanto, vamos.- besó
tiernamente su mejilla una vez más.- discúlpame, ¿Si?
Y nuevamente, ella lo ignoró. Jamie puso los ojos en blanco, casi echando humo
por las orejas. Vale, si ella no le iba a hablar, entonces tendría que intentar hacer
otra cosa.
Jamie se levantó y sólo entonces cuando desapareció, Dakota suspiró. Sabía que ahora quien se había enfadado era él. Iba a levantarse,
pero antes de que lo hiciera Jamie volvió y se sentó a su lado. Mirando por el
rabillo del ojo,
Dakota notó que traía en sus manos un plato con un trozo del pastel que ella había
cocinado para él. Trató de no ablandarse, pero fue imposible. Una pequeña sonrisa
se formó en sus labios.
- Me pregunto quien abra sido la que cocino este pastel.- dijo Jamie, mientras
cortaba un pedazo del pastel con el tenedor y se lo llevaba a la boca.- mmh… está
delicioso.
Dakota dejó el libro a un lado y lo miró a los ojos.
- Déjate de hacerte el idiota y ven aquí.- lo tomó del cuello de su camiseta y lo jaló
hacia ella en dirección a sus labios.
Y bastaron segundos, para que Jamie reaccionara y empezara a comerle la boca.
Jamie dejó el plato con el pastel a un lado y tomó de la cintura a Dakota, para
levantarla y obligarla a colocarse en horcajadas encima de
él. Mientras Dakota enterraba sus dedos en su cabello y lo besaba, Jamie deslizó sus
manos por su espalda y la acercó más a él. Cuando se separaron del beso Jamie le
regaló a Dakota una sonrisa que llenó de ternura su corazón.
- ¿Ya no estás enojada?- preguntó él, apartando un mechón de su cabello que se
había deslizado en su rostro y acomodándose lo detrás de la oreja.
- Antes lo estaba, pero ya no.- dijo, mientras jugueteaba
con el cabello de Jamie.
- Lamento por haberte tratado así, para serte sincero yo… yo….- hizo una pausa.
Dakota lo miró atenta a los ojos, besó ligeramente sus labios, incitándolo a hablar.
Jamie sonrió.- a mi nunca antes me habían cocinado, mucho menos alguien había
tenido un detalle tan bonito como tú,
de prepararme un pastel.- dijo, tímido. A Dakota le encantó la idea de que él haya
decidido revelarle ese secreto, que le pareció tan enternecedor.
- Entonces, no te preocupes. Porque desde ahora, te cocinaré todos los pasteles
que quieras.- le sonrió. A Jamie le brillaron los ojos.
- ¿Por qué?
- Porque te quiero.
Logan entró a la habitación empujando la puerta con el
hombro. Sin dejar de besarla, dejó a Dakota sobre la cama y
rompió el beso mirándola fijamente a los ojos.
- Repítelo.- ordenó él. ¿Qué cosa?
- Dime que me quieres.
Ella sonrió.
- Te quiero.
Jamie cerró los ojos, disfrutando de la deliciosa melodía
de su voz al decir esas palabras que hacían latir su
corazón cada vez más.
- Una vez más. Repítelo, por favor. Lo necesito.- pidió.
- Te quiero, te quiero, te quiero…
Dakota deslizó sus pequeñas manos sobre el pecho de Jamie. Lo acostó sobre el
respaldo de la cama, y empezó
a repartir besos sobre su cuello, subiendo hasta su oído,
cada vez más, haciéndolo endurecer por el deseo.
- Te quiero, Jamie Dornan- susurró ella sobre su
oído, su voz seductora y melódica.- mucho.
Jamie se sintió en las nubes al oír las palabras que más le
gustaba escuchar. Lo quería. ¡Dakota lo quería!
- Eres tan hermosa….- murmuró Jamie, acariciando
suavemente su mejilla.- y yo un idiota, ¿Cómo puedes
querer a un hombre como yo?
- Simplemente porque lo hago.- tomó su mano y la colocó
sobre su pecho. Jamie pudo sentir su corazón, latiéndole a
mil.- ¿Sientes eso? Eso es lo que provocas en mí, y mucho
más.
- Te quiero… oh Dakota, no sabes cuanto te quiero.
Dakota acunó su rostro con sus manos y lo besó. Y él pudo sentir, ese ligero
cosquilleo en su estomago que se le estaba haciendo cada vez más habitual
cuando estaba cerca de ella. Cuando Jamie se alejó un poco de ella para
quitarse la camisa, de repente, Nico cruzó la puerta como un rayo y se lanzó sobre
la cama, justo al medio de los dos, separándolos. Jamie arqueó una ceja,
incrédulo, y cuando intentó acercarse a Dakota, él le gruñó. Valla, al
parecer a Nico se le había pasado el miedo hacia Jamie y ahora estaba más que
dispuesto a morderlo.
- Muévete.- gruñó Jamie.- a menos de que quieras que te dé otra patada, y esta
vez me aseguraré que sea en las bolas.
Lejos de intimidarlo, Nico le ladró ruidosamente y al parecer, no tenía la intención
de moverse a menos de que su dueña se lo ordenara. Jamie miró a Dakota a los
ojos, pidiendo ayuda, pero en vez de hacerle caso, ella se echó a reír.
- ¿De que te ríes?- preguntó Jamie, entrecerrando los ojos.
- Oh, vamos, dime que no te pareció gracioso.- rió,
estirando una mano para acariciar a Nico. El perro
respondió sus caricias moviendo la cola y al instante se relajó.- está celoso, eso es
lo que pasa. Cree que me haces daño.
- Daño le voy a hacer yo a él si no mueve su cul…
- ¡Jamie!
Jamie puso los ojos en blanco y sin nada más que decir, se levantó y salió de la
habitación. ¿Celoso? Oh, si. Y por un jodido perro, que lo acaba de dejar con las
ganas de follar. De repente, alguien lo abrazó por detrás. Suspiró,
sintiendo como las cálidas manos de Dakota empezaba a recorrer le el pecho, haciéndolo estremecer.
- No te enojes.- susurró ella, en un tono bajito. Besó suavemente su hombro sobre
la tela de la camiseta.- por favor.
Jamie sonrió.

acosada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora