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El corazón de Dakota se encogió. Y se le izo imposible no sonreír antes sus palabras, que la habían conmovido. Jamie la cogió de la barbilla con suavidad, obligándola a que lo mirara a los ojos y fue acercándola lentamente hacia él para volver a besarla. Instintivamente Dakota cerró los ojos, esperando la suavidad de sus labios tocar con los suyos pero un fuerte gruñido proveniente de Nico izo que se separaran, algo exaltados. - ¡Nico!- le regañó Dakota, puesto que el perrito se había puesto a ladrarle a Jamie como loco.- cállate. Joder, si vuelves a ladrar olvídate que dormirás conmigo hoy en la noche. Jamie se mordió el labio inferior. Cuanto le gustaría poder tomar el lugar de Nico por las noches… - Hazlo callar. Si vuelve a ladrar… se va a la puta calle.-dijo Jamie, mientras fulminaba a Nico con la mirada. Ella entre cerro los ojos, cogió a Nico entre sus brazos y se levantó. Jamie imitó su acción. - Deberías controlarte, es solo un cachorro. - Un cachorro estúpido que te quiere alejar de mi.- le espetó entre dientes. Dakota fulminó a Jamie con la mirada y se giró. Caminó hacia la puerta para entrar a la casa. Jamie centró los ojos en su trasero. - Bonito culo guapa. - Que te den.- le levantó el dedo de al medio, antes de abrir la puerta y desaparecer. Jamie soltó una carcajada. Se volvió a sentar en el césped, justo donde estaba Dakota. Miró hacia el cielo. Atardecía, ¿Desde cuanto los días se le hacían tan cortos? Quizás, era la compañía de Dakota el cual hacia los días más divertidos… Sacudió su cabeza y se levantó para entrar a la casa en busca de algo para beber. De día. Dakota se despertó, miró la hora en la mesita de la noche. Nueve cuarenta y seis de la mañana. Giró sobre el colchón, despertando a Nico también y se levantó deslizando sus pies en las zapatillas de descanso. Caminó por el pasillo y bajó las escaleras con pereza al mismo tiempo que Nico la seguía por detrás. Mientras se tallaba los ojos con ambas manos y bostezaba, pasó por la sala principal y cuando quitó las manos de su cara se encontró con dos miradas masculinas sobre ella. Uno era Jamie, y él otro… no lo conocía. - Buenos días.- saludó Dakota  esbozando una tímida sonrisa. Nico se escondió detrás de ella. - Buenos días.- dijo Jamie, se levantó y se le acercó. Su acompañante izo lo mismo.- él es Edd.- le presentó. - Mucho gusto, preciosa.- dijo Edd, estirando la mano hacía ella. - Soy Dakota... el gusto es mío.- sonrío. Se volteó y presto su atención esta vez en Nico.- vamos a desayunar, estoy muerta de hambre. Dakota caminó hacia la cocina seguida de Nico, y solo entonces cuando estuvo lo suficientemente lejos Edd retomó la conversación con Jamie. - Joder, ¿Ella es Dakota?- preguntó Edd sin dejar de mirarla desde la sala principal. - Si. - Está buenísima….- se relamió los labios cuando Dakota se agachó para sacar una caja de leche de la nevera, dejándole una bonita vista de su culo, cubierto por un pequeño short de pijama que Jamie le había comprado. - Lo sé.- dijo fijando sus ojos en sus pechos. No traía sostén, por lo que sus pezones se remarcaban en la camiseta. Sintió su polla palpitar bajo los pantalones, exigiendo atención.- ya, pero no estas aquí para comerte a Dakota con la mirada.- dijo, ahora un poco cabreado al ver que no le quitaba los ojos de encima. Edd se río y se volteó para esta vez mirarlo a él. - Bueno, hice lo que me pediste y llamé a Peter ayer. - ¿Y bien? - Está haciendo todo lo posible para conseguir te la información. - ¿Por qué coño se demora tanto?- se quejó.- le pedí la información hace semanas. Edd se encogió de hombros, mientras bebía de su Red Bull. - Paciencia, Jamie. Además, con todo lo que está pasando… es un tema muy delicado. - ¿A que te refieres?- preguntó, frunciendo el ceño. Edd miró hacia la cocina, buscando a Dakota con la mirada pero no la encontró. Un poco mas seguro, Edd comenzó a hablar. - ¿No has visto las noticias? - No. Joder Edd, ¿Qué es lo que pasa? Sueltalo de una puñetera vez.- dijo impaciente. - Extendieron el caso de Dakota, todos la están buscando. Se ha transformado en el numero uno de Estados Unidos en la lista de personas desaparecidas. Jamie se tensó. El miedo lo invadió de golpe, temiendo lo peor. Inmediatamente cogió el control remoto y encendió la televisión, lo cambió al canal de noticias y efectivamente hablaban de Dakota allí. - Hace dos días que Dakota ha desaparecido.- dijo la reportera.- familiares y amigos se han reunido con la fe de que algún día la puedan encontrar. El secuestrador se le conoce como Jamie Dornan, un hombre que ha demostrado tener una impresionante obsesión por ella. El detective John, encargado del caso de Dakota ha estado investigando las pistas, aunque por el momento no han logrado encontrar algo que los pudiera acercar hacia Jamie. En la pantalla del televisor apareció la imagen del detective John junto con Frank. Se les veía cansados, preocupados. - Se espera capturar a Jamie lo mas pronto posible.- continuó hablando la reportera.- y lograr alejar a Dakota de sus manos. Todos esperan y rezan por que Dakota esté bien, con la esperanza de que pueda volver a tener su vida de antes y que ya no sea acosada por este psicópata. Jamie apagó el televisor, mientras gruñía maldiciones entre dientes. La forma tan cruel de cómo hablaban de él le importaba poco, sino mas bien el hecho de que lo encontraran y alejaran a Dakota de él. Pero no iba a permitirles hacer eso. No. Tardó años de investigación el poder planear el secuestro perfecto. Años fuera de su casa, vigilándola, torturándose a sí mismo viendo la erótica imagen de ella cambiándose de ropa desde su habitacion.¿cuantas veces se había tentado en entrar a su casa y cogerla entre sus brazos para follarla una y otra vez hasta el amanecer? Muchas. ¿Cuántas veces había soñado con poseer su hermoso cuerpo? Demasiadas. Era demasiado para él. Solo faltaba recordar su nombre y ya estaba duro. Soñar con sentir el suave tacto de sus piernas rodear su cintura mientras que la caliente y húmeda carne de ella lo envolvía hasta estallar. Tomarla de las mejillas, besarla y violarla con la lengua una y otra vez… Jamie tiró el control remoto a lo lejos, enfadado por las emociones que Dakota provocaba en él. Edd apoyó su mano sobre su hombro. - Hombre, si te preocupa de que encuentren a Dakota tenlo por seguro de que no lo harán. Confía en nosotros.- dijo Edd. Jamie no habló. No podía. No quería. Solo sentía; sentía el terror por perder a Dakota otra vez. Pero él era más astuto e inteligente, algo que estaba seguro de que el detective John no tenía. Cegado por la necesidad de saber que Dakota estaba bien, se encontró a sí mismo subiendo las escaleras en dirección a la habitación de Dakota. Abrió la puerta sin tocar y la imagen de una hermosa mujer en ropa interior lo dejó petrificado. Nico levantó la cabeza para verlo. - ¡Jamie!- exclamó ella, avergonzada y sonrojada, mientras jalaba una sabana de la cama y trataba de cubrirse el cuerpo.- sal de aquí. Jamie no la escuchó. Sus ojos jamás se apartaron de ella. Tenía el cuerpo de un reloj de arena perfecto. Esta demasiado exitado ,Dios... lo que hacia Dakota en el Ignorando el fuerte gruñido de Nico, Jamie se le acercó y le quitó la sabana hasta dejarla caer en el suelo. Sus fuertes manos rodearon su cintura y la apegó hacia él, demostrándole así lo excitado que estaba por ella. - ¿Jamie?- la voz alarmante de ella resonó en sus oídos. Y nuevamente, él la ignoró. Jamie la cogió de la barbilla y la besó. Su lengua vagó cada lugar de su sabrosa boca. Dakota gimió cuando Jamie le acarició el paladar con la lengua, haciéndolo gruñir a él en forma de respuesta. Tirando de su labio inferior con los dientes, Jamie finalizó el beso. - Te dije que no me volvieras a tocar.- dijo ella. Su voz sonaba firme, llena de seguridad ante lo que decía. Jamie rodó los ojos al escuchar la frase que se estaba haciendo cada vez más habitual en ella cuando la tocaba. Pero en vez de alejarse, Jamie se frotó contra ella. Sintió su miembro latir bajo sus pantalones, exigiendo ser liberado. - Hoy no te servirán esas palabras, gatita. Así que si no utilizaras esa boquita para gritar cuando te haga mía , te aconsejo mejor de que te calles. Dakota se inclinó hacia atrás, tratando de romper el beso pero Jamie la sujetó de la nuca impidiendo que se alejara. Ella jadeó cuando Jamie deslizó una de sus manos por su cintura hasta bajar a sus caderas, delineando cada una de sus curvas. - No…no….- susurró ella, temblando de miedo.- aléjate de mí, por favor… Jamie cerró los ojos con fuerza y los volvió a abrir, tragándose esas palabras que más de una vez ya le había repetido… hiriéndolo. - Déjame probarte. Déjame estar dentro de ti.- pidió él.- joder Dakota....- la tomó de los hombros. Ella lo miró con lágrimas a los ojos.- te necesito más de lo que crees. Ocho años, ocho años de mierda que me los he pasado alejado de ti.- su voz se quebró.- ya no se sé si aguantaría otro día mas sin ti… - ¿Por qué ahora, Jamie?- preguntó, con lágrimas ahora rodando por sus mejillas.- ¿Por qué ahora después de tanto tiempo? Él permaneció en silencio. Una expresión de dolor apareció en su cara. - Respóndeme.- exigió ella con un hilo de voz. - Jamás me aleje de ti.- musitó.- no podía, no quería, y aunque te dije que no te quería ver mas, no pude evitarlo… simplemente no pude… siempre estuve ahí, mirándote a escondidas. - Me hubiese gustado volver a verte. Siempre te quise. - ¿Entonces por qué no me buscaste? - Tenía miedo.- dijo con la voz entrecortada.- un día, me empezaste a llamar y enviarme esas cartas… y yo… me asusté. Mucho, a decir verdad. Tú cambiaste Por un segundo no pasó nada. Y luego, todo cambio. Su cara se retorció en una mascara que parecía de odio, y un músculo palpitaba en su mandíbula. Dakota tragó saliva. - Tú me cambiaste, por ti cambié.- le dijo con brusquedad. Mientras Dakota negaba con la cabeza, logró soltarse de Jamie y para su sorpresa, él la dejó. Coloco su mano sobre su mejilla, acariciándolo. La sintió áspera debajo de su mano, con una ligera capa de barba que rozaba entre sus dedos. - Quiero a mi Jamie de antes. Lo extraño, y mucho.- admitió .De repente, un grito. - ¡Jamie!- lo llamó Edd desde el primer piso. Jamie se relajó al sentir la mano de Dakota mantener contacto con su mejilla. Una mano diminuta. Pequeña,Suave. Y de repente, pudo sentir como la paz volvía hacia él. Era algo que nunca había podido sentir desde que se separó de Dakota. Y él sabia que solamente ella podía darle esa paz, que tanto anhelaba. Luego el contacto se perdió. La cara de Jamie se endureció al soltar con fuerza la mano de Dakota que posaba en su mejilla. - Este es el nuevo Jamie que has transformado Y no cambiare. Ni por ti. Ni por nadie. Gruñendo con ira, la rozó al pasar y caminó hacia la puerta. Escuchó a Dakota llorar detrás de él, pero en vez de girarse a verla bajó las escaleras para encontrarse con Edd. Dakota se tiró arrodillándose al suelo e izo algo que jamás pensó que iba a hacer. Lloro por él. Por su sufrimiento, por todo lo que ha tenido que soportar. Por que a pesar de todo, ella sabia que ese niño que alguna vez consideró su mejor amigo estaba escondido ahí, en lo más profundo de su corazón. Solo había que saber buscar. Nico se acercó con ella y en un intento por consolarla, empezó a lamerle las manos. Dakota lo cogió y mientras lo abrazaba con fuerza, lloraba. - Los días siguen pasando y no hay rastro de Dakota Jonhson. Ya han pasado nueve días desde la última vez que se le vio y las posibilidades de encontrarlas son casi nulas aunque… Jamie apagó el televisor. Cogió una camiseta limpia y unos vaqueros y se vistió. Caminó hacia la ventana y mientras corría las cortinas a un lado, divisó a Dakota sentada bajo la sombra del árbol mientras leía un libro. Madre mía, ella sí que era bella. Las cosas habían cambiado desde la última vez que intentó tocarla. No la había vuelto a besar desde aquel día y aunque moría por la urgencia de querer tocarla no lo intentaría otra vez, al menos por un tiempo. Los últimos días que los pasó junto a ella había aprendido que si quería que las cosas resultaran bien debía mantener distancia con Dakota. Para él ella era intocable, magnífica, única. Un ángel caído del cielo. Su ángel, su Dakota.La había esperado tanto tiempo y ahora que la tenía no podía tocarla. Jamie bajó las escaleras. Mientras pasaba por la sala principal, se le cruzó por la mente la idea de salir hacia el jardín y coger a Dakota entre sus brazos para besarla. Tan solo sentir la calidez de sus labios una vez más… Escuchó a Nico gruñir, quien estaba acostado en el sillón y había levantado la cabeza al verlo bajar las escaleras. Jamie lo fulminó con la mirada gruñendo también. De verdad estaba empezando a odiar a ese animal. - Cierra el hocico, saco de pulgas. Y ni se te ocurra mear sobre mi sillón o te corto las pelotas con una cuchara. El perro gruñó, enseñándole los dientes amenazadora mente y como si le entendiera le ladró. Gruñendo también, Jamie salió por la puerta principal y metió la llave a la cerradura, asegurándose así de que Dakota no se escapara. Su celular vibró en el bolsillo del pantalón.... - Jamie, ¿Te falta mucho por llegar? Ya tengo la información lista y muero por que la veas.- dijo su amigo, notablemente entusiasmado. - Voy en camino Peter.- dijo mientras se subía a su vehículo. Metió la llave al contacto y arrancó.- dime un pequeño adelanto. - No.- carcajeó.- prefiero que lo sepas tu mismo. Jamie se quejó, como un niñito pequeño, incapaz de poder esperar un poco más. - Vale, espero que valga la pena. - Créeme, no te decepcionaras.- y colgó. Jamie siguió manejando mientras el pensamiento por saber qué información había descubierto Peter lo comía por dentro. Aparcó en una esquina y caminó hasta llegar a la casa de Peter. - Hola Jamie, ¿Cómo estas?- saludó su amigo en cuanto le abrió la puerta. - Impaciente. Joder, pasa me la información ya.- exigió. Peter cogió una carpeta de una mesa y extendió el brazo. Jamie acerco su mano y antes de que pudiera tomarlo, él lo alejó de su alcance. - Eh, antes de que te lo dé quiero mi pago.- dijo Peter.- me costaron mis huevos conseguir te la información así que espero de que sea buena. Jamie vaciló y metió su mano en su bolsillo para sacar un manojo de billetes y entregárselo. - ¿Satisfecho?- preguntó Robert enojado.- Mmh….- corrió con el dedo billete por billete.- si, aquí tienes.- extendió el brazo y Jamie cogió la carpeta.- no la desperdicies. - No lo haré. Gracias Peter.- Peter asintió y se despidió para luego cerrar la puerta. Jamie giró y empezó a caminar a su vehículo. Pasó al lado de una cabina telefónica y vio algo que llamó su atención. Retrocedió unos cuantos pasos para comprobar lo que vio y al instante sintió su sangre hervir por la furia. Arrancó el folleto que estaba pegado mientras el miedo por perder a Dakota corría por su cuerpo otra vez. Sus ojos examinaron la fotografía de Dakota. Preciosa. Leyó la descripción, en dónde informaban de que estaba desaparecida y tan pronto como terminó arrugó el papel hasta encerrarlo en su puño, prometiéndose a sí mismo que no la iban a encontrar. Ella era suya, y no la iban a alejar de él. Jamás.... Jamie llegó a casa. Escuchó a Dakota tararear la canción I'm Too Sexy que provenía desde la radio en la cocina. La voz de un ángel. Dejando la carpeta encima de la mesa que había en la sala principal, caminó hacia la cocina y la encontró cocinando pasta. Traía puesto un delantal de cocina, unos shorts de mezclilla junto con una polera blanca de cuello “V” y el pelo lo tenía tomado en una coleta, despejando su hermosa carita. Sus caderas se mecían al ritmo de la canción, al mismo tiempo que revolvía con una cuchara de palo los tallarines sobre la olla. Jamie no se movió del marco de la puerta mientras se la quedaba mirando como imbécil. Dakota dejó de revolver los tallarines para fijarse esta vez en la salsa. Cogió una cuchara y la metió en la salsa, para sacar un poco y probarla. Jamie se fijó en el movimiento que hacían sus Labios al probar la salsa que seguro, debe de estar caliente al ver que Dakota siseó de dolor. Caliente como él estaba en ese momento. Él caminó hacia ella. Colocó su mano sobre su brazo y Dakota se sobresaltó. Se giró a verlo. Ni si quiera lo había sentido acercarse. - Lo siento.- sonrío Jamie. Extraño, rara vez lo asía.- ¿Por qué estas cocinando? - Es que siempre te veo salir, y las veces que estás aquí comes comida enlatada. Por eso decidí cocinar algo para ti.- sonrío.- además, así me mantengo entretenida por un rato. Jamie vaciló. Y era verdad, no recordaba la última vez que había comido algo decente. - ¿Quieres probar?- le preguntó Dakota, mientras dirigía la cuchara con salsa directo hacia su boca.- cuidado, que está caliente. Jamie entreabrió los labios y saboreó la salsa. Exquisito. - ¿Qué tal?- dijo ella. - Está delicioso. Dakota sonrió y dejó la cuchara encima de la encimera. En la radio sonaba Debussy. - La cena ya está casi lista. Siéntate y yo te sirvo. Jamie obedeció. Dakota terminó por revolver las ensaladas y cuando ya había acabado, sirvió la pasta en dos platos. Dejó el suyo en su puesto y cuando quiso dejar el plato de Jamie frente a él, no fue conciente de que se inclinó demasiado, lo suficiente como para dejarle a Jamie una hermosa vista de sus atributos. Jamie se quedó sin aliento. Sus ojos ardían por el deseo. Podría estirar la mano y tocarla para comprobar si su piel era tan suave como lo aparentaba. En otra ocasión, hubiese jurado de qué Dakota lo izo a propósito para seducirlo. Pero luego la vio a los ojos, y alejó esa idea de su mente. Ella solo quería compartir con él una cena agradable. Hacerlo sentir en casa. No había nada de tensión sexual en el ambiente. Al menos no por parte de ella. Ignorando lo duro que estaba y el dolor que sentía en su entrepierna, se obligó a si mismo a concentrarse en comer. - Esta todo exquisito, Dakota. Gracias por tomarte el tiempo en cocinar.- le agradeció Jamie. Dakota le regaló una sonrisa amistosa que entibió su corazón. - Me alegra oír eso. Juntos comieron en un silencio agradable. Todo era perfecto. La música era suave, y Jamie se sintió en paz. Siempre se sentía así cuando estaba junto a ella. Dakota había tenido el detalle de cocinar para él, había demostrado tener un poco de afecto hacia él. Afecto. La palabra resonó en sus oídos. Ninguna otra persona había tenido afecto hacia él. Ni cuando niño, ni cuando adulto. ¿Por qué alguien debería de tenerlo ahora? Siempre había estado acostumbrado al rechazo. Pero con Dakota… era todo tan diferente. ¿Qué diablos tenia ella que lo hacia sentir de una manera tan extraña? Jamie se levantó de la silla al terminar de comer y cogió los platos sucios, pero Dakota lo detuvo antes de que caminara hacia el lavaplatos. - No te preocupes, Jamie Yo fregaré los platos, tu solo descansa. Jamie iba protestar. Pero luego la miró a los ojos, y se dio cuenta de que no le podía decir que no. - Esta bien, hermosa. Gracias. Dakota sonrío y se giró para recoger los platos. Jamie salió de la cocina y cogió la carpeta que había dejado encima de la mesa. Subió las escaleras y se encerró en su habitación. ¿Que tendrán los documentos ? sonrío y se giró para recoger los platos. Jamie salió de la cocina y cogió la carpeta que había dejado encima de la mesa. Subió las escaleras y se encerró en su habitación..... "Tiempo Después..." Lágrimas rodaban por las mejillas de Jamie. No podía recordar la última vez que había llorado, y más aun no podía creer lo que estaba haciendo en este momento. Llorando por una mujer. El dolor en su pecho aumentó cuando pasó a la siguiente página de la carpeta, dándose cuenta del espantoso error que había cometido. Se le partió el corazón cuando vio la fotografía de Dakota llorando. Se le veía tan frágil. Inocente. Débil. Jamie deseó poder haber estado en ese momento para envolverla en sus brazos y alejarla de todo el sufrimiento por el que estaba pasando. Besarla en los labios y prometerle que todo iba a estar bien, apartándola del dolor para llevársela junto a él en su casa y calmarla de una manera que él solo sabía como dársela. Haciéndole el amor. Con el corazón encogido, lanzó la carpeta a un lado de la habitación y bajó las escaleras en busca de ella. - ¡Dakota!- la llamó, su voz alarmada por encontrarla. Pero nadie contestó. Caminó hacia la puerta que daba acceso al jardín y se asomó por la ventana. Allí la encontró, jugando con ese insoportable perro. Y era bellísima. Jamie abrió la puerta y caminó hacia ella. Dakota tragó saliva mientras lo veía acercarse. No se movió, permanecía quieta. Nico gruñó cuando Jamie se colocó al frente de Dakota y le ladró, advirtiendo de que se alejara de ella. Jamie lo ignoró. Su atención estaba puesta única y especialmente en Dakota. - ¿Esta todo bien?- preguntó ella, con su voz suave y melódica. Por alguna razón todo estaba bien cuando estaba cerca de ella. Jamie la miró a los ojos, y una incógnita creció en su mente. - ¿Por qué de repente eres tan agradable conmigo? - ¿Perdón?- dijo, frunciendo el ceño. - Respóndeme. El tono que utilizó le dio a entender de qué estaba hablando en serio. Suspiró antes de hablar. - Simplemente porque me agradas, Jamie. Porque me di cuenta de que detrás de esa fachada de chico rudo, hay un niño que nada mas necesita un poco de amor. Jamie frunció el ceño. No la entendía, ¿Amor? Él nunca conoció ese sentimiento. - No merezco ser amado, Dakota. Mi destino siempre ha sido ser rechazado y yo ya lo acepté, ¿Por qué tu no?-Sus frías palabras la hicieron enfurecer. Los rasgos del rostro de Dakota se endurecieron con ira de una manera que Jamie no había visto jamás. - ¿Cómo puedes decir eso? Todos merecen ser amados, sin excepción. Incluso tú. Tan solo déjame llegar en lo más profundo de tu corazón.- Sus palabras lo asustaron. Dakota pudo notar la duda en su rostro. Jamie retrocedió unos pasos, preparado para huir en cualquier momento, pero antes de que pudiera alejarse de ella Dakota lo abrazó. Conmocionado por su reacción, Jamie no supo que hacer. Corre. Pero en vez de hacer eso, se encontraba ha si mismo envolviendo sus brazos alrededor de su cintura mientras lo acercaba más hacia él. Jamie enterró su nariz en su cabello y aspiró el familiar aroma de rozas y manzanas. Exquisito. Dakota  intentó separarse de él pero Jamie no la dejó. La abrazó como si nunca quisiera dejarla ir. - No te separes de mí, por favor Te necesito.- le pidió, con una voz infantil, llena de miedo. Cómo si fuera un niño pequeño siendo separado de su madre. Ella sonrió y lo abrazó aun más fuerte. No te separes de mí, por favor Te necesito.- le pidió, con una voz infantil, llena de miedo. Cómo si fuera un niño pequeño siendo separado de su madre. Ella sonrió y lo abrazó aun más fuerte... Jamie cerró los ojos y disfrutó de la calidez de su abrazo. La respiración de Dakota asía cosquillas en su cuello mientras que se sentía acogido en sus brazos. No recordaba la última vez que alguien lo había abrazado y demostrado un poco de afecto hacia él. Pero con Dakota... ella lo asía sentir todas esas cosas y mucho más. Ella lo asía experimentar nuevos sentimientos que ni siquiera sabía que tenía. Dakota era especial. Única. El gruñido de Nico a un lado lo izo romper el abrazo. Toda la ternura en el rostro de Jamie se perdió mientras fulminaba a Nico con la mirada. - Cállate. Si vuelves a ladrar una vez más, juro que te Castraré con una cuchara. El perro gruñó, mostrándole los dientes amenazadora mente mientras que Jamie le gruñía también. - No te preocupes, Jamie.. Me aseguraré de que tengas muchas cosas en que ocupar tu tiempo antes de estar peleándote con Nico. La mirada de Jamie se suavizó en el instante que ella lo tocó. Ignorando los ladridos de Nico, Jamie se perdió en los ojos de Dakota y la besó. Cosquillas crecieron en el interior de su estómago mientras la besaba. Tomándola de las mejillas, Jamie profundizó el beso y la apegó más a él. Daría cualquier cosa por mantenerse así junto a ella. Su sabor era único y lo asía enloquecer exigiendo por más. De repente, Jamie sintió que alguien lo estaba jalando del píe y alejándose de Dakota con un gruñido, se obligó a romper el beso para bajar la mirada y encontrar a Nico que lo estaba jalando del pantalón al mismo tiempo que gruñía. Tratando de que Nico lo soltara, Jamie sacudió su píe pero este no cedió. - Suéltame.- gruñó Jamie.- o juro que lo próximo que verás serán tus pelotas colgadas en la pared de la cocina. Dakota se río. - Déjalo, está celoso. - Pues creo que el celoso soy yo ahora.- dijo, fulminando a Nico con la mirada. Dakota lo cogió de la barbilla y le giró la cara para besarlo una vez más. Jamie gimió mientras sentía la lengua de Dakota envolver la suya una vez más, ¿Qué tenia ella que lo hacia olvidarse de todo lo demás? Desde que tenía diecisiete años ella tenía ese poder sobre él. De pronto, una incógnita apareció en su mente, dejando pasar los malos recuerdos también. Jamie rompió el beso y con el rostro frío la miró fijamente. Dakota se encogió ante la mirada de Jamie que nada mas la asía intimidar. - Hoy descubrí algo, Dakota.- dijo Jamie, su voz ronca y áspera. - ¿Qué cosa?- preguntó, encogiéndose aun más con cada palabra que decía. - ¿Por qué no me dijiste de que estabas embarazada?.............

acosada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora