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Dakota asintió y respiro profundamente antes de
comenzar a hablar. - Cuando tenía quince años, mis papas me cambiaron
a una nueva escuela. Era nueva para ese entonces, y
cuando entre al salón no fue el profesor quien llamo
mi atención, si no el chico que se sentaba al fondo de
la clase. Era demasiado reservado para sus cosas, y
jamás hablaba salvo sea con el profesor. - ¿Ese era Jamie? - Si. Al pasar los días, me enteré de que su papá
estaba en la cárcel y que su mamá lo abandono al
nacer. No tenia familia, estaba completamente solo y
sus compañeros de clase le dieron el apodo de "El
Homonimia"(fenómeno)", eran muy crueles con él....- dijo con
tristeza, recordando aquellos tiempos.- un día el profesor nos dio un trabajo grupal, en donde a mi me
toco ser con él. Desde ese día todo cambio, me
transforme en su amiga. Estaba decidía a cambiar su
forma de ser y lograr que subiera sus calificaciones
ya que repitió dos veces de grado. Y lo logre, gracias
a dios. La gente no lo conocía, decían muchas cosas de él pero en verdad era un chico muy bueno... - ¿Y que paso después? Dakota tardó un poco en contestar, buscando las
palabras correctas que debía decir. - Paso lo que tenia que pasar. Nos graduamos de la
escuela y cada uno se fue por su lado.- finalizó la
conversación, no queriendo hablar mas del tema y se
levanto.- bueno, hay mucho trabajo que hacer, el
camión de mudanza ya llego y necesito que me
ayudes a ordenar las cosas. - Si, creo que es lo mejor.- respondió y se levanto,
siendo conciente del repentino cambio de
conversación. Y así estuvieron los últimos días. La mayoría del
tiempo Dakota lo pasaba junto a Frank. La casa ya
estaba casi lista salvo por las paredes blancas que
ella misma pintaría mas tarde. Los muebles estaban
en su lugar, y lo único que le faltaba a Dakota era
conseguir algún trabajo, pero de eso, se encargaría después. - Oye, Frank.- le dijo Dakota a su lado, mientras veía
televisión.- ¿Conoces alguna tienda en donde vendan
mascotas? Frank la miro extrañado. - Si, hay una cerca por aquí. ¿Por qué? - Es que quiero comprarme un Rottweiler. Frank se echó a reír. Dakota lo fulmino con la mirada. - No te rías, es por si acaso. Tengo mucho miedo y lo
sabes.- dijo con sinceridad. - Lo sé, tienes razón, lo lamento.- besó su mejilla.-
bueno, ¿Quieres que te acompañe? - Por favor.- lo miro suplicante. - Esta bien.- sonrío.- vamos. Ambos salieron sin antes colocarle la alarma a la
casa y se subieron al auto de Frank. Era tarde,
anochecía y para cuando llegaron a la tienda de
mascotas estaban cerrando, pero afortunadamente
les dieron tiempo para escoger alguna mascota. - ¿Qué raza de perro busca, señorita?- pregunto el
muchacho del mostrador. - Un Rottweiler, por favor. - Tenemos uno por aquí, espéreme un segundo.-
Dakota asintió y al poco tiempo después volvió con un
pequeño cachorro en sus brazos. - Oh, es hermoso.- dijo conmovida viendo a la
pequeña criatura.- ¿Puedo tomarlo? - Claro que si.- se lo entrego y Dakota lo envolvió en
sus brazos. El perrito se acurrucó.- ¿Lo va a llevar? - Si. - Dakota.- dijo Frank a su lado.- debo irme por una
emergencia.- dijo leyendo algo que parecía ser un
mensaje desde su celular.- ¿No te importaría irte
sola? - Claro que no.- sonrío.- nos vemos mañana, Frank. - Gracias.- sonrío y se acerco para besarla en la
mejilla. Dirigió su mirada hacia el cachorro.- adiós
perrito... por cierto, ¿Ya le tienes pensado un
nombre? - No lo sé, de hay se me ocurrirá algo.- río. Frank se fue y Dakota se quedo unos minutos más en
la tienda. Compró unas cuantas cosas necesarias
para su perrito y cuando ya termino, salio de la
tienda. Empezó a caminar acompañada del frío de la
noche cuando su celular comenzó a vibrar en el
bolsillo de su pantalón. Sujetando al perrito de un brazo junto con las bolsas, se las arregló para sacar
su celular y contestar. - ¿Diga? - Hola gatita...

acosada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora